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El litio, mineral estratégico para la energía en Chile y el mundo

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R. Briones, H. Bosselin, G. Gutiérrez y J. Zagal
Por : R. Briones, H. Bosselin, G. Gutiérrez y J. Zagal Ramon Briones y Hernán Bosselin, abogados. Gonzalo Gutiérrez es doctor en Física y académico de la U. de Chile. José Zagal es doctor en Química, académico Usach.
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El litio es un recurso que tiene una importancia creciente en el mundo. Además de sus usos tradicionales –grasas lubricantes, fritas, vidrios y cerámicas, entre otros- hoy día es considerado un material energético fundamental. En efecto, gracias a sus singulares propiedades físico-químicas, se han desarrollado baterías que pueden acumular grandes densidades de energía, siendo además un material muy liviano.

Son tres las nuevas aplicaciones que destacan, y que abren inmensas oportunidades de investigación y desarrollo. Primero, el litio se utiliza para almacenamiento de energía, a través de su uso en baterías eléctricas y acumuladores termosolares. Esto es importante no sólo para la industria electrónica y automotriz, sino también para el uso contínuo de las energías renovables no convencionales –eólica, solar, geotérmica- donde se requiere acumular la energía producida durante parte del día.

Segundo, contribuye a la eficiencia energética, con el empleo de aleaciones de aluminio-litio en aviones, barcos y rodados. Estas aleaciones permiten tener materiales estructurales livianos y resistentes, cuyo uso en la industria aeronáutica y de transporte terrestre significa un ahorro considerable de energía.

Tercero, el litio es el elemento del cual se produce el tritio, que es el combustible de la futura fusión nuclear. Si bien es cierto, aún no hay fusión nuclear controlada, existen dos grandes proyectos, uno de Europa y Japón, ITER (www.iter.org) y otro norteamericano, NIF (https://lasers.llnl.gov/), que avanzan con decisión en esa dirección. Estas son las razones de la fuerte alza de los precios que ha experimentado el litio en los últimos años, tendencia que continuará debido al aumento de automóviles y vehículos eléctricos y la necesidad que tienen las energías renovables no convencionales de tecnologías para acumular energía.

En Europa, por ejemplo, varios fabricantes de vehículos han anunciado que dejaran de fabricar vehículos con motores a gasolina y/o combustibles de origen fósil en un futuro no lejano, para fabricar masivamente vehículos eléctricos. Esto significará un aumento sustancial de la demanda en el mercado de las baterías recargables, donde las baterías de litio, por su alta densidad de energía las hace altamente competitivas.

[cita tipo=»destaque»]SQM no es un socio digno para el país: no hace innovación, ha incumplido los contratos, y ha participado de forma principal en conductas reñidas con la política, según se deduce de la actividad que ha realizado el Ministerio Público y los Tribunales de Justicia, al achacar a quienes fueron ejecutivos de dicha empresa y algunos parlamentarios, conductas que lesionan gravemente el Estado de Derecho y el sistema democrático.[/cita]

Chile tiene una de las mayores reservas de litio del mundo, junto a Bolivia y Argentina, conformando el triángulo de litio, de importancia geopolítica evidente. En nuestra región el litio se encuentra en salares, en la forma de salmuera, junto a otros valiosos minerales como potasio, sodio, boro, sulfatos y cloruros. Un de las mayores reservas está en el Salar de Atacama, donde también están las mejores condiciones del mundo para su explotación, dada la alta ley en que allí se encuentra, la ausencia de elementos contaminantes y la gran tasa de evaporación por el calor y la sequedad existente, que redundan en una faena de extracción barata y eficiente. Más todavía, la infraestructura de caminos y agua que ya existe hacen de este salar un lugar privilegiado para la obtención de litio.

Desgraciadamente, hasta ahora los productos del salar –como el litio- se exportan sin o escaso valor agregado, perdiendo así el país la posibilidad de generar ingresos muchísimo más altos que los obtenidos actualmente. Ha faltado una política de estado ambiciosa y con mirada de futuro, que cautele el interés público con respecto a las enormes riquezas que tenemos en los salares. Estos fueron cedidos a la explotación de privados, sin control del Estado, sin captura de su renta, y peor aún, como el caso de SQM, realizando acciones al margen de toda regulación. Es el momento de pensar en el país.

En ese marco, el año 2014, la Presidenta Bachelet creó la Comisión Nacional del Litio para diseñar una política nacional del mineral y de gobernanza de los salares. En su análisis, entregado en un Informe en enero del 2015 y titulado «Litio: una fuente de energía, una oportunidad para Chile”, la Comisión destacó al litio y los salares como bienes estratégicos para Chile, subrayando que el Estado debe ser efectivamente el “auténtico dueño de estas riquezas».

Para ello debe crearse una nueva institucionalidad, que asegure la sustentabilidad de los salares y permita maximizar la captura de la renta para el Estado. La sustentabilidad de los salares se asegura con una adecuada gobernanza de ellos. Esto significa dotar al Estado de los recursos materiales, humanos, científicos y técnicos adecuados para que pueda cumplir cabalmente con el rol normativo, regulador y fiscalizador que le corresponde.

Para maximizar la captura de la renta y el aprovechamiento de los recursos naturales extraídos del salar, se propuso la creación de una empresa pública. Esto significa asumir labores de explotación de los salares, sola o en asociación con terceros; conocer el mercado del litio, potasio, boro y otros; promover el conocimiento científico y técnico tanto de extracción como de productos derivados. Y agregar valor, tanto en la explotación como en los productos obtenidos, es decir aguas arriba y aguas abajo.

Debemos reconocer que ya se han dado los primeros pasos en la implementación de las recomendaciones de la Comisión del Litio, que contemplan medidas de corto, mediano y largo plazo. Por ejemplo, la empresa estatal Codelco entró a la industria de litio para explotar los salares de Maricunga y Pedernales, donde tiene pertenencias. Por otro lado, se creó el Comité Corfo de Minería No-Metálica, con el fin de implementar acciones de gobernanza de los salares y maximizar la renta y el aprovechamiento de estos por todos los chilenos.

Sin embargo, falta todavía dar otros pasos que permitan avanzar con decisión en la recuperación del litio para Chile. Uno de ellos es ciertamente terminar con el contrato que tiene el Estado con SQM y hacerse cargo de esas faenas.

SQM no es un socio digno para el país: no hace innovación, ha incumplido los contratos, y ha participado de forma principal en conductas reñidas con la política, según se deduce de la actividad que ha realizado el Ministerio Público y los Tribunales de Justicia, al achacar a quienes fueron ejecutivos de dicha empresa y algunos parlamentarios, conductas que lesionan gravemente el estado de Derecho y el sistema democrático.

Estos actos -que se han verificado por muchos años- constituyen una conducta incompatible con el estado de derecho y con la mínima forma en que deben desarrollarse los negocios para ser, de verdad, parte de la construcción común de un Chile que busca beneficiar a toda la ciudadanía. El daño a órganos democráticos que ejercen la soberanía del Estado es de tal gravedad que hace incompatible la continuación de la empresa en la forma que opera actualmente.

Una medida fundamental para erradicar esta situación es que a través de aprobación del Congreso Nacional, se lleven a cabo los actos expropiatorios de SQM y posteriormente se proceda a constituir la gran empresa nacional del litio. Esta nueva empresa debiera desarrollarse a partir de la actividad minera que hoy lleva a cabo SQM, buscando socios nuevos que estén efectivamente interesados en el desarrollo económico de Chile y en agregar valor a un mineral que es determinante en el desarrollo energético mundial.

No puede Chile volver a repetir errores graves en su estrategia de desarrollo. No repetiremos en el siglo XXI, los errores del salitre y del cobre.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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