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Lo que esperaría del nuevo gobierno en el tema juventud

Diego Vrsalovic Huenumilla
Por : Diego Vrsalovic Huenumilla Estudiante de Pedagogía en Historia, Geografía y Educación Cívica de la Universidad de la Frontera.
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Es inevitable, en medio de las designaciones de personeros del gobierno de la Nueva Mayoría, no establecer algunos comentarios en algunas áreas que no son ajenas a nuestra vida cotidiana. Este es el minuto en que se puede demostrar que las cosas se pueden hacer mejor, y que el mercado no tiene la última palabra en todos los ámbitos de la existencia.

En esta ocasión quisiera hacer algunos comentarios sobre lo que esperaría de una política regional de juventud, para nuestra Araucanía, pensando en las particularidades de un territorio, que necesita con urgencia una mirada diferente sobre el accionar público.

En La Araucanía, necesitamos a una persona que, ante todo, tenga una trayectoria acorde con los tiempos que se viven, capaz de dialogar y disponerse de manera llana a aceptar desafíos y correr riesgos respecto de innovar en las políticas públicas. Que esté siempre en terreno, que no le importe trabajar de manera paciente en comunas, que demuestre que es capaz de tomar decisiones firmes pero justas. Asimismo, que genere identidad, siendo el concepto central en su vida la consecuencia, tanto como producto de un proceso como la congruencia entre el decir y el hacer.

Debe ser una persona dispuesta a defender el programa de gobierno ante todo, pero siempre con un oído atento a la voz de la ciudadanía juvenil. De la misma manera, que sea capaz de gestionar la autonomía necesaria para implementar planes y programas acordes con las complejidades de la región.

Esperaría, por cierto, algunas consideraciones que me permito sugerir, como un ciudadano más.

En lo particular, anhelaría de las nuevas autoridades que asumieran en el Instituto Nacional de la Juventud un trabajo más exhaustivo en las comunas, de manera desconcentrada. Es decir, que los Infocentros recuperen el norte para el que fueron creados: como espacios de reunión ciudadana más allá del internet gratis. Por ejemplo, dando una señal potente al mundo público con actividades en el “pentágono periférico” (Lonquimay, Curarrehue, Toltén, Purén y Angol).

Quienes tengan Infocentros a su cargo pueden ser quienes hagan nexo con las agrupaciones culturales para asociarlas, o con las Oficinas Municipales de Juventud para establecer políticas conjuntas y coordinadas de acción. Por ejemplo, en caso de que no exista una política municipal, contribuir a su creación, o potenciar el trabajo existente.

Otro punto que se puede abordar, desde lo más amplio de la integralidad, es la constitución de mutuales culturales, uniendo a las agrupaciones juveniles de las comunas y aportando en su asociación, formación y autogestión. Sobre todo, pensando en que el probable margen de acción que tendrán las futuras autoridades no será mucho desde lo presupuestario. No obstante, es como la vida del pobre: hacer la mayor cantidad de cosas con la menor cantidad de recursos.

Asimismo, creo imprescindible reformular la política de desayunos públicos. Es cierto, es una preciosa instancia para que las autoridades interactúen con jóvenes líderes, yo mismo asistí a uno. Sin embargo, puede ser aún más útil transmitir las experiencias de las personas que lideran el gobierno regional a hombres y mujeres que se forman en distintos colegios, y no sólo en Temuco. Sería una señal más potente llevar a la autoridad a un lugar y preparar la instancia en un colegio técnico periférico, que hacer que los jóvenes asistan a un hotel del centro de la capital.

Otra política que se debe replantear es la de la Escuela de Ciudadanía. El actual Gobierno basa su accionar en la educación económica, orientando a las y los estudiantes a cómo desenvolverse en esta área.

Sin embargo, en tiempos de auge de un nuevo ciclo político, económico y social, es preciso hacer que nuestros jóvenes recuperen la confianza en la participación, que se atrevan a hacer cosas. Sería hermoso ver cómo se retoma el voto como un camino de lucha o de opinión tan válido como los demás. O establecer una alianza con organismos como la CUT para llevar a los colegios técnicos charlas sobre derechos laborales.

Por qué no pensarlo: llevar ciclos de cine a los barrios, o establecer talleres de fotografía y arte en comunas donde no las haya. Es muchísimo lo que se puede hacer, para salir del estereotipo de la persona que hace trabajos de verano o sólo compite en un festival de la voz.

El Gobierno de la Nueva Mayoría ahora tiene la palabra. Es cuestión de convicción, carácter y actitud.

(*) Texto publicado en El Quinto Poder.cl

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