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Abordemos la delincuencia sin demagogia ni populismo Opinión

Abordemos la delincuencia sin demagogia ni populismo

Es importante que la ciudadanía entienda que la delincuencia es un problema que tiene solución a largo plazo y que, si bien nuestra mejor herramienta para enfrentarla es la prevención y la rehabilitación social, también es indispensable que las medidas de corto plazo, sobre todo las centradas en el ámbito del control, no respondan a ideas populistas, sino que se basen en la realidad que nos afecta. No podemos quedarnos en los aumentos de los controles y de la dotación de policías y fiscales, sino que debemos avanzar en términos de estrategia, gestión, inteligencia y, por sobre todo, en la coordinación intersectorial, ya que solo así le estaremos haciendo frente a la delincuencia.


En nuestro país, la delincuencia y la inseguridad se han posicionado como dos de los temas más relevantes debido a sus implicancias sociales, económicas y políticas. Esto ha llevado a que los gobiernos deban salir a enfrentar este problema en un contexto en el que la ciudadanía demanda soluciones efectivas al corto plazo, sin considerar que la delincuencia y la inseguridad tienen causas que no solo surgen de situaciones ligadas a la violencia y la criminalidad, sino también debido a problemas estructurales de mayor complejidad en una sociedad, como lo son la pobreza, la marginalidad, la exclusión y la desigualdad.

Esta realidad ha motivado que la mayoría de las políticas de seguridad que se han implementado a lo largo del último tiempo en el país, no se hayan planteado bajo una mirada integral que incluya una “agenda larga” centrada en la prevención de la delincuencia y la rehabilitación social, y una “agenda corta” centrada en el control y la sanción de los delitos, sino que se han basado en un enfoque netamente de corto plazo, el que además ha sido mal abordado, ya que solo se ha trabajado en términos represivos, conocidos como de “mano dura”.

Esta clase de medidas no han dado los resultados esperados, pues no responden a políticas serias sustentadas en evidencia empírica, sino que responden más bien a una especie de populismo penal que busca sacar provecho político de la situación con medidas centradas en lo punitivo, con un gran énfasis en el control policial y la sanción penitenciaria.

Más allá de lo que se debe hacer al largo plazo frente a la delincuencia en términos de prevención y de rehabilitación, es importante tener una mirada a corto plazo frente al fenómeno que sea acorde a las necesidades reales de seguridad del país, y que haga frente a las variables en las que nuestras instituciones no han tenido el éxito necesario en sus respuestas.

En ese sentido, debemos avanzar en generar un nuevo Plan Nacional de Seguridad Ciudadana que, entre otras cosas, contemple mejoras en los siguientes elementos:

1) Programa de Apoyo a Víctimas: Uno de los puntos más críticos y que generan más disconformidad en la población tiene que ver con el mal manejo que se tiene frente a las víctimas de los delitos por parte de todas las instituciones involucradas en el proceso. Esto se puede observar desde el primer contacto con las policías hasta las interacciones con el Ministerio Público y el Poder Judicial. Es necesario generar un nuevo proceso que ayude a gestionar de manera más eficaz el apoyo a las víctimas, además de garantizar respuestas más claras y efectivas, ya que no hay algo que deje una peor sensación para una víctima que el hecho de que le anticipen que no hay nada que hacer, más aún cuando en realidad sí hay mucho que hacer.

[cita tipo=»destaque»]Esta realidad ha motivado que la mayoría de las políticas de seguridad que se han implementado a lo largo del último tiempo en el país, no se hayan planteado bajo una mirada integral que incluya una “agenda larga” centrada en la prevención de la delincuencia y la rehabilitación social, y una “agenda corta” centrada en el control y la sanción de los delitos, sino que se han basado en un enfoque netamente de corto plazo, el que además ha sido mal abordado, ya que solo se ha trabajado en términos represivos, conocidos como de “mano dura”.[/cita]

2) Distribución Territorial del Personal Policial: Es necesario que la mayor cantidad y además los mejores recursos se encuentren distribuidos en las zonas donde efectivamente se cometen más delitos. Hoy tenemos grandes cantidades de efectivos desplegados en zonas donde hay bajo porcentaje de delitos, pero en las cuales existe una mayor concentración de recursos y la gente está más organizada para demandar soluciones frente a la inseguridad, postergando de esta manera a las zonas más pobres e inseguras.

3) Proceso Investigativo: En Chile las investigaciones contra los delitos de asaltos, hurtos y robos tienen alrededor de un 10% de efectividad. Esto quiere decir que solo 1 de cada 10 casos ingresados termina con algún imputado, según datos del Ministerio Público. Esto se debe en gran parte a que los fiscales hoy en día tienen muchas causas a su cargo y son incapaces de dedicarle el tiempo necesario a cada investigación

Es importante que la ciudadanía entienda que la delincuencia es un problema que tiene solución a largo plazo y que, si bien nuestra mejor herramienta para enfrentarla es la prevención y la rehabilitación social, también es indispensable que las medidas de corto plazo, sobre todo las centradas en el ámbito del control, no respondan a ideas populistas sino que se basen en la realidad que nos afecta.

No podemos quedarnos en los aumentos de los controles y de la dotación de policías y fiscales, sino que debemos avanzar en términos de estrategia, gestión, inteligencia y, por sobre todo, en la  coordinación intersectorial, ya que solo así le estaremos haciendo frente a la delincuencia.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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