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Awkan tañi müleam Mapun kimüm (Combates por una historia mapuche)

Jaime Mulet
Por : Jaime Mulet Ex diputado por Atacama
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La semana pasada la Cámara de Diputados despachó al Senado el proyecto que da origen al Consejo Nacional de Pueblos Indígenas. La iniciativa propone la creación de un Consejo de Pueblos para cada uno de los 9 pueblos originarios que viven en el país; y un Consejo Nacional de Pueblos (conformado por 15 miembros que representan a los nueve consejos).

Un par de días después la Presidenta de la República presentó, a partir de los aportes generados desde la Comisión Presidencial de la Araucanía, el denominado Plan Araucanía, el cual prioriza 12 medidas, entre las que se cuentan: un fondo de reparación a las víctimas de violencia en La Araucanía; dictar un nuevo reglamento que regule los mecanismos de compra de tierras; reconocimiento constitucional de los pueblos indígenas; representación política especial de los pueblos indígenas en el Congreso Nacional; impulsar el Ministerio de Pueblos Indígenas; impulsar Planes de Desarrollo integral; generar un programa de fortalecimiento de organizaciones y emprendimientos mapuche. «Quiero solemne y humildemente pedir perdón al pueblo mapuche por los errores cometidos por el Estado chileno”, señaló la Presidenta, reconocimiento que fue inmediatamente aplaudido incluso por la ONU.

[cita tipo=»destaque»]Acá lo que está en juego entonces es el “poder político” y no únicamente el acceso a un menú de competencias administrativas propiciadas desde los niveles centrales para el ordenamiento nacional. Es este poder político entonces el catalizador de la autonomía como forma de descentralización efectiva.[/cita]

Los Regionalistas valoramos estas medidas y gestos simbólicos, sin embargo nos parecen parciales y extemporáneos, ya que no se hace cargo de la centralidad de la problemática. Nos parece que es necesario, como lo señala el ex Intendente Huenchumilla, un nuevo y amplio Pacto Social. Y este solo se lograría mediante el reconocimiento constitucional de un Estado Plurinacional y Multicultural, el cual reconozca a todos los pueblos que han conformado nuestro país, visibilizándolos como artífices centrales en nuestro desarrollo. Coincidimos además con Pedro Cayuqueo en el sentido que todos estos anuncios corren un enorme riesgo de dilación y/o postergación eterna ya que los tiempos no estarían coincidiendo con la agenda legislativa de un gobierno que se encuentra jugando los descuentos (aun cuando algunos de estos anuncios fueron comprometidos incluso para los primeros cien días de este gobierno).

Como Federación regionalista verde social las problemáticas étnicas y realidades socioculturales de nuestros pueblos originarios son asuntos de suma relevancia en nuestro quehacer, y ocuparán fuertemente nuestros sentidos y accionar político. Somos un nuevo referente que nace desde las regiones y desde allí se hace cargo de defender las demandas históricas de nuestros territorios y sus habitantes; especialmente de quienes han sido más postergados y/o vulnerados por un estado centralista insensible e injusto.

Es esta una problemática multidimensional, nos explicaba con tanta lucidez hace unas pocas semanas el destacado politólogo e intelectual mapuche (y amigo nuestro) José Marimán, quien nos honró al invitarnos a presentar su libro Awkan tañi müleam Mapun kimüm (Combates por una historia mapuche). Las causas que dan origen a las tensiones y fracturas no solamente se orientan a la devolución de las tierras usurpadas; y la solución no es la generación de políticas subsidiarias centralistas. En el centro de este problema no debiese obviarse la interpelación a la expoliación territorial e incorporación política, fueron algunas de las reflexiones históricas y provocaciones intelectuales a las que nos invita José.

Durante siglos, los pueblos originarios han tenido dependencia y subordinación política e ideológica respecto al estado. Este último ha delegado la solución de las problemáticas a las estructuras partidarias centralistas, las que han definidos sus políticas y prioridad en función de sus propios intereses, bloqueando la definición de un proyecto político propio. Creemos entonces, y en esto coincidimos plenamente con Marimán, que debiese existir real autonomía regional que apunte a la democratización y descentralización del estado, en pro de mayores niveles de profundización de la democracia y la toma de decisiones de los ciudadanos.

Lo que el autor nos regala en su libro es un viaje, no sólo por su autobiografía y construcción de su propia subjetividad; sino también por el devenir socio-histórico de un país lleno de fragmentos y contradicciones, en el cual quedan en evidencia la intolerancia e ingratitud patente del nacionalismo chileno respecto a las naciones indígenas, más específicamente hacia la nación mapuche. Refiere permanentemente al empoderamiento mediante la promoción de formas políticas autonómicas (ideológicamente independiente de los referentes chilenos) que reivindiquen un territorio de acuerdo a una utopía política. Nos dirige hacia la necesidad de un partido nacionalitario mapuche, el cual, mediante una estructura alternativa a las formas tradicionales (mezcla de cuadros y masas) vaya desarrollando diversas estrategias de lucha o acción distinta a las actuales configuraciones proféticas-acaparadoras que tan desgastadas están hoy por hoy; y que tan permeadas han quedado bajo distintas formas de corrupción o descomposición, por ejemplo entre la relación política-dinero.

Consideramos esto de enorme relevancia. Acá lo que está en juego entonces es el “poder político” y no únicamente el acceso a un menú de competencias administrativas propiciadas desde los niveles centrales para el ordenamiento nacional. Es este poder político entonces el catalizador de la autonomía como forma de descentralización efectiva. Convivencia plurinacional que Marimán puso con enorme fuerza en la Comisión Asesora Presidencial para la Descentralización y Desarrollo Regional del 2014.

Esta visión nos convoca y nos provoca. Como fuerza política emergente adherimos decididamente a este significativo aporte, ya que tenemos la convicción que es urgente la convergencia de un gran bloque progresista plurinacional que reúna las demandas más profundas de los territorios históricamente desplazados y postergados; y que nos rebelamos con fuerza al centralismo que nos asfixia. Como regionalistas somos testigos y víctimas de esta realidad, y no estamos dispuestos a seguir aceptando que desde 4 manzanas en la capital se siga decidiendo por nuestros recursos naturales ni que se apropien de nuestras rentas,, tampoco que se siga decidiendo por candidaturas exógenas, que escaso conocimiento poseen de nuestras realidades y problemáticas, que no se comprometen; y lo que es peor; que una vez electos abandonan nuestros territorios con sus nulos aportes. No podemos entonces sino que adherir a la postulación de la Araucanía como una región Plurinacional y multicultural con estatuto y posibilidades de municipios autónomos mapuche; y este planteamiento debiese situarse desde lo político, económico, social, cultural e ideológico.

En nuestra Federación regionalista verde social varios adherimos profundamente a las propuestas emanadas desde la Comisión Presidencial para la Descentralización y Desarrollo Regional, liderada por nuestro militante y amigo regionalista Esteban Valenzuela Van Treek, la cual apuesta por: fomentar la inclusión del pueblo mapuche en los procesos de toma de decisiones, garantizando una representación política efectiva y su participación e incidencia. De esta forma declarar constitucionalmente región plurinacional y multicultural a la región de la Araucanía”, habilitándola para establecer estatutos en materias como: a) La denominación de la región y de sus autoridades; b) Idiomas, uso oficial y promoción de las lenguas oficiales; c) Reconocimiento y garantía de la multiculturalidad; d) Reconocimiento de las formas de organización y participación indígenas en la institucionalidad política regional; e) La aprobación de un porcentaje de escaños reservados para ciudadanos indígenas en las elecciones de concejales, consejeros regionales, diputados y senadores.

Como nueva fuerza política, regionalista, pluralista, diversa, con un marcado componente ecologistas y promotora de elevados grados de autonomía regional (por ejemplo para la autodeterminación de candidaturas), estos postulados nos provocan y nos hacen sentido, nos invitan a la reflexión y nos genera la necesidad de seguir profundizando en estas materias. Creemos firmemente en la democracia y en la organización política.

Renegamos del centralismo y de las prácticas autoritarias de los partidos tradicionales (y toda su descomposición y descrédito). Proponemos un nuevo trato basado en el respeto por la diversidad, mediante la valoración de los saberes locales y dinámicas territoriales. Si bien es un camino que recién emprendemos, poseemos la convicción que la unión de diversos actores progresistas, e intergeneracionales, nos darán fuerza como un bloque que avanza en el fortalecimiento de nuestros territorios. Los invitamos entonces a todos y a todas a ser parte de esta construcción colectiva.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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