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Cuevana: el legado de la SOPA

Martín Gutiérrez
Por : Martín Gutiérrez Académico de la Escuela de Ingeniería Informática y Telecomunicaciones de la Universidad Diego Portales.
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Si bien las propuestas de ley SOPA y PIPA pasaron a un segundo plano para el público, no llegaron a dicho estado sin antes generar consecuencias. La última versión de estos hechos ocurridos en Chile se refiere a la formalización de un administrador chileno del sitio web argentino “Cuevana”, que facilita la obtención de series y películas online.


Si bien las propuestas de ley SOPA y PIPA pasaron a un segundo plano para el público, no llegaron a dicho estado sin antes generar consecuencias. La última versión de estos hechos ocurridos en Chile se refiere a la formalización de un administrador chileno del sitio web argentino “Cuevana”, que facilita la obtención de series y películas online.

Por otra parte, resurgió hace unos días una noticia que concierne a las empresas proveedoras de Internet (ISPs) en Estados Unidos. Las de mayor tamaño accedieron a usar el modelo de los “6 strikes” hace unos meses. Dicho modelo consiste en avisar en 5 ocasiones a los usuarios infractores mediante lo que llaman “mensajes educativos” y si persisten en sus infracciones, luego castigarlos por infringir las normas de los derechos de propiedad. Los castigos son aplicados por las mismas ISPs y ellas pueden elegir de una lista de medidas denominadas “mitigatorias”.

[cita]Si bien las propuestas de ley SOPA y PIPA pasaron a un segundo plano para el público, no llegaron a dicho estado sin antes generar consecuencias. La última versión de estos hechos ocurridos en Chile se refiere a la formalización de un administrador chileno del sitio web argentino “Cuevana”, que facilita la obtención de series y películas online.[/cita]

No se debe olvidar tampoco el episodio que se refiere al cierre del sitio Megaupload y la formalización de los altos cargos de dicha empresa de hace un par de meses. De igual forma, muchas otras noticias del diario acontecer han estado ligadas a la temática de los tres sucesos anteriormente nombrados.

En una columna anterior, escribí acerca de algunos riesgos que se podían presentar de ratificarse los proyectos de ley SOPA y PIPA. Desafortunadamente, algunos de esos riesgos están en vías claras de convertirse en realidad:

1. Dada la arbitrariedad con la que se puede acusar a un cliente de estar descargando contenido ilegalmente y la severidad de las medidas “mitigatorias”, los consumidores estarán expuestos a errores que pueden culminar en el castigo injustificado. Como si no fuese suficiente, los implicados que tengan dudas sobre su acusación tienen derecho a solicitar una revisión de su caso… por un precio.

2. El modelo de los 6 strikes se traduce en la implementación de tecnologías de vigilancia online e incorporación de infraestructura destinada exclusivamente a ese fin en las ISPs adscritas al modelo. Es válido cuestionarse cuál será ahora la función de las ISPs. Además, es de esperar que el mantenimiento de las nuevas tecnologías y su coste se traduzca en una cuenta más alta para los consumidores.

3. Ya se está hablando de redes privadas virtuales y otros mecanismos para burlar las medidas que implementarán las ISPs en cuestión. Esto es incómodo para el consumidor, quien buscará tener acceso sin restricciones a lo que puede ver/descargar en Internet y por ende deberá cambiarse de ISP o bien usar algún mecanismo que lo libere de la vigilancia. Asimismo, las ISPs que implementen los 6 strikes, debieran experimentar un éxodo de clientes. Una posible consecuencia que sí opino es positiva e interesante producto de lo mencionado es que los clientes empezarán a migrar hacia las ISPs más chicas, transformando la oferta de tecnologías y servicios de Internet en un escenario mucho más competitivo.

SOPA y PIPA pueden haber sido desechadas (por ahora al menos), pero observando el escenario actual, ¿su ratificación era realmente necesaria? Opino que no hemos terminado de ver los efectos secundarios de SOPA y PIPA.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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