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¿Qué es la vivienda digna? PAÍS

¿Qué es la vivienda digna?

Iván Poduje
Por : Iván Poduje Arquitecto, Magíster en Desarrollo Urbano Miembro Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU)
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La vivienda social en arriendo ha sido promovida por expertos con exceso de escritorio y escasez de terreno. El gobierno y la Convención Constitucional les compraron la idea y ha pagado muy caro su error. El rechazo ciudadano fue tan masivo, que tuvieron que sacar videos para decir que la vivienda social seguirá siendo propia, pero el programa para construir 5.000 viviendas fiscales de alquiler sigue y temo que pronto veremos convenios con inmobiliarias de renta para entregar un “arriendo protegido”.


El concepto de “vivienda digna” ha estado en el centro del debate constituyente, pero pocos han precisado de qué se trata, así que quiero proponer algunas definiciones en esta columna. Intentaré dejar fuera las aproximaciones político-sociológicas, que se vuelven incomprensibles cuando las explicamos los arquitectos y trataré de recoger mi experiencia trabajando con comités de vivienda.

La primera dimensión de una vivienda digna es la amplitud para adaptarse al crecimiento del hogar. Su contraparte es el hacinamiento, que es la pesadilla de la vivienda social y suele darse en departamentos, conocidos como “condominios sociales” o bloques. La segunda dimensión es la buena vejez de la vivienda digna. Esto tiene que ver con el tamaño, su calidad constructiva y el entorno. La presencia de servicios, plazas y sobre todo de árboles, es clave para entregar un habitar digno. Por eso la ola de inseguridad que vivimos es tan grave, ya que además de aterrar a la población, llena las viviendas de rejas y deja veredas o plazas como lugares tristes y desolados.

Vamos a la tercera y más importante dimensión de la vivienda digna, que es la propiedad. Desde las migraciones campo-ciudad de los años 20, todas los movimientos sociales han luchado por su casa propia. Esperan años y ahorran cada peso, aunque implique vivir allegados. Esto no es una aspiración materialista o burguesa, sino que un anhelo de dignidad y movilidad social. Un camino para dejar atrás la pobreza. Una certeza ante la vejez y – lo más relevante- un patrimonio que dejarán hijos o sobrinos.

Existen experiencias notables que combinan amplitud, buena vejez y propiedad como la Operación Sitio (OS), impulsada por el Presidente Frei Montalva para acelerar la resolución de un déficit enorme que heredó de gobiernos anteriores, que privilegiaron la construcción de pocos y buenos conjuntos de vivienda – las famosas villas o unidades habitacionales Corvi-Cormu- pero que dejaron a la mayoría de las familias en la tierra.

[cita tipo=»destaque»]La clave la dio el ministro Carlos Montes, que a diferencia de muchos expertos, conoce la realidad de las familias vulnerables. Montes propuso una Operación Sitio 2.0.[/cita]

La OS, consistió en entregar a cada familia, un terreno de 9 metros de ancho por 18 metros de largo, diseñando las calles y los servicios sanitarios. La mayoría envejeció muy bien que es la gracia de entregar un terreno, para que cada familia levante su casa, con sus jardines, parrones, ampliaciones o garajes. Un segundo avance fue la vivienda progresiva, consolidada en el gobierno del Presidente Aylwin y que consistía en levantar un módulo básico formado por un baño, una pieza y la cocina, para que las familias lo ampliaran. La vivienda incremental de Alejandro Aravena, recoge en el mismo concepto, con su idea de entregar una “Media casa” con un sitio, para que las familias la completen en el tiempo.

Lamentablemente nos hemos olvidado de estas tres dimensiones. En las grandes ciudades, casi todas las viviendas sociales son departamentos sin ascensor, que si bien han mejorado su metraje y calidad, siguen siendo rígidos y agresivos para adultos mayores o personas con discapacidad. Esta desconexión se acentuó cuando se puso de moda la vivienda social de arriendo, una política copiada de Alemania e Inglaterra donde ha generado enormes problemas, partiendo por un alza de los precios de alquiler que tiene a las familias pagando caro para quedarse sin ningún patrimonio, beneficiando a grandes conglomerados inmobiliarios. Al respecto, recomiendo el excelente artículo de Pablo Tusso publicado en El Mostrador y donde alerta varios problemas asociados al arriendo.

La vivienda social en arriendo ha sido promovida por expertos con exceso de escritorio y escasez de terreno. El gobierno y la Convención Constitucional les compraron la idea y ha pagado muy caro su error. El rechazo ciudadano fue tan masivo, que tuvieron que sacar videos para decir que la vivienda social seguirá siendo propia, pero el programa para construir 5.000 viviendas fiscales de alquiler sigue y temo que pronto veremos convenios con inmobiliarias de renta para entregar un “arriendo protegido”.

¿Qué debemos hacer?. La clave la dio el ministro Carlos Montes, que a diferencia de muchos expertos, conoce la realidad de las familias vulnerables. Montes propuso una Operación Sitio 2.0 que retoma la idea de entregar un sitio para una casa, y no un departamento, con urbanización, plazas y servicios como consultorios o escuelas. Se trata de una excelente iniciativa, que además de incorporar las tres dimensiones de la vivienda digna, serviría para reducir el déficit habitacional y el crecimiento desbocado de los campamentos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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