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¡Gracias, embajador… pero no nos raye la cancha! Opinión

¡Gracias, embajador… pero no nos raye la cancha!

Eduardo A. Santos Fuenzalida
Por : Eduardo A. Santos Fuenzalida Experto internacional en asuntos de comercio
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Parece que China nos rayó la cancha. Recientemente, el embajador de China, Niu Qingbao, en entrevista con El Mostrador, relata lo conversado con quien era, en ese entonces, el futuro Presidente Gabriel Boric. Declaraciones sorprendentes, como mínimo. Hace algunas semanas, me atreví a sugerir que China sería la “piedra en el zapato” del entonces Presidente electo. Luego de las declaraciones del Sr. Niu Qingbao, creo que no me equivoqué. China “se viene con todo”. Admito que puedo estar equivocado, pues un par de amigos cercanos ya me hicieron notar que debería moderar mi lenguaje acerca de China. Después de todo —desde hace tiempo— somos súper buenos amigos. Hemos tenido relaciones diplomáticas ininterrumpidas por más de 5 décadas y fuimos el primer país de Occidente en firmar un TLC con China, transformándola de paso, en nuestro principal socio comercial, en solo pocos años. Todo un récord. Y mejores amigos aún durante la pandemia. Creo que las declaraciones del embajador le complicarán la vida al Presidente Boric.

La entrevista publicada por El Mostrador el domingo 19 de marzo, toca temas tales como el de la “gobernanza global”, medio ambiente, y las relaciones con Chile. Al leer la entrevista, no pude dejar de pensar en la Alianza para el Progreso, solo que en circunstancias distintas y con un tinte de color diferente: ofertas y promesas de colaboración internacional para un mundo mejor, en que compartimos objetivos e intereses comunes, promesas de ayuda y compromisos para lograrlo, si lo hacemos juntos. Y la “Alianza” no resultó ser tan buena, después de todo. Exagero un poco, pero solo un poco. Tengo varias discrepancias con lo mencionado por el embajador, en su reciente entrevista.

Para empezar —sin ser un experto en “protocolos” de la diplomacia— me atrevo a sugerir que siendo una reunión personal la que sostuvo con el Presidente Boric, él tiene la posibilidad de decirnos todo lo que estime oportuno respecto de lo que China espera de Chile y del nuevo Gobierno. Podría “leernos la cartilla” y puede gustarnos o no, pero no tengo mayor problema en que lo haga. No obstante, me parece que literalmente “deja sin palabras” al Presidente Boric. El embajador chino —de hecho— se anticipa y nos informa por la prensa lo que el Presidente de Chile propone hacer en las relaciones bilaterales y algunas internacionales. Temas específicos que —al menos yo— desconocía. No sabemos si es efectivo lo que nos transmitió el embajador y si fue autorizado a que lo hiciera, o no. Creo que es, al menos, prematuro y poco diplomático haberlo hecho.

Tengo además varios motivos para desconfiar de China. Hay una historia muy dolorosa que recordar. El Presidente Salvador Allende fue uno de los primeros mandatarios del mundo en destinar un embajador a China. No obstante, luego del sangriento golpe militar del 11 de septiembre, China reconoció de inmediato al Gobierno de la dictadura militar y expulsó a aquellos que trataron de refugiarse en su sede diplomática. China —que yo sepa— nunca se disculpó a ese respecto y nunca cuestionó bilateral ni multilateralmente las prácticas y abusos a los derechos humanos del régimen de Pinochet. Lo he dicho y lo repito nuevamente: los regímenes autoritarios y unipartidarios tienden a ser impredecibles. China nos abandonó hace ya casi 50 años y puede volver a hacerlo. Y, no me importan las razones que tuvo en 1973 y las que pueda tener ahora. El régimen de gobierno en China no ha cambiado, solo su líder.

De acuerdo a la entrevista publicada por El Mostrador, el embajador nos informa que le complació saber que el presidente Boric “concede gran importancia a las relaciones con China y (…) que se compromete a reforzar los intercambios y la cooperación entre ambas partes en diversos ámbitos (…) y promover un nivel más alto de la asociación estratégica integral China-Chile”. En materia comercial, luego de admitir que es el principal socio comercial de Chile, así como el principal comprador de metales, minerales (como cobre y litio) y cerezas, nos informa que “China está dispuesta a trabajar con Chile en mejorar la estructura del comercio bilateral, aumentar el valor añadido de los productos exportados, profundizar la cooperación en las inversiones en ámbitos prioritarios (…)”. Lo siento, Sr. embajador, pero todo esto ya lo he escuchado de varios otros mandatarios y lo calificaría como “promesas sin contenido”. ¿Sabe cuál fue la participación de las compras de China durante el 2021 en las exportaciones totales de Chile? Más del 38%. También se olvidó decirnos que eso es —junto a productos de origen forestal, carnes de cerdo y los vinos— prácticamente lo único que nos compran. ¿Qué más decidirá el gobierno chino comprarnos? O ¿vendernos?

Según Agencia EFE (25 de octubre, 2021), citando un estudio publicado ese mismo mes por la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO) y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), “más del 50% de los productos falsificados incautados en las fronteras de la UE proceden del comercio electrónico”, para agregar más adelante que “la cifra de incautaciones de productos falsificados confirman que China, el gigante asiático, acapara este mercado ilegal con más del 75% de los productos (de todo tipo) que llegan a Europa. A mucha distancia le siguen Hong Kong, con un 5,7 %” (Global Trade in Fakes – A Worrying Threat, OECD & EUIPO, 2021). Excepto información esporádica sobre decomisos en algunos “mall(s)” chinos, no he encontrado información estadística a este mismo respecto en Chile, pero no me sorprendería saber que el comercio callejero y/o ilegal en nuestro país, se nutre principalmente del contrabando de esos productos. ¿Y desde dónde llegan los fuegos artificiales utilizados en los funerales narcos? Sería útil conocer la opinión del embajador sobre el citado informe, el contrabando internacional de estos productos y qué espera hacer China al respecto.

No estoy sugiriendo interrumpir las relaciones comerciales con China, al menos por ahora. Sin embargo, más que “intensificar” nuestra relación, sería útil hacer una revisión exhaustiva de nuestro comercio con China, así como revaluar todas las facetas de nuestras relaciones con el gigante asiático, manteniendo consistencia en cómo llevamos nuestro discurso a la práctica. ¿No deberíamos considerar también los aspectos medioambientales, uno de los ejes programáticos del “candidato” Boric? China es el país que más contamina —por mucho— a nivel global y contribuye con, aproximadamente, un tercio de las emisiones de carbono a nivel global. El embajador nos informa que intentan ser carbono neutral antes del 2060 pero, a pesar de sus dichos, varios organismos denuncian que las emisiones continúan creciendo, debido al mayor uso de carbón en China (casi la mitad del carbón global). Entiendo que, en el marco del Acuerdo de París, los países tienen como objetivo el año 2050, no el 2060. Además, en Chile estamos empezando a conversar de la “huella de carbono”. No dejemos fuera de estas conversaciones a China. Más importante aún para la administración Boric, no olvidemos las violaciones a los derechos humanos, por ejemplo, de las minorías musulmanas uigures que han sido “empujadas” a vivir en “campamentos de reeducación” en la provincia o región autónoma de Sinkiang, situación cuestionada regularmente por especialistas.

Así, además de la asimétrica y desequilibrada relación comercial bilateral que nos “atrapa” actualmente, una más estrecha relación con China complicaría el cumplimiento de los objetivos y de los estándares medioambientales (“Política exterior turquesa: verde y azul”) y de derechos humanos, y -al mismo tiempo- dificulta la implementación de una política exterior “feminista, inclusiva y antirracista”, propuestos en el Programa de Gobierno de Gabriel Boric. Lo siento, pero creo que la propuesta del embajador Niu Qingbao es insuficiente para llevarnos a “un nivel más alto de la asociación estratégica integral China-Chile”. No veo grandes problemas en investigar posibles áreas de colaboración, pero mantener esta relación comercial “especial” y absolutamente desigual, parece poco deseable.

En mi opinión, China tiene un largo camino que recorrer en materia comercial, medioambiental, y en derechos humanos, así como en materia de cooperación técnica, científica y cultural, antes de aspirar a mantener su actual estatus de socio privilegiado y de fortalecerlo, como sugiere el embajador. Y no olvidemos la deuda que China tiene por su deplorable actitud luego del golpe militar y durante la dictadura. En el intertanto, debemos diversificar nuestro comercio, mirar hacia América Latina, y relacionarnos más estrechamente con países con los cuales compartimos una pasado histórico y cultural común. La cooperación económica e integración regional están a nuestro alcance.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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