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Premio Ecoscience: un merecido reconocimiento a la filantropía científica

Por: Francisco Morey Cañoles


Señor Director:

La obtención del Premio Ecoscience por parte de la filántropa Francisca Cortes Solari, permite hacer visible la acción creciente del sector privado en una serie de espacios de desarrollo que hasta hace poco eran de atención casi exclusiva del Estado. En esta oportunidad es el apoyo a la ciencia y el naturalismo. En otras ocasiones ha sido la educación en sus distintos niveles, o la asistencia social. También ha sido la caridad.

Pero lo concreto es que hoy en Chile el sector privado se está abriendo a involucrarse en el desarrollo del país, más allá de donaciones específicas y limitadas, y con un sentido de responsabilidad que no es sólo empresarial sino valórica y con el específico fin de generar bienes públicos. Esto último se está haciendo a través de esfuerzos por profesionalizar la filantropía, para dotarla de mejores herramientas de planificación estratégica así como de eficacia en las intervenciones.
Por ejemplo, destaco el trabajo que el Centro de Filantropía e Inversiones Sociales (CEFIS) de la Universidad Adolfo Ibáñez realiza, no solo apoyando a las family offices y fundaciones, sino además sistematizando la actividad filantrópica en Chile, de manera de facilitar el intercambio de experiencias y aprendizajes, e inspirando a nuevos actores privados a sumarse a un movimiento que hace cada día más dinámico.

En uno de los eventos organizado por CEFIS, el Ministro de Desarrollo Social, Alfredo Moreno, se dirigió a una audiencia integrada por empresas, personas y familias, a quienes dijo que la filantropía moderna debe tener como meta efrentar problemas sociales para resolverlos, pero que esto se debe hacer «con todos los objetivos y con todas las restricciones».
El ejemplo de Francisca Cortés Solari y su trabajo arduo en la Fundación Meri, son una muestra de lo planteado, lo que debiera servir para reflexionar sobre el rol que la filantropía profesional puede lograr en beneficio del país.

Desde mi perspectiva, todo lo anterior es motivo de celebración, pero también es una oportunidad para pensar en lo que aún debemos mejorar. Pensemos solo en lo que el sector privado aún puede hacer por la ciencia y la creación de nuevo conocimiento en Chile, promoviendo un mayor involucramiento del sector privado en los esfuerzos de innovación y desarrollo, muy al debe respecto de países de la OCDE. Sobre esto último me atrevo a sugerir dos caminos. Primero, aumentar significativamente el ingreso de científicos, doctores y post doctorados, a los procesos productivos y de innovación, y a las acciones de fortalecimiento organizacional empresarial. También, comprometiendo acciones filantrópicas para la identificación, desarrollo y promoción de nuevas líneas de investigación, así como para facilitar la comunión entre ciencia, política pública y desarrollo.

Imaginemos el impacto de esto en desafíos como la inserción de científicos en la industria, el aumento de mujeres en ciencia, el desarrollo descentralizado de ciencia y creación tecnológica, o fortalecimiento de las universidades como un actor muchísimo más relevante para el bienestar social.

En un país como Chile, se necesitan de todas las voluntades y de muchos más recursos para lograr una sociedad más equitativa. Esto no significa reemplazar la labor del Estado, sino potenciarlo.

Felicito a los organizadores del concurso, a la ganadora y también a los otros 3 finalistas, todos ellos líderes indiscutidos del proceso que nos llevará a ser una sociedad mucho más robusta y desarrollada, ojalá en un corto plazo.

Francisco Morey Cañoles
Periodista

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