“Tienes tiempo suficiente. 168 horas a la semana, 40 horas de trabajo, 7 horas en el gimnasio, 56 horas durmiendo. Te quedan 65 horas. Deja de perderlas, empieza a usarlas”.
Eso nos dice un meme motivacional puesto sobre la foto de Elon Musk que ronda en internet desde hace algunos años. El mensaje es que todos podemos lograr nuestras metas si dejamos de desperdiciar el tiempo y empezamos a trabajar por ellas. Claro, 65 horas a la semana disponibles para invertir en nuestros sueños son 260 horas al mes y 3.120 al año.
Es decir, casi 10 mil horas en tres años, tiempo suficiente para convertirnos en expertos en cualquier cosa, otro mito que vuelve de vez en cuando a rondarnos. Y digo “otro mito” porque esto de las 65 horas libres también lo es. Si no fuera un mito, seríamos cuerpos gloriosos que van por el mundo sin comer, sin ir al baño, sin enfermarnos; también seríamos seres aislados sin relaciones humanas de ningún tipo; también seríamos magos, pues montones de cuestiones de la vida cotidiana estarían resueltas de inmediato.
La lista, tan incompleta, solo me deja preguntas sobre la cantidad de horas disponibles para comer, para ir al baño, para el aseo personal, para estar enfermo, para preparar la comida, para ir a comprar la comida, para tender la cama, para limpiar la vivienda o para desplazarse al trabajo. Esta nueva lista sigue incompleta, pues deja fuera la cantidad de horas disponibles para llevar a los hijos al colegio, para acompañar a la abuela a su cita médica, para recoger al amigo que tuvo una emergencia, para montones de cosas más que hacemos todos los días, para sobrevivir.
El meme tiene un núcleo de verdad: el tiempo es un recurso importante. Nada podemos hacer sin tiempo, así que es importante cuidarlo usándolo adecuadamente. Sin embargo, el tiempo es un recurso valioso que no se distribuye equitativamente.
Hace unas semanas, Antonia Orellana, ministra de la Mujer y la Equidad de Género, dijo en televisión que “en Chile, las mujeres tenemos que trabajar como si no cuidáramos y cuidar como si no trabajáramos” (‘Tolerancia Cero’, 24 de abril de 2022). La investigación sobre labores de cuidado en diferentes lugares del mundo sustenta su afirmación: un reporte del 2018 de la OIT indica que, en el mundo, las mujeres dedican más de 3 veces de tiempo al cuidado no remunerado, en comparación con los hombres (OIT, Care work and care jobs for the future of decent work, 2018).
Incluso si nos quedamos con el sujeto al que va dirigido el meme –un hombre, sin discapacidad, solvencia financiera, que no cuida de otros y que tiene personas que resuelven sus necesidades–, esas 65 horas no alcanzan tampoco. Al menos necesitamos 22 horas para la alimentación, el aseo personal y los desplazamientos. Podríamos estirar el tiempo, hacerlo rendir: comer mientras trabajamos, estudiar con videos mientras ejercitamos o tener reuniones de trabajo en el auto, pero eso tendría (de hecho, ¡ya tiene!) consecuencias en nuestra salud física y mental. Este fenómeno se repite y se exacerba en las personas que efectivamente ejercen labores de cuidado, pues el tiempo se disloca, se llena de tareas superpuestas que suman más de 24 horas diarias con impactos terribles en el bienestar personal.
El meme de Elon Musk parte de supuestos sexistas, clasistas y capacitistas que ocultan el tiempo que necesitamos dedicar a tareas de cuidado propias y ajenas. Nadie es esa persona del meme, pues nadie es completamente independiente.
Todos, sin excepción, dependemos en mayor o menor medida de otros y es vital reconocer esa interdependencia. La discusión respecto a la remuneración de las labores de cuidado es importante, pero se puede quedar corta si se limita a eso, pues nuestra cultura tiene ideas sobre el cuidado, expuestas por el meme, que son peligrosas: el tiempo de cuidar no es importante, el tiempo de cuidar es para otros, el tiempo de cuidar es secundario, el tiempo de cuidar no me corresponde.
Necesitamos un cambio radical en nuestra noción de cuidado, del tiempo que le dedicamos, y las formas en que lo hacemos; un cambio que impacte tanto políticas públicas como nuestra relación individual con las labores de cuidado. Debemos aprender y tener presente que dependemos de otros y ellos de nosotros, y que siempre es tiempo de cuidar.
Meme original: