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Religiones y conflicto

Hugo Harvey
Por : Hugo Harvey Centro de Estudios Estratégicos, Academia de Guerra del Ejército.
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Este año 2015, los judíos viven el año 5776 y los musulmanes el 1436. Sin embargo, a mediados de septiembre algunas festividades de los calendarios judíos e islámicos presentarán una curiosa alineación. El pasado 13 de septiembre los judíos celebraron Rosh Hashaná, su año nuevo, también conocido como la Fiesta de las Trompetas. Después de 10 días, período llamado los Días de Arrepentimiento, celebrarán el Día del Perdón, que este año cae el martes 22 de septiembre. Durante los Días de Arrepentimiento los judíos reflexionan sobre los errores cometidos durante el año y piden y aceptan disculpas de otros; y en sus liturgias repiten listas de innumerables cosas que sienten la necesidad de enmendar.

Los musulmanes, por su parte, en el mismo período y en forma similar, entrarán en un momento de profunda reflexión y que también requiere humildad: participarán en uno de los cinco pilares de su fe, llamado el Haj. Es la Peregrinación, durante la cual los musulmanes que puedan hacerlo deben viajar a La Meca. Este año La Peregrinación comenzará el 20 de septiembre y terminará en la noche del 24 de septiembre, luego de lo cual los musulmanes observarán la Celebración del Sacrificio. Esta fiesta conmemora el hecho, narrado tanto en la Biblia como en el Corán, donde Abraham se dispone a sacrificar a su hijo (si fue Isaac o Ismael está en discusión) como un acto de obediencia a Dios, antes de que Él interviniera concediéndole la ofrenda de un animal para sacrificar en su lugar. Cabe señalar que Paul Johnson califica este episodio como “uno de los más dramáticos y desconcertantes de la historia entera de la religión”.

[cita] Como se aprecia, algunas actividades de los Días Santos de las dos religiones se cruzan, toda vez que incluyen el estudio de los respectivos textos sagrados, comentarios sobre ellos y oraciones y ruegos para poner fin a la violencia interreligiosa. Es una feliz coincidencia que durante este tiempo tanto musulmanes como judíos tengan la oportunidad de reflexionar y prometer cambios para comenzar de nuevo.[/cita]

La confluencia de los días sagrados judíos y musulmanes no es algo que suceda normalmente. Tanto el calendario judío como el islámico se basan en las fases de la Luna, en lugar de los ciclos solares, pero el problema es que los calendarios lunares no coinciden con el calendario solar. Los judíos resolvieron el problema intercalando un mes adicional de 30 días, siete veces en 19 años.

El calendario islámico, cuyo año “cero” es el 622 de nuestra era, cuando el Profeta salió de La Meca hacia Medina (La Hégira), también ha intercalado tiempo, pero sólo un día, y sólo 11 veces en 30 años. Esto deja al calendario musulmán con 354 días, es decir, le faltan 11 días casi todos los años.

Por ello, es curioso comprobar que si bien durante siglos los calendarios judíos y musulmanes han llegado a presentar profundas diferencias, ambos ofrecen similares oportunidades para la reflexión espiritual. Los judíos de Medina ayunaban en Yom Kippur, exactamente como lo hacen hoy en día los judíos de todo el mundo, y se dice que el Profeta Mahoma se inspiró en la visión de esta práctica para instaurar el mes de ayuno del Ramadán. Ello, por cierto, antes de terminar abruptamente su amistad con las tres tribus judías que vivían en Medina.

Durante la Peregrinación los musulmanes recuerdan eventos que ocurrieron cuando Agar dejó el hogar de Abraham y llegó con su hijo Ismael a lo que con los siglos sería La Meca. Además, incorpora una actividad que consiste en correr “en los zapatos de otro”. Los peregrinos deben correr siete veces entre las dos colinas en que fueron dejados Agar e Ismael, para revivir el sacrificio de Agar, la personificación de una madre persiguiendo espejismos en busca de agua para saciar la sed de su pequeño hijo, un ejercicio de humildad necesario para todos los que buscan limpiar su espíritu. Después de participar en este ejercicio de empatía, solicitan el perdón y la misericordia del Todopoderoso, para de esa forma, emerger puros, tal como un recién nacido.

Los judíos, por su parte, de pie en las sinagogas, golpean sus pechos y pronuncian la frase «Por el pecado que hemos cometido ante Ti …», buscando lograr el pleno arrepentimiento: identificar el pecado, sacarlo de su interior, expresar en voz alta la resolución de no volver a cometerlo y, por último, prometer que harán una elección diferente si es que se enfrentan de nuevo a la misma situación. Todo ello es parte de su proceso de limpieza, y merced a dicho arrepentimiento van a surgir puros y preparados para participar en el mundo e interactuar con los demás de manera más clara y fecunda.

Como se aprecia, algunas actividades de los Días Santos de las dos religiones se cruzan, toda vez que incluyen el estudio de los respectivos textos sagrados, comentarios sobre ellos y oraciones y ruegos para poner fin a la violencia interreligiosa. Es una feliz coincidencia que durante este tiempo tanto musulmanes como judíos tengan la oportunidad de reflexionar y prometer cambios para comenzar de nuevo. Reflexionar sobre cómo actuar para el bien, para sanar y no para dañar, sobre cómo emplear la palabra para construir más que como armamento para destruir.

La figura unificadora de Abraham para las religiones monoteístas está ampliamente reconocida en la actualidad, por lo que a medida que las Fiestas Judías y la Peregrinación Islámica se aproximan, ambas creencias deben reflexionar sobre las lecciones de su más que centenaria convivencia. Tanto judíos como musulmanes por igual quieren la paz, y hacer esfuerzos para lograr una reconciliación entre el judaísmo y el islam permitirá a todos sus creyentes cumplir los deberes sagrados impuestos tanto por el Yom Kippur para los judíos como por la Peregrinación en el caso del islam.

La actual situación de tensión que se vive en el Medio Oriente amerita reflexionar sobre esta concordancia de festividades santas en 2015, buscando aliviar un conflicto que lleva años de desarrollo y cuyos efectos, en la forma de la crisis de refugiados y desplazados, está afectando no solo a Europa sino también a nuestro país

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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