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Sobre fascismos, nazismo y la izquierda Opinión Foto: Archivo/Agencia UNO.

Sobre fascismos, nazismo y la izquierda

Para dejar atrás la violencia política de los fascismos se debe entender que sus ideas son ante todo reaccionarias, desdeñan de la Ilustración, desdeñan del liberalismo, aborrecen a los socialismos y detestan la democracia. El peligro que representan debería hacernos olvidar rencillas políticas pequeñas y llegar un mínimo común que signifique un rechazo a toda alternativa política violenta y contraria a los logros civilizatorios mínimos que hemos alcanzado. 


Cada cierto tiempo reflota en redes sociales y en uno que otro foro televisivo la idea de que el nazismo y el fascismo eran de izquierda. Esa es una polémica bastante absurda que dice mucho de quienes la enuncian. Vale la pena aclarar el asunto.

Primero. Hay una derecha neoliberal que ha pretendido cooptar a toda la derecha y consideran que las ideas contrarias al liberalismo de Von Hayek y cia. son de izquierda. Esa posición es vieja, dentro de la sociedad Mont Pelerin, fundada en Suiza por el mismo Frederic Von Hayek para defender sus ideas ultraliberales, consideraban todo lo que no era parte de su acervo ideológico como izquierdista. Después de la Segunda Guerra, años en que en todo Occidente el pensamiento económico estaba hegemonizado por el keynesianismo, los acólitos del liberalismo de Hayek consideraban que el camino a la servidumbre estaba garantizado. Solo a partir de los años 70 esa escuela de pensamiento económico comenzó su hegemonía. Su estandarte era Milton Friedman, un economista de Chicago que tenía una receta liberal para el problema de la inflación que aquejaba a las economías centrales y periféricas. El asunto es que, desde esos años aciagos para el capitalismo industrial, el pensamiento ultraliberal de Hayek y Friedman gana terreno y comienza un acelerado desmantelamiento de algunos fundamentos del capitalismo industrial tal como se le conocía. Para estos ultraliberales todo lo que no estuviera dentro de su cerco ideológico es de izquierda. Eso incluye a los populismos, que es bien discutible que fueran de izquierda, recordemos que Juan Domingo Perón, el general y presidente de Argentina que fundó el justicialismo, señalaba que su política era una tercera alternativa al liberalismo radical y a la revolución socialista, pero era una tercera alternativa nacionalista.

[cita tipo=»destaque»]El nazismo y el fascismo eran de derecha, de una derecha distinta a la que dominaba la política del período entre guerras. Esto no quiere decir que toda derecha sea violenta, por el contrario, políticos de derecha liberal o de tradición conservadora eran considerados enemigos por los fascistas.[/cita]

Segundo. Cuando alguien dice que los nazis eran de izquierda porque el nombre del partido era Partido Nacionalsocialista de los Trabajadores Alemanes, y se quedan con el “socialismo” del nombre, olvidan que antes que eso es nacionalista. Ese nacionalismo radical, anti oligárquico, anti elitista y furioso, era una reacción al pavor que generó en las masas obreras nacionalistas la posibilidad de una revolución socialista a escala continental. Pero también, es una reacción a la política burguesa elitaria. Para los fascistas, el verdadero pueblo era la masa de trabajadores que no tenían un espacio en la política elitista de hegemonía burguesa y aristocrática. Se identifican con un “demos” (pueblo idealizado), romantizado, cuya supuesta historia es ancestral y su identidad es racial y pura. Si la izquierda marxista reivindicaba una identidad de clase histórica y transnacional; los fascismos (nazis y fascistas) reivindicaban una identidad racial transhistórica y esencial. Los fascismos emergen como una forma política radical, anti ilustrada y violenta. Los socialismos provienen de la misma ilustración que los liberalismos, por lo tanto, los fascismos son antiliberales y antisocialistas.

Tercero. Todo el que quiera llevar agua a su molino de forma burda dirá que su posición política es mejor porque tiene una historia intachable. Los ultraliberales creen que solo la izquierda ha cometido atrocidades, cierta izquierda hace lo mismo. Lo que todos ellos olvidan es que la política de izquierdas y derechas, que proviene de la Ilustración y la Revolución Francesa, está marcada por una historia de violencias. Por ejemplo, eran regímenes liberales los que llevaron el colonialismo a África y masacraron pueblos por ambiciones económicas y políticas. Todos tienen tejado de vidrio, pero cada uno debe cargar sus muertos y no adjudicárselos de mala fe a los demás. El nazismo y el fascismo eran de derecha, de una derecha distinta a la que dominaba la política del período entre guerras. Esto no quiere decir que toda derecha sea violenta, por el contrario, políticos de derecha liberal o de tradición conservadora eran considerados enemigos por los fascistas.

Para dejar atrás la violencia política de los fascismos se debe entender que sus ideas son ante todo reaccionarias, desdeñan de la Ilustración, desdeñan del liberalismo, aborrecen a los socialismos y detestan la democracia. El peligro que representan debería hacernos olvidar rencillas políticas pequeñas y llegar un mínimo común que signifique un rechazo a toda alternativa política violenta y contraria a los logros civilizatorios mínimos que hemos alcanzado.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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