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Indemnización por años de servicio: una política contra el dinamismo laboral Opinión

Indemnización por años de servicio: una política contra el dinamismo laboral

Cristián Duarte
Por : Cristián Duarte Gerente general de Transearch y ex Director Nacional de la Bolsa Nacional de Empleo
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La indemnización por años de servicio cuando el empleador pone fin al contrato de trabajo por necesidades de la empresa es, sin duda, una fórmula que pretende proteger y ayudar al colaborador frente a una situación inesperada de desempleo con todo lo que esto implica en términos de incertidumbre frente al futuro, la posibilidad de responder a las obligaciones habituales y al endeudamiento personal y familiar.

No es una situación grata para nadie. Sin embargo, si queremos mirar a nivel país los efectos de políticas o sentencias judiciales cada vez más restrictivas en esta materia, debemos considerar la importancia de la flexibilidad en el mercado del trabajo como un factor muy importante cuando queremos dinamismo, productividad y oportunidades para quienes se encuentran sin empleo. 

En efecto, en ocasiones el trabajador no está motivado en el empleo que realiza y el empleador no está satisfecho con su desempeño, ambos quisieran una salida, sin embargo el colaborador no renuncia porque prefiere esperar a que lo despidan y le paguen lo que, de alguna manera, considera son recursos que le pertenecen; por otro lado, el empleador puede no contar con los recursos para pagar, en ocasiones, cuantiosas sumas para desvincular a un trabajador de baja productividad. 

La ley establece que dicho despido invocando las necesidades de la empresa no puede obedecer solo al mal desempeño del colaborador, aunque la empresa esté dispuesta a pagar lo que correspondería pagar. Debe ser, como lo indica la norma legal, el resultado de hechos como los derivados de la racionalización o modernización de los mismos, bajas en la productividad, cambios en las condiciones del mercado o de la economía, que hagan necesaria la separación de uno o más trabajadores.    

Un reciente fallo de la Corte Suprema estimó que la automatización y la reestructuración de los negocios no es una razón válida para que las empresas desvinculen a trabajadores bajo la causal de necesidades de la empresa. Este fallo viene a reforzar una tendencia que hace cada vez más inflexible la desvinculación de colaboradores. 

Para algunos puede ser una excelente noticia, sin embargo, si pensamos en el mundo en que vivimos con cambios tecnológicos disruptivos y a velocidades nunca vistas, sería bueno tener una mirada más abierta y de largo plazo sobre este fenómeno y compatibilizarlo con las virtudes de la flexibilidad y la velocidad de reacción en el mercado laboral, muchas veces tildadas de precariedad.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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