Opinión
Chile enfrenta decisivos desafíos de futuro que debemos atender hoy, tales como la revolución biológica, la sustentabilidad, la revolución digital y la democracia y gobernabilidad, entre otros.
Con la creación del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación, en 2018, surgieron grandes expectativas para la comunidad científica nacional, en lograr un aumento en el presupuesto en investigación y desarrollo (I+D). En la última década, este no ha variado y actualmente bordea el 0,3% de nuestro PIB, muy por debajo del promedio de Europa (2,2%) o de países como China (2,4%) o Estados Unidos (3,45%).
Si bien el gasto en I+D es un indicador relevante e ilustrativo sobre el esfuerzo nacional en este ámbito, es también de la mayor importancia contar -como es el caso- con una estrategia nacional de ciencia, tecnología, conocimiento e innovación (CTCI). Esta carta de navegación establece objetivos de desarrollo a largo plazo la que, junto a una institucionalidad madura, son una condición necesaria para avanzar hacia una política de Estado en la materia que trascienda los gobiernos.
La evidencia nos muestra cómo la CTCI es el motor del avance de nuestras sociedades, potenciando el desarrollo y diversificando la matriz productiva. Nada más baste observar de qué modo ante la pandemia de Covid-19, el quehacer científico logró hacer frente a la crítica situación sanitaria.
Sabemos que el presupuesto destinado a este ámbito debe incrementarse, aun cuando hay otras necesidades acuciantes en nuestro país que requieren atención inmediata. El Presidente Boric así lo señaló en su reciente cuenta pública, declarando la voluntad de duplicar el gasto en ciencia, tecnología, conocimiento e innovación. Una acertada decisión a nuestro juicio, pero ¿sabremos cómo utilizar de manera adecuada los nuevos recursos?
A través de la Subsecretaría del MinCiencia se promueve un “Nuevo trato con nuestras Universidades”, para trabajar en conjunto con la comisión de investigación del Consejo de Rectoras y Rectores de las Universidades Chilenas, formas de pensar y repensar cómo lograremos avanzar e implementar ese incremento sustancial del presupuesto, sin por ello hacer colapsar el sistema y la institucionalidad (Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo -ANID-), con la fluidez y eficiencia requeridas.
Sabemos que es necesario avanzar en un sistema mixto que cuente con un financiamiento basal para las universidades, especialmente las estatales, que permita instalar las capacidades habilitantes, considerando las dificultades detectadas en las regiones y las asimetrías que hoy han generado brechas enormes en el avance del conocimiento en nuestro país.
Chile enfrenta decisivos desafíos de futuro que debemos atender hoy, tales como la revolución biológica, la sustentabilidad, la revolución digital y la democracia y gobernabilidad, entre otros. En un esfuerzo de anticipación, el Consejo Nacional de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación para el Desarrollo ha convocado a un diálogo amplio y representativo, en el que participan actores de las esferas pública, privada, académica y de organizaciones sociales, iniciativa que marca un derrotero sobre la manera en que el país debe abordar temas estratégicos.
Debemos encaminarnos a dar el salto a un financiamiento que permita igualar la cancha, para lo cual existe acuerdo y trabajo conjunto cuyo fin es alcanzarlo. Confiamos en la voluntad y compromiso empeñado por el Presidente de la República ante el país.
