Esta simple constatación de hechos nos sirve para ilustrar que el CNIC, compuesto en su mayoría por autoridades políticas que participan por derecho propio o cercanas al gobierno de turno, difícilmente cumplirá su rol de mirar el país a largo plazo sin estar anclados en su mirada ideológica o bien compromisos de corto plazo (primeros 100 días) adquiridos por el gobierno.
El Consejo Nacional de Innovación para la Competitividad (CNIC), es un organismo público-privado que tiene la misión de asesorar al Presidente de la República en la identificación, formulación y ejecución de políticas que fortalezcan la innovación y la competitividad del país.
Pero siendo el organismo que debe cumplir esta función, llama la atención que algunas materias relevantes de su ámbito de acción se hayan definido antes por el ministro de Economía en la reciente Agenda de Productividad. Me refiero en particular al retorno de la “política de clusters” formulada e implementada deficientemente durante el primer gobierno de la Presidenta Bachelet. La razón de por qué elegir este camino, la señaló el ministro de Economía en el último congreso de Icare, cuando dijo que Chile no podía darse el lujo de estar cambiando su política de competitividad cada gobierno y se requería una visión de largo plazo, más allá del período presidencial. Y es por esto –indicó a continuación– que decidió reponer la estrategia de clusters abandonada por el gobierno anterior.
[cita]Esta simple constatación de hechos nos sirve para ilustrar que el CNIC, compuesto en su mayoría por autoridades políticas que participan por derecho propio o cercanas al gobierno de turno, difícilmente cumplirá su rol de mirar el país a largo plazo sin estar anclados en su mirada ideológica o bien compromisos de corto plazo (primeros 100 días) adquiridos por el gobierno.[/cita]
A la luz de esta afirmación la pregunta que surge entonces es ¿qué rol cumplirá el CNIC en esta materia, cuando una de sus directrices importantes viene definida por la autoridad política del momento, sin consulta previa? Más aún, el primer pilar estratégico planteado en la primera reunión por el presidente del CNIC Gonzalo Rivas –vicepresidente de Corfo en el gobierno de Ricardo Lagos– es generar un consenso amplio sobre “la acción selectiva del Estado” en esta materia, sin dejar margen alguno para una discusión distinta, primando la conocida visión ideológica de su presidente por sobre la opinión de sus consejeros.
Esta simple constatación de hechos nos sirve para ilustrar que el CNIC, compuesto en su mayoría por autoridades políticas que participan por derecho propio o cercanas al gobierno de turno, difícilmente cumplirá su rol de mirar el país a largo plazo sin estar anclados en su mirada ideológica o bien compromisos de corto plazo (primeros 100 días) adquiridos por el gobierno.
Mirando hacia atrás, qué duda cabe que las cosas se pudieron hacer mejor en los últimos dos gobiernos a la hora de implementar o continuar estas políticas de largo aliento, pero esto, lejos de ser una justificación para el gobierno, más bien son lecciones y hechos concretos que sólo invitan a enmendar el rumbo.
Por esto, hoy las autoridades tienen la tarea de elegir entre invitar a mirar los desafíos de largo plazo en materia de competitividad, buscando y fortaleciendo aquellos puntos de encuentro o bien continuar con el rito de cambiar la estrategia de desarrollo cada cuatro años. Porque más allá de los amarres legales e institucionales que se quieran establecer para evitar esto último, lo cierto es que no hay mejor amarre que un buen acuerdo transversal, técnico y político, en una materia tan relevante para el desarrollo futuro del país.
