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Contradúplica a «Mantequilla o cañones» Opinión

Contradúplica a «Mantequilla o cañones»

John Griffiths Spielman
Por : John Griffiths Spielman Jefe Estudios Seguridad y Defensa Athenalab| Exjefe del Estado Mayor del Ejército de Chile
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Agradezco al Sr. Eduardo Santos su referencia en la columna de opinión. En ella manifiesta con claridad que sus fundamentos para plantear una estructura de fuerzas y un número específico de personal para las Fuerzas Armadas del siglo XXI, no son argumentos válidos fundados en razones, sino solo una forma de justificar recortes presupuestarios. Era evidente que su motivación y única fundamentación era el presupuesto, ante una propuesta cuyo contenido no pasa ninguna prueba, ni resiste ningún análisis. Ya no importan las doctrinas, ni las tecnologías, ni las metodologías, ni los desafíos a futuro. Así como tampoco interesan el entorno estratégico, los desafíos del Estado ni la seguridad de los chilenos, solo los pesos.

 

Como lo mencioné en mi primera intervención ante la columna del Sr. Santos titulada “Cañones o mantequilla”, la aproximación estilo “patrón de fundo” que él propone es válida, es uno de los nueve métodos internacionalmente aceptados para el desarrollo de fuerzas. Para establecerlo solo hay que asumir los costos políticos de hacerlo y ser valientes y claros para decir que esas capacidades estratégicas no obedecen a ningún diseño racional, a ningún estudio validado, simplemente es lo que hay. Digámoslo fuerte y claro, fin del tema.

 

Comparto con el ingeniero Santos su preocupación por el futuro de la economía, no tanto por la pandemia, que es un fenómeno de base sanitaria y no económica ni financiera, como sí los potenciales efectos que de ella se derivan. Lo realmente preocupante es que en los últimos diez años la conducción política del país ha logrado bajar el PIB tendencial a un valor cercano al 1,9%, con una tasa de crecimiento demográfico cercana al 1,5%. Como sociedad nos hemos dado el lujo de pedir al Estado una serie de prestaciones mucho más allá de lo que somos capaces de pagar y la capacidad de endeudamiento, que ya nos hipotecó el futuro, llegó a su tope. Al igual que en Codelco, el que no dispusieran de un solo peso, normalmente es el resultado de una mala gestión económica y no de un factor puntual.

 

En estas circunstancias, efectivamente, no hay peor ciego que aquel que no quiere ver. Tratemos de evitar a tiempo el desastre para el país de plantear expectativas desmedidas y desvinculadas de las capacidades o medios disponibles, definición clásica de una estrategia mal concebida. El juramento de servicio a la Patria que los uniformados hacemos va más allá de su sola protección. Adicionalmente, la defensa nacional no quiebra, así como tampoco su seguridad y desarrollo. Son funciones básicas del Estado, como forma de organización política. Ahora, la conducción política de la defensa nacional es responsabilidad de las autoridades democráticamente elegidas. Esa conducción política incluye la responsabilidad de financiar el grado de seguridad que necesita el país. No son los líderes militares los que tienen que abrir aún más los ojos. Una vez más, son los líderes políticos los que tienen que asumir su responsabilidad de cara al país. El peso de la prueba no recae en los líderes militares, que no se mandan solos, sino en el poder político.

 

Finalmente, Sr. Santos, en el escenario que usted tan gráficamente describe y teniendo en cuenta que el 80% de los accionistas quieren vivir una sociedad más justa, humana y fraterna, aspiración que evidentemente comparto, me pregunto si esa condición ¿no requiere de algún grado de seguridad, que lo permita, o es de generación espontánea?

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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