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Hospital Clínico UCh: ¿Sólo un problema de la Universidad de Chile?

Óscar Arteaga
Por : Óscar Arteaga Director Escuela de Salud Pública UCh
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¿Es la crisis del Hospital Clínico de la Universidad de Chile un problema financiero? Sí, lo es, pero el problema que enfrenta el hospital es de liquidez y no de solvencia. En efecto, los aproximadamente 44 mil millones que adeuda, son equivalentes a lo que Fonasa, las Isapre y personas particulares adeudan al Hospital. Sin embargo, el problema no es sólo financiero, sino que, más allá de reconocidas insuficiencias y debilidades en la gestión, es también un problema de gobernanza.


En los últimos días de 2013, el Rector de la Universidad de Chile propuso desarrollar un leaseback con la banca como mecanismo de refinanciamiento de las deudas del Hospital Clínico Dr. José Joaquín Aguirre, lo cual fue aprobado por el Consejo Universitario, faltando  la decisión del Senado de la Universidad para que la propuesta sea una realidad. Desde la aparición de la noticia, se ha generado un intenso debate, especialmente por la oportunidad de la medida, considerando que el país se encuentra en transición hacia un gobierno que ha establecido el fortalecimiento del sector público de salud como una prioridad en su programa.

La situación que enfrenta el Hospital Clínico de la Universidad de Chile no es nueva, pues se ha arrastrado desde los años 80 hasta ahora. Si bien, en su origen es posible encontrar causas diversas, una muy fundamental es el cambio en el rol del Estado en salud y educación que ocurrió en Chile en la década de los años 80. Durante la dictadura militar, en consonancia con el auge del neoliberalismo a nivel internacional, la visión que se hizo hegemónica fue la de un Estado subsidiario, que actúa sólo cuando los privados no pueden hacerlo. Esto significó, en los sectores de salud y educación, un giro hacia soluciones que descansaban en arreglos de mercado. Esta política condujo a la ruptura de una díada virtuosa para el desarrollo sanitario chileno, es decir, la relación docente asistencial entre la Universidad de Chile y el Sistema Público de Salud.

De este modo, el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, quedó entregado a un financiamiento casi exclusivamente basado en la venta de servicios asistenciales, olvidándose que en este establecimiento se forma la mayor proporción de especialistas médicos que requiere el país y que también tiene un rol fundamental en la generación de nuevo conocimiento mediante la investigación en salud. Adicionalmente, en 1987, las autoridades de la UCh de la época decidieron separar al hospital de la Facultad de Medicina para hacerlo depender directamente de la Rectoría con la ilusión centralista de que así se podía asegurar una mejor administración del establecimiento asistencial.

[cita]¿Es la crisis del Hospital Clínico de la Universidad de Chile un problema financiero? Sí, lo es, pero el problema que enfrenta el hospital es de liquidez y no de solvencia. En efecto, los aproximadamente 44 mil millones que adeuda, son equivalentes a lo que Fonasa, las Isapre y personas particulares adeudan al Hospital. Sin embargo, el problema no es sólo financiero, sino que, más allá de reconocidas insuficiencias y debilidades en la gestión,  es también un problema de gobernanza. [/cita]

¿Es la crisis del Hospital Clínico de la Universidad de Chile un problema financiero? Sí, lo es, pero el problema que enfrenta el hospital es de liquidez y no de solvencia. En efecto, los aproximadamente 44 mil millones que adeuda, son equivalentes a lo que Fonasa, las Isapre y personas particulares adeudan al Hospital. Sin embargo, el problema no es sólo financiero, sino que, más allá de reconocidas insuficiencias y debilidades en la gestión,  es también un problema de gobernanza.

¿Por dónde se debiera abordar el problema? Hay dos preguntas que se deben responder en una discusión de fondo sobre el futuro del Hospital Dr. José Joaquín Aguirre.

Por una parte, se debe responder qué hospital clínico de la Universidad de Chile necesita nuestro país. En relación a esta pregunta, es necesario recordar que  el sector público de salud es el que se hace cargo de la atención de salud de la población de nuestro país, siendo sus usuarios casi el 80% de la misma. En este contexto, la misión que naturalmente se desprende de esta realidad es que el hospital clínico de la principal universidad pública chilena es uno que, inserto plenamente en la red pública de salud, se encuentre al servicio de responder a las necesidades que surgen de los demás hospitales de la red.

La visión es, por lo tanto, la de un hospital de innovación en atención de salud, que se encuentra en la frontera del conocimiento respecto de nuevos procedimientos diagnósticos y terapéuticos, que evalúa eficacia y efectividad de nuevas intervenciones de salud, que va innovando en la formación de especialistas de alto nivel, ofreciendo pasantías de actualización a los especialistas de la red pública del país, que resuelve los casos de alta complejidad derivados por los equipos asistenciales de los hospitales públicos, a quienes apoya también a través de tecnologías de teleasistencia. En definitiva, un hospital que recupera su identidad fundacional de estar al servicio de las necesidades de salud del país.

La segunda pregunta es qué gobierno se debe dar al HCUCh para que el desarrollo de este sea consistente con lo anterior. Se requiere un cambio estructural de fondo en sus niveles de decisión. La responsabilidad de decisión político-estratégica debe descansar en una instancia colectiva que represente los intereses de la autoridad sanitaria y de la Universidad. Estamos hablando de un Directorio o Consejo, con poder resolutivo y no consultivo, en el que, además, de representantes de excelencia de las autoridades de salud y universitarias, también se incluya a representantes de la comunidad académica del propio hospital. Esta instancia debiera ser la responsable de definir el plan de desarrollo estratégico institucional y seleccionar, mediante sistemas de concurso público, al equipo directivo del establecimiento, al cual se le encarga la tarea ejecutiva de conducirlo, en el contexto del Plan de Desarrollo que el Consejo/Directorio le entrega y frente al cual el equipo directivo debe rendir cuentas por su gestión.

Un hospital como el descrito requiere de un acuerdo político-estratégico que refleje una visión de Estado, compartida entre la autoridad de salud y la autoridad universitaria, así como fórmulas de financiamiento que van más allá que el simple pago por prestaciones entregadas. Requiere financiamientos para el desarrollo y, por parte del Hospital y de la Universidad, compromisos claros a cumplir que justifiquen, frente al escrutinio nacional, los recursos entregados al establecimiento por todos los chilenos.

En el contexto de la política de salud del nuevo gobierno, el rescate para la red del sector público de salud del Hospital Clínico de la Universidad de Chile es una oportunidad que el país no puede perder.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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