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Conciliación: un paso crucial hacia un Sistema Nacional de Cuidados y reducción de jornada laboral Opinión

Conciliación: un paso crucial hacia un Sistema Nacional de Cuidados y reducción de jornada laboral

Jorge Rosales-Salas
Por : Jorge Rosales-Salas Investigador Universidad Mayor, Chile
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La presentación del proyecto de ley de “Conciliación de la vida laboral, familiar y personal” es un logro significativo que nos acerca a la construcción de un Sistema Nacional de Cuidados y a la implementación de una jornada laboral de 40 horas.


La reciente presentación del proyecto de ley de “Conciliación de la vida laboral, familiar y personal” marca un hito en la historia laboral de nuestro país. Este logro no solo representa un avance significativo en la protección de los derechos de las trabajadoras y los trabajadores, sino que también sienta las bases para la construcción de un Sistema Nacional de Cuidados y la aplicación de la reducción de la jornada laboral a 40 horas.

El proyecto fue presentado en respuesta a las dificultades que se hicieron evidentes durante la pandemia de COVID-19 para conciliar la vida personal, familiar y laboral. La ley busca abordar las necesidades permanentes de las trabajadoras y los trabajadores, en particular las mujeres, que a menudo se encuentran en la posición de cuidadoras.

El proyecto de ley se desarrolló a través de una serie de mesas de diálogo social, que incluyeron la participación de organizaciones, instituciones, expertos, trabajadores, sindicatos y gremios empresariales. Las y los participantes reconocieron la inequidad de género en el mercado laboral, especialmente en relación con las labores de cuidado, y discutieron los beneficios y riesgos del teletrabajo.

El proyecto tiene como objetivo beneficiar a las trabajadoras y los trabajadores que desempeñan labores de cuidado a menores de 12 años y/o personas en situación de dependencia, permanente o transitoria, sin recibir remuneración por dicha actividad. También busca beneficiar a las familias y, en particular, a niños y niñas menores de 12 años y a las personas en situación de dependencia que reciben cuidados.

Es importante destacar que este logro es el resultado de años de lucha feminista por el reconocimiento del trabajo de cuidado y por la equidad de género en el mercado laboral. El feminismo ha puesto en el centro del debate la necesidad de valorar el trabajo de cuidado, tradicionalmente invisibilizado y relegado a las mujeres, y de promover la corresponsabilidad en estas tareas.

La pandemia de COVID-19 ha dejado al descubierto las dificultades que enfrentan los trabajadores para equilibrar su vida laboral, familiar y personal. Las responsabilidades de cuidado, que recaen desproporcionadamente sobre las mujeres, han sido un obstáculo para su plena participación en el mercado laboral. La implementación de medidas como el teletrabajo ha demostrado ser una solución efectiva para abordar este desafío, permitiendo a los trabajadores y las trabajadoras que son cuidadoras ejercer su derecho a trabajar sin descuidar sus responsabilidades familiares.

En este sentido, la reducción de la jornada laboral a 40 horas es una demanda feminista que busca reivindicar el tiempo como un recurso valioso y limitado. Al reducir la jornada laboral, se reconoce que los trabajadores tienen derecho a disponer de su tiempo para dedicarlo a otras actividades, como el cuidado de sus seres queridos, su desarrollo personal y su participación en la vida comunitaria.

La presentación de este proyecto de ley es un paso crucial hacia la creación de un Sistema Nacional de Cuidados. Este sistema, que busca garantizar el derecho a recibir y brindar cuidados, requiere de políticas laborales que reconozcan y valoren el trabajo de cuidado. Al otorgar a los trabajadores el derecho al teletrabajo y a la adaptabilidad horaria, el proyecto de ley contribuye a la construcción de este sistema, permitiendo a los trabajadores compatibilizar sus responsabilidades laborales y de cuidado.

Además, el proyecto de ley se conecta directamente con la propuesta de reducción de la jornada laboral a 40 horas. Al permitir una mayor adaptabilidad en la organización del tiempo de trabajo, esta medida puede contribuir a mejorar la calidad de vida de los trabajadores, permitiéndoles dedicar más tiempo a sus responsabilidades familiares y personales. Al mismo tiempo, la reducción de la jornada laboral puede contribuir a una distribución más equitativa del trabajo de cuidado, alentando a una mayor participación de los hombres en estas tareas.

La lucha feminista por la corresponsabilidad en el trabajo de cuidado es fundamental para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria. La implementación de un Sistema Nacional de Cuidados y la reducción de la jornada laboral son pasos importantes en esta dirección, pero es necesario seguir trabajando para desafiar las normas de género tradicionales que perpetúan la desigualdad en el trabajo de cuidado.

La presentación del proyecto de ley de “Conciliación de la vida laboral, familiar y personal” es un logro significativo que nos acerca a la construcción de un Sistema Nacional de Cuidados y a la implementación de una jornada laboral de 40 horas. Sin embargo, aún queda mucho por hacer. Es necesario seguir trabajando para garantizar que estas medidas se implementen de manera efectiva y para continuar avanzando en la construcción de un mercado laboral más justo e inclusivo. Este es el desafío que el feminismo nos plantea hoy: construir una sociedad en la que el cuidado sea una responsabilidad compartida y en la que todos y todas tengamos derecho a disponer de nuestro tiempo.

Pero ¿qué pasaría si lleváramos esta discusión un paso más allá? ¿Y si, además de reivindicar el tiempo para el cuidado y el trabajo, reivindicáramos también el tiempo para el ocio? En este sentido, la propuesta de un Sistema Nacional de Ocio podría ser un tema interesante para explorar. Este sistema podría garantizar el derecho de todos y todas a disfrutar de su tiempo libre, a participar en actividades recreativas y culturales, y a descansar.

El ocio, al igual que el cuidado, es una dimensión fundamental de nuestras vidas que a menudo se ve relegada por las exigencias del trabajo. Un Sistema Nacional de Ocio podría contribuir a reequilibrar esta situación, promoviendo una distribución más justa del tiempo y una mejor calidad de vida. Pero ¿cómo podríamos construir un Sistema Nacional de Ocio? ¿Qué medidas deberíamos implementar para garantizar el derecho al ocio? Estas son preguntas que nos invitan a reflexionar y que podrían ser el punto de partida para nuestra próxima conversación.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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