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De cómo Bachelet ayuda a Piñera

De cómo Bachelet ayuda a Piñera

«El hecho es que si la Nueva Mayoría sigue en su actual ‘curso de colisión’ contra la ‘Verdadera Mayoría’, tiene perdida la próxima elección. De eso se da cuenta todo el mundo, menos Francisco Vidal y Michelle Bachelet, pues si el primero cree en sus propias encuestas, la segunda cree en las frases cariñosas que le dicen en la calle, y ambos piensan que todo eso equivale a un apoyo a su revolución».


Doy la respuesta desde la partida: aplicando su programa. Éste implica una revolución de izquierda que la gente no quiere. Los “barones” socialistas se dan cuenta. Un sector creciente de la DC lo mismo. Insulza hoy en “El Mercurio” dice claramente que hay que frenar o la Nueva Mayoría se desarma, porque sin la DC no hay Nueva Mayoría y la amenaza del cisma DC, derivado de la aplicación del programa de reformas revolucionarias, está ad portas.

Por otra parte, Francisco Vidal, también en “El Mercurio” de este sábado, lanza una impresionante batería de resultados de una encuesta que demostraría que la gente mayoritariamente “quiere” la reforma tributaria, “quiere” la reforma educacional, “quiere” la reforma laboral y “quiere” la reforma constitucional, es decir, todo lo que está haciendo el Gobierno. Pero debe reconocer que el Gobierno y la Presidenta sufren un rechazo mayoritario en ésa y todas las demás encuestas. Porque eso ni siquiera “la suya” logra cambiarlo.

¿Qué sucede? La verdad es que la gente, preguntada acerca de los proyectos concretos del Gobierno, se pronuncia mayoritariamente en contra de ellos. Pero si a mí me encuestaran, yo votaría, junto con la mayoría, a favor de una reforma tributaria, pero para bajar los impuestos; y sin embargo también voto en contra de la reforma tributaria en curso, como lo hace la mayoría de la gente, porque nos damos cuenta de que es negativa para el crecimiento, y lo que nos puso a la cabeza de América Latina en 1990 y hasta hoy, tras haber estado a la zaga hasta 1973, fue el crecimiento. Ésa es la fatal confusión de Vidal.

En la más reciente encuesta de Marta Lagos aparecen encabezando las preferencias presidenciales ME-O y Piñera, empatados, pero el primero tras caer cinco puntos y el segundo tras subir cinco puntos. A ME-O lo ha castigado el haber pasado facturas “ideológicamente falsas” a SQM. A Piñera no lo ha castigado haber hecho lo mismo. ¿Por qué? Porque lo de ME-O se publica mucho más que lo de Piñera; porque Piñera sostiene, a través de su abogado, que su firma prestó efectiva asesoría a SQM, pese a que el gerente de finanzas de esta última dice que nunca pidió esa asesoría; y porque Piñera dice que “no sabía nada” porque “estaba entregado en cuerpo y alma a la campaña”. Ossandón le ha retrucado que ahora lo sabe todo y, sin embargo, no se ha querellado contra los ejecutivos que habrían abusado de su confianza, obrado a sus espaldas y pedido dineros a SQM, que usaron para pagar a los ejecutivos de Chilevisión, del mismo Piñera, pero eso se publica muy poco. Como tampoco se publica mayormente que la secretaria de SQM encargada de recibir a los políticos que pedían financiamiento para sus campañas vio a Piñera trasponer la misma puerta que los demás para hacer lo propio. El hecho es que a Piñera, a diferencia de ME-O, el caso SQM no lo afecta, ninguna fiscalía lo cita y sube cinco puntos.

¿Y la masa ciudadana opinante, qué piensa? Algo obvio: que cuando gobernaba Piñera subían menos los impuestos, la educación particular subvencionada no estaba amenazada, los dueños de las empresas no tenían temor de invertir por la amenaza de quedar en manos de los sindicatos manejados por el PC; y los derechos constitucionales de todos estaban muy bien garantizados por una Constitución que, si algo tiene de bueno, es que garantiza los derechos personales.

Pues bien, ahora todo eso Bachelet lo ha puesto en tela de juicio. Y la masa de la gente se dice, dentro de la simplicidad de su raciocinio, que bajo Piñera las bases de sustentación del país no estaban en tela de juicio y por eso éste encabeza la encuesta presidencial de Marta Lagos.

El hecho es que si la Nueva Mayoría sigue en su actual “curso de colisión” contra la “Verdadera Mayoría”, tiene perdida la próxima elección. De eso se da cuenta todo el mundo, menos Francisco Vidal y Michelle Bachelet, pues si el primero cree en sus propias encuestas, la segunda cree en las frases cariñosas que le dicen en la calle, y ambos piensan que todo eso equivale a un apoyo a su revolución.

Pero el país cuyas expectativas ésta ha descoyuntado, desarticulado y descuajeringado quiere que venga alguien y la detenga. Y José Miguel Insulza dice que hay que detenerla. Y Ricardo Lagos sostiene que la gente le pide ir a La Moneda “a poner orden aquí”. Y ellos y todos los demás, salvo Francisco Vidal, Michelle Bachelet y posiblemente Guillermo Teillier, se dan cuenta de que el desastre electoral se viene y con ello la pérdida masiva de pegas de seis palos que tiene lugar cuando cambia de manos el poder. Entonces proclaman, muy a la chilena, “¡hay que hacer algo!”, y si ustedes me han leído últimamente con atención, verán que yo les anticipé exactamente lo que los “barones” se proponen hacer para que Piñera no siga siendo tan eficazmente ayudado por Bachelet.

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