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La hora de los políticos

Nicolás Garrido
Por : Nicolás Garrido Coordinador Nacional. Construye Sociedad @ngarridof
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No cabe duda que ha llegado la hora de los jueces y del Derecho. Todos los ciudadanos interesados por el futuro del país tenemos los ojos puestos en los juicios que se están desarrollando estos días y donde se sientan en el banquillo de los acusados destacadas figuras políticas. Todos esperamos que se conozca la verdad de si han cometido delitos que merezcan penas de cierta entidad o simple “irregularidades” como algunos sostienen en su defensa. No es lo mismo realizar una actividad atentando contra bienes fundamentales de la convivencia social, como son los delitos tributarios contenidos en los tipos penales, que ciertos actos que tiene carácter de falta como estacionar en línea amarilla.

Es la hora de los fiscales y los jueces porque en la crisis política en la que nos encontramos, no debe quedar duda que en Chile no hay persona ni grupo privilegiado, como dice nuestra Constitución, y que todos respondemos de igual manera ante la ley por nuestros actos. De esto depende la paz social y la estabilidad del país.

Se debe garantizar cuidadosamente el derecho a la defensa de los acusados porque varios de ellos son depositarios de la confianza ciudadana para el ejercicio de cargos públicos y un atropello a sus derechos es también un abuso en contra de las ideas y las sensibilidades políticas que ellos representan. Pero también se debe llegar a conocer toda la verdad respecto de sus actuaciones porque por el hecho de ser autoridad pública la exigencia de su buen comportamiento es mayor. Necesariamente son referencia y ejemplo para los demás ciudadanos y su nivel de criterio ético repercute en quienes ven en ellos una referencia para cumplir los deberes con la sociedad y servir a la patria.

[cita] Es la hora de los verdaderos políticos, de aquellos de larga experiencia y probada honestidad en el ejercicio del poder público. Pero, quizás, son más necesarios aquellos que no se encuentran en los partidos tradicionales y esperan abrirse paso a través de nuevas formas de participación. Nuevas caras confiables para los nuevos desafíos que enfrentamos. No basta con las antiguas generaciones de políticos tradicionales porque no somos un país de menores de edad necesitados de la tutela permanente de los mismos de siempre. [/cita] 

Sin embargo, no nos equivoquemos, es también la hora de los verdaderos políticos, de aquellos que entienden esta noble actividad como un servicio a los demás buscando promover los verdaderos bienes que nuestra sociedad tanto necesita. Y promover el bien común no se puede hacer de cualquier manera. El modo de alcanzar los cargos es también una señal de los propósitos que se tienen a la vista para ejercerlos. Quien busca ganar a toda costa pasando a llevar principios éticos y jurídicos no es digno de confianza para nadie aunque diga que va a trabajar por el bien común y la justicia. ¿Cómo confiar en los que simulan boletas y contratos? ¿Cómo esperar una legislación justa de aquellos parlamentarios que no cumplen la ley?.

Es la hora de los verdaderos políticos, de aquellos de larga experiencia y probada honestidad en el ejercicio del poder público. Pero, quizás, son más necesarios aquellos que no se encuentran en los partidos tradicionales y esperan abrirse paso a través de nuevas formas de participación. Nuevas caras confiables para los nuevos desafíos que enfrentamos. No basta con las antiguas generaciones de políticos tradicionales porque no somos un país de menores de edad necesitados de la tutela permanente de los mismos de siempre.

Se ha hablado de la falta de educación cívica como una de las causas del deterioro de la vida pública en Chile y es verdad; pero la educación cívica no puede reducirse sólo a promover el voto informado, la educación que necesitamos es la que lleva a los mejores del país a sentirse responsables de nuestra sociedad y a tomar iniciativas en todos los ámbitos de la vida nacional para promover el bien común: sindicatos, colegios, universidades, juntas de vecinos, empresas, asociaciones gremiales y también en nuevos movimientos políticos que canalicen las inquietudes de los mejores ciudadanos al servicio de Chile.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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