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El amor en epidemias de soledad Opinión

El amor en epidemias de soledad

Alejandro Reyes Vergara
Por : Alejandro Reyes Vergara Abogado y consultor
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El sentimiento de soledad es una epidemia en el mundo. Lo dicen muchos estudios. Es paradójico. Ya somos 8.000 millones de habitantes y mientras más somos y comunicados estamos por redes sociales, más solos nos sentimos. ¡Qué contradicción! ¿Cómo resolver esa ecuación?

El sentimiento de soledad ha pasado de ser un drama personal a un problema social, político y económico. Van unas pinceladas. Antes del COVID, la máxima autoridad de Salud de Estados Unidos dijo que su país tenía una “epidemia de soledad”, impulsada por el ritmo acelerado de la vida y el uso de las tecnologías en todas nuestras interacciones sociales. En 2018, un 20% de los norteamericanos se sentía solo. Gran Bretaña y Japón formaron Ministerios de la Soledad para abordarla con políticas públicas. La OMS dijo en 2018 que Gran Bretaña era el país europeo donde las personas se sentían más solas, que calcularon en nueve millones. Doscientas mil personas podían estar un mes sin conversar con ningún familiar o amigo. En Japón, un 15% de sus adultos tenían menos de una conversación cada dos semanas. En España, la Cruz Roja dice que el 27% de los mayores que ellos atienden no recibe visitas nunca o casi nunca y un 23% no tiene a quién contarle sus preocupaciones.

Según IPSOS, el sentimiento de soledad viene aumentado aceleradamente en el mundo. Cuatro de diez entrevistados dicen sentirse solos en el planeta. ¿Y en Chile? Según IPSOS, en 2021 se sentían solos casi la mitad de los chilenos, ¡un 47%! Más que el promedio mundial que es 41%. ¡Vaya, vaya! ¡Otro récord! ¡Esa sí que es desolación!

Es cierto, algunas cifras están influenciadas por la pandemia. Pero hay muchos estudios anteriores y posteriores que apuntan a lo mismo.

¿Y qué tiene que ver el Amor con la soledad? En rigor el Amor no es antónimo, antídoto ni vacuna contra la soledad. Tú puedes experimentar Amor y sentir soledad al mismo tiempo. O al revés, puedes sentirte en compañía pero a su vez no experimentar Amor. Son sentimientos distintos.

Pero todos anhelamos ser amados. Y el Amor es un remedio que mitiga la soledad. Básicamente porque el Amor según E. Fromm es una forma de vencer nuestro “estado de separación”, para una fusión interpersonal y trascender la vida individual. Formamos parte de una totalidad original que se ha fragmentado y tenemos el deseo de terminar o mitigar esa separación humana que se originó en el odio. El Amor es una forma de evitar lo que nos separa de otros, para unirnos. Eso quizás venga desde Empédocles, orador, mago y profeta del siglo V a. C., que escribió sobre el amor y hablaba de la fusión y separación de los cuatro elementos esenciales, agua, fuego, aire, tierra, que nacen y perecen por su mezcla o separación, causados por el Amor o el Odio.

Antiguos filósofos como Empédocles, Platón, Aristóteles, Plutarco, Catulo, Lucrecio y Ovidio escribieron bellos e  importantes textos sobre el Amor. De allí surgieron los Cuatro Amores clásicos o tipos de Amor: el Eros, el Afecto, la Amistad y la Caridad. Sin embargo, han aparecido otros tipos de Amor: en 2018, por ejemplo, un británico analizó más de mil formas de expresar Amor en 50 idiomas; encontró más de 600 palabras y, a partir de ello, propuso catorce formas de Amor.

Y a lo largo de los siglos se ha seguido pensando sobre el Amor. Por nombrar algunos famosos de los últimos 100 años, están Freud, con sus “Contribuciones a la psicología del Amor”,  C.S. Lewis con “Los Cuatro Amores”, Erich Fromm con “El Arte de Amar”, Leo Buscaglia con “Reflexiones sobre el Amor”, Byung Chul-Han con “La Agonía del Eros”, y en Chile el Dr. y humanista Sergio Peña y Lillo con “Los Cuatro Amores” y “Amor y Sexualidad”, y R. Caponni con “El Amor después del Amor”. Y en la literatura y la poesía chilena y universal, para qué hablar.

Pero el Amor no es una teoría sino una experiencia humana. Todos amamos y somos amados desde que nacimos. Tenemos experiencia –la mejor escuela– en el Amor y el desamor. Pero ello no significa comprenderlo bien.

Hoy se sufre  falta de Amor. Hay muchos sedientos. La soledad da más sed. Eso me anima a escribirte sobre el Amor, no para enseñarte nada, sino para preguntarnos y pensar sobre algo tan inabarcable. Tan profundo como humano. Un acertijo lleno de vocablos imprecisos. Pretendo apenas insinuar, preguntar, provocar.

Y el primero de los Amores que abordaré será el Eros. El Amor del deseo, de la atracción, de la pasión; el Amor de los enamorados y los amantes; el Amor erótico y de la sexualidad. ¡Suena cautivador! Pero iré a tientas con mi linterna ingresando en la caverna, en busca del Eros de Primavera. Quizás descubramos tesoros asombrosos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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