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Negacionismo, relativismo y revisionismo en la derecha chilena contemporánea Opinión

Negacionismo, relativismo y revisionismo en la derecha chilena contemporánea

Sebastián Rumie
Por : Sebastián Rumie Académico Escuela de Gobierno y Comunicaciones, U.Central
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Con todo, tras 50 años del golpe de Estado, la derecha chilena tiene la oportunidad de revisar su propia historia sin negar ni relativizar los hechos ocurridos durante la dictadura.


El próximo 11 de septiembre se cumplirán 50 años desde que tuvo lugar el golpe de Estado. Esto ha suscitado un interesante debate entre las diversas facciones de la derecha chilena, el cual se ha articulado a partir de tres aproximaciones: negacionista, relativista y revisionista.

La primera postura niega deliberadamente hechos probados con el fin de ajustar la realidad a un relato con el cual el negacionista siente un compromiso emocional. La segunda no niega los hechos, pero los relativiza conforme a un contexto histórico que los justificaría. Mientras que la tercera no niega ni relativiza los hechos, sino que los revisa con el fin de crear nuevas interpretaciones que derriben explicaciones cuestionables y/o hegemónicas que se establecen sobre diversos actores, procesos y eventos históricos.

Con respecto al negacionismo, en la derecha podemos encontrar a sujetos que tienen una adherencia afectiva al pasado dictatorial, en el sentido de que la experiencia autoritaria constituye para estos sujetos un elemento constitutivo de su identidad. Para estos, Pinochet y la dictadura son una raison d’etre (razón de ser), por lo que cualquier hecho que cuestione o amenace dicha razón es descartado como falso (e.g. la violación a los derechos humanos). En este grupo encontramos mayoritariamente a la generación que vivió la dictadura y/o la transición, la cual es afín a dos corrientes político-ideológicas contrapuestas que disputaron el poder refundacional durante el régimen militar: chicago-gremialismo y nacionalismo.

Con respecto al relativismo, en derecha podemos encontrar a sujetos pragmáticos que no niegan los hechos ocurridos durante el autoritarismo, pero que sí justifican racionalmente la dictadura por razones contextuales. El autoritarismo estaría justificado, por ejemplo, por el descalabro económico y la crisis social ocurrida durante la Unidad Popular, la necesidad de la aplicación de la Doctrina de Seguridad Nacional en un contexto de Guerra Fría y el imperativo de imponer un sistema socioeconómico alineado con los principios y valores de la llamada sociedad abierta. En este grupo encontramos una mayor heterogeneidad generacional y doctrinaria, además de una valoración transversal del golpe de Estado. Empero, aquí coexisten tanto sujetos que justifican el golpe militar pero no la violación a los derechos humanos; como sujetos que justifican el golpe de Estado, la violación a los derechos humanos y el proyecto refundador liderado por Pinochet y el chicago-gremialismo.

Con respecto al revisionismo, en la derecha podemos encontrar a sujetos que toman distancia de las posturas anteriormente descritas y que someten a examen las narrativas establecidas tanto por la derecha como la izquierda transicional. Este grupo está compuesto principalmente por las nuevas generaciones de actores derechistas que, sin querer vivir con épicas prestadas, han buscado crear sus propias explicaciones relativas al autoritarismo. Dentro de este grupo destaca Daniel Mansuy, quien publicó este año un controversial libro titulado Salvador Allende. La izquierda chilena y la Unidad Popular, el cual supuso un claro intento de revisar la historia del gobierno que antecedió al golpe de Estado y a su principal figura. Esto, sin demonizar ni mitificar a los actores y procesos de dicho período.

Con todo, tras 50 años del golpe de Estado, la derecha chilena tiene la oportunidad de revisar su propia historia sin negar ni relativizar los hechos ocurridos durante la dictadura. No obstante, el grupo político que lidera actualmente a este sector es el Partido Republicano, un grupo en el que tanto a nivel dirigencial como electoral predominan las posturas relativistas y negacionistas. De modo que la coyuntura no parece propicia para la proliferación de las posturas revisionistas, las cuales, además, pareciesen estar recluidas en la esfera académica.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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