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No olvidemos Haití

Juan Pedro Sepúlveda
Por : Juan Pedro Sepúlveda Ex Asistente especial del Representante del Secretario General de las Naciones Unidas en Haití
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Es preciso reiterar el compromiso estratégico que tiene Chile y su política exterior con el multilateralismo, teniendo en su centro a las Naciones Unidas como la Organización capaz de abordar los desafíos colectivos que enfrenta la comunidad internacional.


A casi diez años de presencia chilena y latinoamericana en la única Misión de paz de las Naciones Unidas en el continente americano y frente a los desafíos más inmediatos que se vislumbran para la Misión de Estabilización de Naciones Unidas en Haití (MINUSTAH), es preciso hacer un ejercicio prospectivo sobre cuáles serían las mejores herramientas para insertar el esfuerzo de los países de la región con respecto a la meta de consolidar la paz y la estabilidad en Haití.

Para ello, es necesario volver a la génesis de MINUSTAH y lo que hasta ahora ha sido gran parte de su sostén: el compromiso histórico, solidario y coordinado de un conjunto de países latinoamericanos, en su esfuerzo para acompañar al pueblo haitiano a alcanzar un proceso de paz integral en el país más pobre del hemisferio.

Una adecuada reinserción de los países de la región involucrados en la isla, exige también una estrategia que integre respuestas nuevas ante los actuales desafíos por los cuales atraviesa la nación caribeña con el fin de lograr –coordinadamente con las autoridades locales– posiciones comunes que no perjudiquen los destinos soberanos de la primera nación Latinoamericana y del Caribe en lograr su independencia.

[cita]Es preciso reiterar el compromiso estratégico que tiene Chile y su política exterior con el multilateralismo, teniendo en su centro a las Naciones Unidas como la Organización capaz de abordar los desafíos colectivos que enfrenta la comunidad internacional.[/cita]

Asimismo, el acompañamiento de las Naciones Unidas en facilitar espacios de diálogo entre los propios haitianos con el objeto de fortalecer los cimientos de su democracia y gobernabilidad es, sin lugar a dudas, un elemento trascendental. Con ello, permitirá co-ayudar los esfuerzos de la sociedad haitiana en la construcción de consensos sólidos que la orienten hacia un camino que permita sacar a Haití de la fragilidad institucional que lo ha caracterizado y del impasse electoral que actualmente está experimentando.

Finalmente, es preciso reiterar el compromiso estratégico que tiene Chile y su política exterior con el multilateralismo, teniendo en su centro a las Naciones Unidas como la Organización capaz de abordar los desafíos colectivos que enfrenta la comunidad internacional. El fortalecimiento de respuestas y nuevos diseños multilaterales que consoliden dicho principio, es también parte de la responsabilidad que debemos asumir como país frente a la situación haitiana.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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