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La forma y el fondo del ministro Varela Opinión

La forma y el fondo del ministro Varela

Mario Aguilar Arévalo
Por : Mario Aguilar Arévalo residente Nacional del Colegio de Profesores
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La noticia de estos días en educación ha sido un nuevo exabrupto del Ministro de Educación Gerardo Varela. Estuvimos varios días hablando de los bingos, como antes el tema fue la cantidad de condones que usan sus hijos, amén de otros dichos desubicados como cuando pretendió pautear al movimiento social respecto a cuando debíamos realizar marchas o aquella ocasión en que de manera insólita minimizó el acoso sexual calificándolo como “pequeñas humillaciones”.  Ciertamente el ministro tiene un estilo pintoresco (por decirlo suave) que es impropio de la función que cumple.

El punto es que por atender a sus exabruptos nos hemos dedicado a hablar de su errática forma y poco se ha  hablado sobre el fondo de sus planteamientos.

Sus dichos en el discurso ante una concurrencia de Enseña Chile no fueron una improvisación o una respuesta no pensada a una sorpresiva pregunta periodística. No, el ministro estaba leyendo un discurso que había preparado previamente. Usó el ejemplo del bingo, pero pudo hablar de rifa, colecta, completada, cena bailable o sencillamente cuota mensual; lo que quiso decir Varela es que a su entender no es responsabilidad del Estado la mantención de la infraestructura de los colegios en Chile, eso deben asumirlo los apoderados, docentes y estudiantes, no el Estado.  Que aquello sea una responsabilidad pública él lo llamó “asistencialismo”; eso es lo grave, no el yerro comunicacional, el problema es que el Ministro realmente piensa que no es su tarea como Ministro de Estado y representante de un gobierno el asegurar que las condiciones de la infraestructura sean los adecuados.

[cita tipo=»destaque»]En un modelo educacional comprobadamente desigual y segregador, la notificación de Piñera y Varela de que esa es su política respecto de la infraestructura. Es el anuncio de que la calidad de la infraestructura dependerá directamente del ingreso económico de las familias y en la realidad chilena eso es casi una condena. Esto no es una exageración, es evidente que en comunidades escolares más carentes, sus posibilidades de autofinanciar reparaciones de infraestructura serán mucho más limitadas que comunidades de mejor ingreso. Los dichos del Ministro Varela son un factor adicional que se agregará a la profunda desigualdad de nuestro sistema escolar.[/cita]

El otro aspecto delicado de sus dichos es cuando dice: “¿por qué de Santiago tengo que ir a arreglar el techo de un gimnasio?” Ciertamente todo esto ha sido muy irritante para el 65% de los chilenos que no viven en la Región Metropolitana quienes a diario sufren el brutal centralismo de nuestro país y para peor deben ahora tolerar la arrogancia de un Ministro que supone que Santiago es el centro del mundo; es también muy ofensivo para millones de chilenos que alguna vez hemos recurrido a un bingo para financiar aquello que los organismos públicos no satisfacen como deberían (¿Quién no ha participado de un bingo para ayudar a un familiar, amigo, vecino o compañero de trabajo que padece una enfermedad de alto costo?). Pero adicionalmente el ministro habla en primera persona y en un tono patronal, como si fueran recursos de su propiedad, como si fuera el dueño del Ministerio; habla como acostumbra esa élite económica que siente que son los dueños del país. Ciertamente no puedo saber si el Ministro Varela siente que es uno de los dueños del país, pero al menos habla como esa gente y eso no es una simple frase desafortunada o una anécdota como dijo el Presidente de la República, es la forma despreciativa con que los poderosos miran al resto de los ciudadanos en Chile.

Por lo anterior es que resulta tan molesto que el Presidente Piñera califique de “anécdota” este incidente, ya que con ello respalda el fondo de los dichos de Varela, precisamente lo más grave de sus declaraciones. Ellos promueven la privatización máxima de la vida, lo público les molesta, les incomoda, aunque paradojalmente hoy representan precisamente la máxima expresión de lo público como es la gestión del poder ejecutivo.

Este asunto no es menor, en un modelo educacional comprobadamente desigual y segregador, la notificación de Piñera y Varela de que esa es su política respecto de la infraestructura. Es el anuncio de que la calidad de la infraestructura dependerá directamente del ingreso económico de las familias y en la realidad chilena eso es casi una condena. Esto no es una exageración, es evidente que en comunidades escolares más carentes, sus posibilidades de autofinanciar reparaciones de infraestructura serán mucho más limitadas que comunidades de mejor ingreso. Los dichos del Ministro Varela son un factor adicional que se agregará a la profunda desigualdad de nuestro sistema escolar.

Por las nefastas consecuencias que tienen esos dichos convertidos en política educacional es que no podemos aceptarlos. En el presente momento histórico, la responsabilidad del Estado en asegurar el acceso a la educación en igualdad de condiciones es una de sus tareas centrales e ineludibles; bien sabemos que ello se cumple solo parcialmente en Chile dadas las profundas inequidades de nuestro sistema, pero lo que auguran los dichos de Varela son la agudización de esa condición y ello no puede ser aceptado por quien tenga una mínima noción de ciudadanía y de responsabilidad social.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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