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Cardenal Errázuriz explica su relación con Figari, el cuestionado «Karadima peruano»

Por: Francisco Javier Errázuriz Ossa


Señor Director:

He leído el artículo publicado por El Mostrador el día 17 del presente mes, con el título “La vieja amistad del cardenal Errázuriz con Figari, el ‘Karadima’ peruano, acusado de pederastia”. La periodista se basa en publicaciones del diario El Comercio de Lima y en su propia investigación en Chile.

En lo que el artículo se refiere a mi persona, debo decir que nunca he declarado al diario El Comercio que “existe una vieja amistad con el Sr. Figari”. La verdad es ésta: Durante casi seis años trabajé como arzobispo secretario de Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, esto es, dicho en nuestro lenguaje, como “subsecretario del Ministerio” del Papa para dichas instituciones. Una de mis tareas consistía en conseguir a los fundadores y fundadoras de nuevas comunidades y sociedades, y ayudarles a darle a su fundación la configuración canónica adecuada para que el carisma que habían recibido de Dios fuera reconocido y diera muchos frutos en la iglesia y en la sociedad.

Recibí, por ejemplo, a la madre Teresa de Calcuta, que estaba formando una comunidad de sacerdotes en Tijuana; también al Sr. Luis Fernando Figari, fundador en el Perú de una sociedad de vida apostólica y laica; y a muchos otros fundadores. Varios de ellos enviaron a miembros de sus comunidades a trabajar pastoralmente en Chile.

Como muchos otros obispos, fui sorprendido por las acusaciones que se levantaron en Perú contra el fundador del Sodalicio de Vida Cristiana y contra algunos miembros del mismo. Las denuncias fueron examinadas sobre todo por los dos únicos foros competentes: la Fiscalía de la Justicia peruana, y la Congregación romana ya mencionada. La Fiscal en Lima cerró el caso, sin encontrar materia para emitir una sentencia contra el señor Figari. La Congregación romana, que inició su investigación el año 2011, concluyó su trabajo recientemente con una carta enviada al superior general del Sodalicio de fecha 30 de enero de este año., que contenía un relato del curso de la investigación, y las conclusiones de la Congregación, con una dura sentencia contra el fundador.

El artículo publicado por el Mostrador da cabida a dos afirmaciones erróneas. La primera consiste en aseverar que el Papa se contradice al no aplicar aquí la “tolerancia cero”. En realidad el Papa siempre exige que se aplique la “tolerancia cero” a los sacerdotes que hayan abusado sexualmente de menores.

La otra afirmación errónea consiste en decir que las personas que han visitado ocasionalmente en roma al Señor Figari, enfermo de cáncer, habríamos ejercido influencia en la Santa Sede para suavizar medidas. No es así. Todos respetamos la libertad y autonomía de la Congregación cuando abre procesos penales, y rechazamos toda interferencia.

 

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