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La vulnerabilidad del siglo XXI en Chile

Alicia Gariazzo
Por : Alicia Gariazzo Directora de Conadecus
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La Gran Revolución Tecnológica

La Cuarta Revolución Industrial instalada ya en el mundo se puede sintetizar en la incorporación a las estructuras productivas globales de inteligencia artificial y tecnologías digitales avanzadas que reemplazan mano de obra por maquinaria, eliminan fuentes de trabajo, dejan fuera trabajadores mayores de cuarenta años que no pueden aprender las nuevas tecnologías e incluso aumentan las posibilidades de producción propia. Se informa que al 2020 la mitad de las tareas en el mundo se podrá ejecutar digitalmente. En 2045 esta mitad podrá ser ejecutada por robots. En Japón salió a la venta, todavía solo para empresas, el robot Pepper que interpreta emociones. Larry Page, fundador de Google, ha creado el auto volador que patentó en 2013, cuyos modelos consisten en pequeñas aeronaves de fuselaje estrecho con dos hélices en la parte trasera. Ya funcionan en muchos países trenes y automóviles sin conductor. El Banco de Japón usa una moneda virtual: la Mitsubishi Tokio-UFJ que se llama provisionalmente MUFG y puede emplearse en operaciones de compra, transferencias o cambio de divisas a menor costo. La mencionada Revolución constituye un imperativo histórico como lo fue la introducción de la maquinaria a la agricultura y los países europeos la han asimilado en forma creativa y solidaria. Por ejemplo, en algunos países europeos se está entregando una renta básica universal para compensar los impactos negativos. En otros, como en España, ello se discute con mucha fuerza

Chile no se ha quedado atrás y se destaca en América Latina por la incorporación de estas tecnologías a sus actividades principales. Sin embargo, en países tan liberales como Chile, donde el Estado juega un rol mínimo, se crea una vulnerabilidad estructural que no podrá compensarse fácilmente. Se requerirá un diseño determinado y consciente, con un conjunto de políticas creativas, para compensar los impactos negativos y reproducir los positivos.

La tecnología digital ya ha producido en Chile la desaparición de miles de fuentes de trabajo. En puertos, minas, en la agricultura, en la industria extractiva y en todos los servicios. Lamentablemente, sus efectos se combinan con el trabajo precario. Junto a la eliminación de la legislación laboral protectora a partir de 1973, el país se abre al exterior, termina el trabajo en las industrias y los talleres de manufactura se externalizan al Asia por la mano de obra barata y el no pago de impuestos en las Zonas de Procesamiento de las Exportaciones.

[cita tipo=»destaque»]En otras palabras, dentro de poco en nuestro país, habrá un gran número de personas aptas intelectualmente, con sus capacidades intactas, sin un lugar en la sociedad por desconocer las nuevas tecnologías. Y con esto no me estoy refiriendo a ingresos, salarios o jubilaciones, sino al hecho social, que a la larga aumentará el stress ya existente e intensificará el peso de los desempleados, con o sin ingresos, sobre la población activa. Nuestro país, no solo deberá enfrentar la disminución de puestos de trabajo y la mayor cantidad de personas sin trabajo, sino también el número, en ascenso, de los ancianos y también de los inmigrantes, explotados con salarios o jubilaciones de hambre.[/cita]

Las parcelas agrícolas surgidas de la contrarreforma agraria se venden a técnicos de clase media los que eliminan a los trabajadores permanentes. Basta un administrador, drones y computadores para riego y racionalización del alimento de los animales en engorde. Solo se usa trabajo temporero para algunas labores culturales y cosecha. La industria forestal chilena hace tiempo que corta y prepara la madera digitalmente, también la minería donde los camiones de las mineras se manejan sin conductor.

En algunos sectores, como el portuario, ya se es “viejo” a los 40 años. En los puertos chilenos el reemplazo de trabajo humano por tecnología digital, se generalizó desde fines de los años 90 con la concesión y privatización de estos. El Puerto de Valparaíso utilizaba alrededor de 30.000 trabajadores y en la actualidad tiene solo 1.000 trabajadores permanentes y 7.000 eventuales que se contrata por hora. Las grúas son de tal sofisticación que pueden ser programadas no solo para trasladar carga, sino también para elegirla. Al mismo tiempo se produjo la modernización de las aduanas. Por ejemplo, la Aduana de Valparaíso ocupaba 10.000 empleados y ahora solo requiere 1.200. Se han traspasado muchas funciones a los Agentes de Aduana, lo que ha sido posible por la incorporación del sistema EDI, Exchange Digital Information, que permite una comunicación segura y expedita. Los dueños de los puertos han hecho enormes inversiones, pero también han aumentado inmensamente sus ganancias y aún tienen grandes proyectos de modernización por las alternativas que se han abierto a Chile con el comercio exterior a través del Pacífico.

Las empresas de servicios funcionan con una estructura de expertos digitales en la cúpula, con personal de terminales que lee a los clientes lo que ve en la pantalla y con publicistas que llaman por teléfono ofreciendo la marca a los que se les paga por llamada exitosa. El Metro usa energía eólica y solar y la Línea 4 no tiene conductores. Chilectra está eliminando los medidores para que la medición del gasto en energía se haga on line. También se hacen on line el pago de  los servicios, el manejo de las cuentas bancarias, las aseguradoras y las AFP y los trámites vinculados a la legalización de documentos en cinco servicios y autoridades competentes como Cancillería, ministerios de Educación, Justicia, Salud y el Registro Civil e Identificación.

La vulnerabilidad

Esta vulnerabilidad se incrementa en Chile por el aumento de la longevidad que es superior a la de muchos países de América Latina. Según el INE, aunque hace tiempo que nuestro país no genera estadísticas confiables, la esperanza de vida en Chile hoy es de 76,5 para los varones y 81,7 para las mujeres, lo que siendo un promedio nos muestra que el sector de ancianos más protegidos económicamente podrá llegar fácilmente a los noventa.

Actualmente la pérdida de empleos se ha compensado con el aumento de trabajadores por cuenta propia, el trabajo ilegal y el sobreendeudamiento, ya que, sorprendentemente, siendo Chile uno de los países más caros del mundo, no se observa disminución de la demanda de las personas. Las calles están atiborradas de vendedores de todo tipo de mercancías en todas las ciudades, los bares repletos a toda hora y todos los días. No hay país en América Latina donde haya tanto Festival y espectáculo donde jóvenes se trasladan de una región a otra, pagando entradas de alto precio y consumiendo alojamientos y comidas especialmente caras. Por otra parte el Subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla, en su mandato anterior informaba que por la Frontera Norte entraban al año 20 toneladas de coca de Perú y Bolivia cuya producción ha aumentado y ya en 2010 comenzaban a enviar la coca al mundo a través de Chile y que en Chile había trata de personas y un microtráfico generalizado. Está claro que la represión no es útil cuando en la importación de drogas y armas están metidos grandes capitales, por lo tanto serán otras formas de control las que deberán usarse.

Al mismo tiempo habrá que diseñar formas de colaboración comunal en las que se aproveche el trabajo voluntario y solidario de adultos mayores que no tendrán de qué vivir y que tampoco podrán cargar el peso de su longevidad en sus familias que, a su vez, también estarán afectadas por la vulnerabilidad cuando no se han incorporado al trabajo ilegal. Los Centros del Adulto Mayor de las Municipalidades están jugando un rol con este sector, pero es una pérdida para el país tener estas capacidades ociosas, cuando muchos ancianos estarían dispuestos a participar en tareas voluntarias y de solidaridad, organizadas e impulsadas desde el Estado.

Deberá impulsarse formas de entretenimiento gratuito y profundizar el desarrollo cultural, la innovación y formas de economía colaborativa, como dice Rifkin, para usar el tiempo libre que dejará la jornada laboral de menos horas.

La educación debe estar de acuerdo a las necesidades de las nuevas tecnologías

Por todo esto es muy grave que la educación haya sido, y aun lo es, un bien de consumo. Necesita planificación y una mínima información a los jóvenes sobre lo que sucede en la economía para que puedan elegir profesiones que tengan demanda cuando obtengan sus títulos. Sobre ello deberá haber planificación e información.

Nuestro sistema educativo funcionó para la era industrial fordista que requería hiper especialización. Cada uno debía ser una pieza sustituible de la misma maquinaria. En la era de la innovación y de la robótica esto ya no es verdad. Se necesita gente capaz de pensar de forma distinta en un mundo pleno de innovación.

En otras palabras, dentro de poco en nuestro país, habrá un gran número de personas aptas intelectualmente, con sus capacidades intactas, sin un lugar en la sociedad por desconocer las nuevas tecnologías. Y con esto no me estoy refiriendo a ingresos, salarios o jubilaciones, sino al hecho social, que a la larga aumentará el stress ya existente e intensificará el peso de los desempleados, con o sin ingresos, sobre la población activa. Nuestro país, no solo deberá enfrentar la disminución de puestos de trabajo y la mayor cantidad de personas sin trabajo, sino también el número, en ascenso, de los ancianos y también de los inmigrantes, explotados con salarios o jubilaciones de hambre.

No cabe duda que será el Estado el que tendrá que contribuir a la superación de los problemas señalados, porque el neoliberalismo no sabe cómo. Sus tesis de no cobrar impuestos y dar todo tipo de granjerías al capital privado para que haya empleo, tiene límites. El propio mercado los impone y los recursos naturales no renovables también.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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