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Un informe distinto contra la desigualdad

Javier Boncompte G.
Por : Javier Boncompte G. Comisión de Ciudad y Territorio de la Democracia Cristiana
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¿Cuánto se demora en llegar a su trabajo? Esta simple pregunta podría hacernos pensar en el Transantiago, pero en realidad nos habla de la pobreza y la falta de acceso a las oportunidades. Un nuevo estudio, hecho en múltiples ciudades de los Estados Unidos, encontró que el tiempo que viajan las personas es la mejor manera de saber si estas subirán sus ingresos y si lograrán salir de la pobreza. Y hablo de pobreza porque a nadie debería sorprenderle que sean justamente los pobres los que más tiempo pierden en llegar a sus trabajos.

Hay muchas fuerzas que se combinan para que esto sea así. En Chile aún cargamos con las políticas habitacionales de los años 90, que erradicaron a quienes vivían en asentamientos ilegales hacia la periferia de nuestras ciudades. Por otro lado, es natural que, si dejamos el tema habitacional exclusivamente en manos del mercado, las viviendas mejor ubicadas sean las más caras y, por lo tanto, donde viven los más ricos. Si bien el mercado cumplió un rol importante para cubrir el enorme déficit habitacional con el que retomamos la democracia, no podemos seguir escondiendo sus problemas debajo de la alfombra.

La verdad es que las ciudades chilenas reflejan la desigualdad de nuestra sociedad. En efecto, la segregación urbana está presente en casi todas las grandes ciudades del país. Esto se traduce en que son siempre los más vulnerables los que tienen menor acceso a servicios básicos como alcantarillado, alumbrado público, áreas verdes y, por supuesto, accesibilidad. Solo en la capital, la segregación urbana se refleja en que los vecinos de La Pintana comienzan su día 30 minutos antes que los de Vitacura, y se demoran un 83% más en llegar a su destino.

Por esta razón, no queda sino aplaudir el informe “Propuestas para una Política de Suelo para la Integración Social Urbana”, recientemente entregado a la Presidenta por el Consejo Nacional de Desarrollo Urbano. Este Consejo, compuesto por ministros, expertos, parlamentarios, dirigentes sociales y representantes de los gremios, entregó el pasado miércoles el atrevido documento con 20 propuestas concretas para comenzar el camino a terminar con la segregación urbana y, con eso, empezar a nivelar la cancha en el tema de las oportunidades.

[cita]  La verdad es que las ciudades chilenas reflejan la desigualdad de nuestra sociedad. En efecto, la segregación urbana está presente en casi todas las grandes ciudades del país. Esto se traduce en que son siempre los más vulnerables los que tienen menor acceso a servicios básicos como alcantarillado, alumbrado público, áreas verdes y, por supuesto, accesibilidad. Solo en la capital, la segregación urbana se refleja en que los vecinos de La Pintana comienzan su día 30 minutos antes que los de Vitacura, y se demoran un 83% más en llegar a su destino. [/cita]

Concretamente, las propuestas del Consejo apuntan a descentralizar la planificación y gestión urbanas, empoderando a los gobiernos locales de distinto nivel; modificar las normativas vigentes para crear un estándar mínimo exigible en cuanto a los servicios urbanos, siendo la integración social uno más de estos servicios obligatorios junto con las áreas verdes, la accesibilidad, las utilidades, entre otros; dar facultades al Estado para intervenir directamente en el desarrollo y la regeneración urbana, a través de la compra, venta y arriendo de tierras y propiedades, junto con ampliar las exigencias de mitigación a los grandes proyectos de privados; y a empoderar a la ciudadanía, fijando metodologías obligatorias de participación vinculante, exigiendo la participación temprana y creando mecanismos de financiamiento para asesorías y capacitaciones. En otras palabras, incentivando la profesionalización del aporte ciudadano, de forma de permitir una verdadera coproducción de las políticas públicas.

Sin embargo, más allá de lo que digan las propuestas en particular, lo importante es que debemos celebrar que por fin comienza la discusión de fondo, la de la igualdad de oportunidades. Para empezar a emparejar la cancha, primero debemos integrar a todos a esa cancha. La verdadera integración social es encontrarse el uno al otro, y eso solo podemos hacerlo dentro de nuestras ciudades. Este informe es un excelente primer paso hacia la fraternidad urbana que tanto necesitamos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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