Señor Director:
Profunda disconformidad dejó en nosotros el tema salud en esta cuenta pública, sin ninguna propuesta ni avance sustancial. Aunque sucedió algo más: el proyecto que tiene la cancha abierta para modificar toda la estructura del sistema de salud y que nos tiene expectantes a todos los actores sociales de esta área, la reforma a las isapres, estuvo totalmente ausente del discurso presidencial y, por supuesto, de las prioridades del ejecutivo, la reforma a las isapres; la única esperanza posible de modificación estructural del sistema de salud queda en un segundo plano. Esto tiene una significancia implícita, significa que el ejecutivo no tiene nada de qué enorgullecerse con esta reforma y que por lo tanto, nuevamente, va a ser una reforma sin ningún cambio sustancial en las estructuras de la sociedad, el estado y mucho menos la salud, por lo cual, querrían que se aprobara lo más soterradamente posible, que por supuesto, no es de nuestro interés.
Así se hace indignante notar la turbidez presente en el “negocio” de las isapres. No sólo la integración vertical, el alza unilateral de las primas, el “descreme” y las pre-existencias, sino que además los mismos dueños de éstas se manifiestan por la no judicialización de todas estas injusticias, intentando así limpiarse de su culpa. Y por supuesto, hoy presenciamos un ejecutivo no interesado en solucionar todo esto. Por si fuera poco, se menciona que reducirán la desigual condición del sistema público respecto del privado en cantidad de especialistas, que por supuesto es un gran problema, pero ni en las universidades, ni en los servicios de salud (tanto públicos como privados), ha habido cambios en las políticas públicas, por lo que pareciera que la presidenta espera que se solucionen las cosas por sí solas.
No sabemos qué lineamiento llevará el gobierno este año. Tienen la mayoría, tienen la conclusión de una gran comisión asesora presidencial sobre el tema (que dejó muy presente la necesidad de una reestructuración), tienen la necesidad de la gente y las falencias (eternas) de la salud pública. ¿Aún no es un buen momento para hacer algo? Al menos sí es un buen momento para exigir cambios.
Finalmente queremos declarar que estamos dispuestos al diálogo con el actor estatal, para declamar nuestras propuestas y opiniones. Sin embargo, no estamos para negociar ni tranzar, porque creemos en la salud como un derecho y, para reivindicarla, no es preciso negociarla, sino que nuestro deber como estudiantes y futuros profesionales es exigirla como propuesta legítima, justa y necesaria para todas y todos.
Enzo Javier Rojas Díaz, Asociación de Estudiantes de Medicina de Chile ASEMECH
