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Venezuela: la comedia llega a su fin y la tragedia comienza Opinión

Venezuela: la comedia llega a su fin y la tragedia comienza

Fernando Thauby
Por : Fernando Thauby Capitán de Navío en retiro
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Si seguimos el argumento central de Maquiavelo, de que “el poder político se sostiene en el poder de las armas” podemos anticipar una situación muy complicada, que ya se ha estado insinuando en los choque soterrados entre Maduro y Diosdado Cabello.


El comandante no quiso nombrar a un sucesor. En las últimas elecciones presidenciales, Chávez pudo llevar a Maduro como candidato y ungirlo como su sucesor. Prefirió que la vida de  la “revolución” se jugara junto con la suya. Aunque ungido por el propio Hugo Chávez el 8 de diciembre, Maduro sigue disponiendo de una legitimidad cuestionada por sus correligionarios.

El apoyo al proyecto “socialista del siglo XXI se puede descomponer en dos grupos:

1.- El grupo político socialista del siglo XXI, asociado y bajo fuerte influencia de los hermanos Castro de Cuba, apoyado de cerca por la presencia y actividad social y política de un inmenso contingente de más de 50 mil cubanos que actúan en casi todos los ámbitos de la vida venezolana. No es ser mal pensado imaginar que esos cubanos responden a Fidel más que a Maduro.

[cita]Se puede anticipar una situación de conflicto entre ambas tendencias clave, la militar —nacionalista y la civil— socialista. La primera con divisiones internas que aparecerán cuando la situación se torne incierta y difícil sobre todo si es que la oposición es capaz de levantar una alternativa política creíble, y la segunda en una carrera contra el tiempo por consolidar una fuerza político militar conformada por las “milicias” encuadradas por los cubanos y con el apoyo de la población chavista movilizada, antes que Chávez sea enterrado.[/cita]

En este sentido, Maduro se encuentra en la situación que Maquiavelo describe para “el Príncipe nuevo”, que accedió al poder gracias a la fortuna y a las armas de otro (de Chávez), en estas condiciones el florentino recomienda dos acciones: primero, conseguir armas propias y, segundo, establecer buenas alianzas. Dado que difícilmente pueda apoderarse del ejército venezolano, solo le queda recurrir a las fuerzas cubanas, que como se dijo ya están en Venezuela. El problema es que los Castro y sus militares, si bien son buenos aliados y tienen la fuerza militar que Maduro necesita, también caen en la categoría maquiaveliana de “mercenarios”, de esas que él dice que hay que desconfiar, ya que “se te caen de encima”, te abandonan en el momento crítico; “te pesan”, te chantajean, o “te aprietan” y te suben el precio de su apoyo.

Maduro también cuenta con el apoyo de las masas movilizadas, que a su vez cuentan con un brazo armado —las milicias bolivarianas—. Este es un apoyo valioso y potente, pero adolece de dos debilidades: la crisis económica y la consiguiente devaluación  están manifestándose en escasez, especulación y desabastecimiento. Los efectos de estas medidas tomadas por Maduro, han sido presentadas como decisiones de Chávez, dictadas desde su agonía, es decir con cargo a su credibilidad. Y segundo, hasta aquí pareciera que el pueblo ha creído la explicación de que quien maneja la crisis es Chávez, pero inevitablemente terminará achacándola al mandatario en ejercicio del poder o por lo menos a su cara visible: Maduro.

2.- Las fuerzas armadas. Los militares están fuertemente divididos internamente. La supremacía indiscutible de los oficiales chavistas hace que las tendencias políticas opositoras no sean visibles, pero eso no significa que no existan. A la división ideológica se suma la división entre los que se han beneficiado de las prebendas del poder y los que han quedado al margen y también están los que se han coludido con el tráfico de cocaína y los que lo condenan.

Más allá de lo señalado, el proyecto político que une y moviliza a los militares chavistas es de carácter  nacionalista y desarrollista, es decir políticamente antagónico al proyecto “socialista del siglo XXI”.

Cabello por su parte, está públicamente relacionado con el tráfico de drogas y con las FARC, así es como se encuentra “encargado” por la justicia de los EE.UU. Esta condición pone dudas sobre su capacidad para reunir en torno a si mismo a la variedad de tendencias militares enumeradas anteriormente.

Si seguimos el argumento central de Maquiavelo, de que “el poder político se sostiene en el poder de las armas” podemos anticipar una situación muy complicada, que ya se ha estado insinuando en los choque soterrados entre Maduro y Diosdado Cabello.

Se puede anticipar una situación de conflicto entre ambas tendencias clave, la militar —nacionalista y la civil—socialista. La primera con divisiones internas que aparecerán cuando la situación se torne incierta y difícil sobre todo si es que la oposición es capaz de levantar una alternativa política creíble, y la segunda en una carrera contra el tiempo por consolidar una fuerza político militar conformada por las “milicias” encuadradas por los cubanos y con el apoyo de la población chavista movilizada, antes que Chávez sea enterrado.

Creo que no es ser alarmista considerar que a la muerte oficial de Chávez, se abrirá la posibilidad de una salida violenta en Venezuela.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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