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El rol de la educación financiera en una sociedad más armónica MERCADOS|OPINIÓN

El rol de la educación financiera en una sociedad más armónica

Gabriela Clivio
Por : Gabriela Clivio Economista, Founding member CFA Society Chile
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Ni siquiera el “cisne negro”, que asomó su cabeza en 2007, tuvo un efecto tan real, potente y destructivo a nivel económico en el mundo como lo fue –o lo está siendo– la crisis del COVID-19. Y precisamente por la profundidad de esta crisis global y por la incertidumbre sobre el futuro económico, a pesar de los grandes programas de ayuda fiscal, las tasas de interés en sus mínimos históricos y la gran inestabilidad en el mercado laboral, es que la educación financiera de todos los ciudadanos es crucial. Pero ¿qué es la educación financiera? ¿Cuál es el “estado actual” en el que nos encontramos en Chile?¿Y cuáles son las recomendaciones de políticas a implementar?

La educación financiera no es lo mismo que los “conocimientos financieros”, sino que es un concepto multidimensional que abarca múltiples aspectos de la conducta, relacionados con la forma en que las personas manejan sus recursos y cómo toman sus decisiones financieras.

Dado el actual contexto, se hace urgente que los jóvenes adquieran las herramientas necesarias para mejorar su conocimiento y comprensión sobre los conceptos, productos y riesgos. Que desarrollen sus habilidades para analizar sus oportunidades y que tomen decisiones informadas con las que adquieran buenos comportamientos, para así mejorar su bienestar. Estas razones han llevado a varios países a convertir a la educación financiera en una prioridad social, económica y política, permitiendo que los niños puedan comprender el valor real del dinero y aprender a presupuestar y ahorrar. También, que los jóvenes vivan de manera independiente y que los adultos puedan planificar acontecimientos importantes desde un punto de vista económico, reduciendo el impacto de fraudes, junto con invertir y ahorrar para su jubilación.

Académicamente, el paper What Causes Suboptimal Financial Behaviour? An Exploration of Financial Literacy, Social Influences and Behavioural Economics (2011), concluye que las personas con mejor nivel de educación financiera tienden a tener más ahorros, a gestionar mejor sus deudas y estar más preparados para la jubilación. La investigación, arroja que son más prudentes a la hora de endeudarse, eligen mejor los productos financieros, conocen mejor sus derechos y el contexto económico, planifican mejor sus finanzas y tienen una cobertura adecuada de seguros.

Lamentablemente la falta de educación financiera es realmente un reto a nivel mundial. De hecho, la encuesta de Nacional de Capacidades Financieras realizada en Estados Unidos por FINRA (Financial Industry Regulatory Authority) evidenció que la generación de los Millenials –que corresponde a los nacidos entre 1974 y 1994– presenta entre otras cosas: bajos niveles de educación financiera, altos niveles de deuda, reducción en los ahorros y un aumento del uso de financiamiento por mecanismos no regulados. Adicionalmente, de acuerdo a la OCDE, las generaciones jóvenes se enfrentan a una complejidad creciente en los productos, servicios y mercados financieros, provocando más riesgos financieros en su etapa adulta que sus padres.

¿Como estamos en Chile? Para responder esta pregunta lo mejor es analizar los resultados de las pruebas PISA (Programmefor International Student Assessment) realizado justamente por la OCDE. En este estudio, cuyas pruebas se aplican cada 3 años, se examina el rendimiento de alumnos de 15 años en áreas temáticas claves, para así cuantificar sus conocimientos y habilidades necesarios para su participación en la sociedad. Más allá de la foto, la gran utilidad de las pruebas PISA es que se convierte en una herramienta poderosa para perfeccionar las políticas educativas.

En nuestro país, el estado de la educación financiera está al debe: la medición promedio está en 451 puntos, muy por debajo del promedio de la OCDE de 505 puntos; algo que se repite en el porcentaje de los alumnos de bajo rendimiento, el que representa un 30,2%, muy por sobre el 14,7% promedio de la OCDE . Por otro lado, aquellos alumnos de mejor rendimiento alcanzan solo el 3%, versus el 10,5% del promedio de la organización mundial. Hay que tener en cuenta además que ya se ha demostrado que la educación, los ingresos y la riqueza están fuertemente correlacionados con los conocimientos financieros de los adultos.

Claramente los padres con menor educación financiera no podrán transmitir en plenitud dichos conocimientos a sus hijos, urgiendo entonces que estas materias se entreguen en las escuelas mediante programas para reducir las disparidades en la educación financiera. Pilar fundamental para crear una sociedad más armónica.

Esta pandemia ha tenido un impacto directo e indirecto en los ingresos y los ahorros de las personas, destacando la importancia de conocer el funcionamiento de los mercados financieros y el ahorro para entender los productos o alternativas disponibles, y así mejorar la situación económica de las personas a corto y largo plazo. La educación financiera es la llave para construir un futuro más resiliente desde este punto de vista, y reforzar la resistencia económica de las familias y las personas ante crisis como la actual y las que están por venir –porque evidentemente siempre habrá otras crisis–. Pero por sobre todo, otorgar herramientas a temprana edad, permitirá a los jóvenes asumir el rol protagónico que están llamados a asumir, con mayor responsabilidad y confianza a la hora de enfrentar un entorno financiero más exigente y que en algún momento les demandará tomar decisiones importantes.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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