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El divorcio electoral de la Democracia Cristiana en cuatro actos Opinión

El divorcio electoral de la Democracia Cristiana en cuatro actos

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Gemita Oyarzo
Por : Gemita Oyarzo Doctora. En Estudios Americanos USACH Investigadora Postdoctoral ICSO-UDP
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Pensar que el PDC se irá con las manos vacías de la NM es una tesis ingenua que subestima el pragmatismo de sus dirigentes: continuar por el camino propio condenará al PDC al aislamiento y a la extinción electoral. A menos que negocien un divorcio conveniente o estén ad portas de un nuevo matrimonio con un viejo aliado que comparte sus orígenes sociales e ideológicos. Después de todo, no sería la primera vez que, en un arrebato ideológico y por errores de cálculo de sus cúpulas, el PDC se queda sin nada, borrando con el codo lo que escribieron con la mano.


¿Para dónde va la Democracia Cristiana con la candidatura de Carolina Goic? Es una pregunta que en estas semanas preocupa a políticos y analistas: ¿se trata del fin definitivo de la coalición política más larga de nuestra historia reciente? Las coaliciones electorales pueden entenderse como “matrimonios por necesidad”, afirmó Peter Siavelis (1999), al constatar el proceso de desideologización de los partidos y su progresivo distanciamiento con los clivajes políticos que históricamente representaron (Derecha-Centro-Izquierda hasta 1973; Autoritarismo-Democracia desde 1988). La opción del Partido Demócrata Cristiano (PDC), de desmarcarse de la Nueva Mayoría (NM), es una prueba irrefutable del deterioro de la convivencia al interior de un matrimonio que ya no funcionaba ni siquiera por la necesidad de la sobrevivencia política.

El argumento público e ideológico del PDC para insistir con una quimérica candidatura presidencial, es que la NM se ha “izquierdizado” para apoyar a Alejandro Guillier. Dudoso, si remontamos los sucesos un año atrás.

Primer acto: junio 2016, Burgos renuncia al Ministerio del Interior para apoyar a Lagos. Segundo acto: noviembre 2016 y la fracasada operación comunicacional de la Democracia Cristiana para lograr que el Partido Comunista abandonara voluntariamente la coalición, en medio del conflicto por el reajuste salarial de los funcionarios públicos. Tercer acto: abril de 2017, el Partido Socialista rechaza la candidatura de Lagos para apoyar la de Guillier. Cuarto acto: termina abril con la proclamación de Goic como candidata en primera vuelta y el sacrificio de las primarias legales. Sin duda,  el último de un largo y traumático divorcio anunciado desde la derrota electoral del 2009.

[cita tipo=»destaque»]Hoy, es evidente que la formación de la NM fue un intento desesperado por salvar un matrimonio que ya no tenía sentido. ¿Cómo se explica, si no, el fracaso de las reformas de un Gobierno que técnicamente no tenía oposición en el Parlamento? Con todo, llama poderosamente la atención que la apasionada defensa del “camino propio” esté siendo impulsada por dirigentes caracterizados por su pragmatismo electoral y que, por décadas, defendieron la conveniencia y la estabilidad de la coalición, descartando un pacto electoral con la derecha.[/cita]

Hoy, es evidente que la formación de la NM fue un intento desesperado por salvar un matrimonio que ya no tenía sentido. ¿Cómo se explica, si no ,el fracaso de las reformas de un Gobierno que técnicamente no tenía oposición en el Parlamento?

Además de los escándalos políticos que remecieron la administración Bachelet, hay razones de fondo para suponer que la coalición estaba disuelta antes de empezar el Gobierno. Con todo, llama poderosamente la atención que la apasionada defensa del “camino propio” esté siendo impulsada por dirigentes caracterizados por su pragmatismo electoral y que, por décadas, defendieron la conveniencia y la estabilidad de la coalición, descartando un pacto electoral con la derecha.

El argumento más poderoso contra la derechización, fue la consolidación de un partido de centroizquierda cuya identidad se había redefinido en el reconocimiento de los errores cometidos en la Unidad Popular y en la lucha antidictadura (Walker y Jouannet, 2006). Contra sus propios argumentos técnicos y los de su política de buscar consensos, la Democracia Cristiana ha iniciado los papeles de divorcio de una coalición que, ante sus ojos, reniega públicamente del legado de Aylwin; que le da un portazo a Lagos para abrirle las puertas a un candidato que, a pesar de su trayectoria senatorial, es un advenedizo para las cúpulas partidarias. Pero, como en todo divorcio, todavía no está resuelto cómo se repartirán los bienes políticos acumulados en tan largo y conveniente matrimonio.

Pensar que el PDC se irá con las manos vacías de la NM es una tesis ingenua que subestima el pragmatismo de sus dirigentes: continuar por el camino propio condenará al PDC al aislamiento y a la extinción electoral. A menos que negocien un divorcio conveniente o estén ad portas de un nuevo matrimonio con un viejo aliado que comparte sus orígenes sociales e ideológicos. Después de todo, no sería la primera vez que, en un arrebato ideológico y por errores de cálculo de sus cúpulas, el PDC se queda sin nada, borrando con el codo lo que escribieron con la mano.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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