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¿Cuánto le importa a la elite el proceso constituyente? Opinión

¿Cuánto le importa a la elite el proceso constituyente?

Francisco J. Leturia
Por : Francisco J. Leturia Profesor Derecho UC, Abogado, Doctor en Derecho
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Las cúpulas han sacado sus cuentas y saben que gracias al esquema electoral pactado, en sus grandes números la elección ya está relativamente “cocinada”, y los proyectos extremos difícilmente tengan cabida. Sobre esa comodidad, aparece su propio cansancio y apatía frente a un proceso que hace pocos meses ellos mismos bautizaron como histórico. Una prueba concreta: apenas han logrado que sus financistas haya aportado al proceso constituyente lo que están aportando a la elección de concejales.


La elección del órgano constituyente es uno de los procesos políticos más importante en una sociedad. 

Por eso, no es raro que durante el último año hayamos visto desde escenas de pánico hasta promesas de un mundo feliz copando la agenda. 

Por todas partes, se anuncia que estamos frente a un proceso crucial, histórico, decisivo. Pero más allá de las palabras, ¿se refleja eso en acciones?

A juzgar por las cifras de aportes de campaña, y su asimétrica distribución, la preocupación de parte los grupos capaces de incidir en el proceso constituyente, es casi nula.

Las cifras son elocuentes.

Hay 28 distritos. Perca de un tercio del total de los aportes se concentra en el distrito 11 (aquel de las famosas 3 comunas), donde la posibilidad de variar significativamente el resultado electoral, es cercano a cero. 

Al día de hoy, en ese distrito (11), las donaciones alcanzan $437 por elector. En el distrito 7 (Valparaíso y Viña), $98. En el 12 (Puente Alto y la Florida), $97. En el distrito 13, que contiene varias de las comunas más pobres de la RM, solo $60 por elector.

¿Obedece ello a una estrategia? ¿Un plan que no conozcamos para optimizar el resultado electoral global y maximizar, en votos, el “retorno por inversión”? 

Cuesta encontrarlo. El distrito 12 elige el mismo número de convencionales que el 11, pero en él, los resultados significativamente inciertos. El mismo escenario se repite en el distrito 7, el 8, el 13 y en una larga lista donde los aportes realizados a este “histórico proceso” son cercanos a cero.

¿qué puede explicar esta diferencia? ¿Es el voto en el distrito de las 3 comunas tanto más valioso que el del resto del país? 

Más probablemente, lo descrito sólo sea una mezcla de falta de organización política, de proyectos colectivos y de cultura cívico-democrática.

Pero esta falta de interés/conocimiento y conexión/integración de los sectores más aventajados del país con lo que suceda más allá del distrito donde viven, es preocupante. Refleja una forma de entender nuestra política y sus dinámicas que ya ha probado, empíricamente, ser poco exitosa. Y no es nueva: sigue el mismo patrón con que hemos normalizado las abismantes diferencias en presupuesto municipal per cápita, áreas verdes, infraestructura urbana, etc.

Hay otro elemento que también puede estar influyendo. Las cúpulas han sacado sus cuentas y saben que gracias al esquema electoral pactado, en sus grandes números la elección ya está relativamente “cocinada”, y los proyectos extremos difícilmente tengan cabida. Sobre esa comodidad, aparece su propio cansancio y apatía frente a un proceso que hace pocos meses ellos mismos bautizaron como histórico. Una prueba concreta: apenas han logrado que sus financistas haya aportado al proceso constituyente lo que están aportando a la elección de concejales.

Construir un proyecto político supone energías colectivas, proyectos comunes y un sentimiento de país. Una aglomeración de comunas tan distintas y descomprometidas entre sí, difícilmente será el territorio más propicio para construir un proyecto político sólido, integrativo y de largo plazo. 

Si hubiese conciencia de que la Constitución es importante (y para qué decir si alguien pensara que el país se está jugando el pellejo), deberíamos estar viendo un poco más de “tinca”, un poco más de energía, compromiso y estrategia. El proceso ya ha comenzado, y nos pilla escépticos, mal acostumbrados y sin líderes. Pero la participación también debe considerar el financiamiento y el debate previo, y ambas son necesarias para dar mayor legitimidad al proceso.   

Los porfiados hechos nos muestran que nuestra clase política/empresarial aprende poco, y tarde, y se resiste a entender la política como algo que tiene que ver con todos los habitantes del país. La actitud que hasta ahora han tenido ante el proceso constituyente, es una muestra de ello, aunque sería muy bueno que, cualquiera fueran sus preferencias, comenzara a cambiar. 

Cuando la próxima vez escuche a miembros del ABC1 decir que el proceso constitucional es “demasiado importante”, mírelos directamente a los ojos y sonría con escepticismo. Y si quiere ser un poco más incisivo, responda con esa máxima de sabiduría tan típica de vaqueros: “si de verdad te importa, show me the money”.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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