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¿Es la cultura de la cancelación una rebeldía generacional? Opinión

¿Es la cultura de la cancelación una rebeldía generacional?

Gonzalo Salazar
Por : Gonzalo Salazar Director Research & Analytics de IPG Mediabrands Chile
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La coexistencia de la cancelación y la libertad de expresión es posible, a pesar de que algunos ejemplos puedan acercarse a los límites legales en Chile.


En los últimos años, la cultura de la cancelación ha emergido como una fuerza poderosa en el paisaje digital y social. Este fenómeno, sin líderes definidos, con participantes esporádicos y sin una ideología en común, tienen un objetivo en mente: develar la verdad detrás de marcas o personas que hayan cometido malas prácticas, lo que ha sacudido las redes sociales y ha planteado preguntas fundamentales sobre la libertad de expresión y la justicia social.

La cancelación es un fenómeno contemporáneo y un boicot no tradicional que se ha arraigado principalmente en las generaciones más jóvenes que son usuarios activos de plataformas donde proliferan las “funas”. X, Instagram y TikTok sirven como campos de batalla digitales donde los Millennials y los Centennials impulsan esta forma de protesta. La participación activa en esta cultura se deriva del deseo de justicia social y la búsqueda de sanciones para aquellos que han cometido malas prácticas.

Pero el acto de “funar” no es simplemente una búsqueda de notoriedad; es un intento de exponer la verdad y fomentar la rendición de cuentas ante la creciente fatiga social de malas prácticas, la falta de ética y acciones que no se alinean con los valores contemporáneos.

Este modelo de protesta representa un desafío a las estructuras tradicionales de protesta. En lugar de manifestaciones físicas frente a instituciones, se lanza con fuerza sobre personalidades y marcas en un ecosistema de alto alcance como las redes sociales. Esto ha transformado la forma en que se ejerce la presión pública y ha llevado a un debate sobre los límites de la exposición digital y la consecuencia pública.

La percepción de este fenómeno varía significativamente dependiendo de qué generación lo observe. Los Baby Boomers y la Generación X pueden ver la participación en la cancelación con mala cara o indiferencia, mientras que los Millennials y los Centennials tienden a ser más críticos con aquellos que se desvinculan de una “funa”. Esto refleja la brecha generacional en la comprensión y aceptación de esta forma de activismo digital.

La coexistencia de la cancelación y la libertad de expresión es posible, a pesar de que algunos ejemplos puedan acercarse a los límites legales en Chile. En términos generales, la cancelación no es una forma de expresión que viole esta libertad. Sin embargo, encontrar un equilibrio entre la cancelación y la libertad de expresión es un desafío continuo que requiere un debate reflexivo y una comprensión de los matices involucrados.

Por tanto, la cultura de la cancelación es un reflejo de la dinámica cambiante de la sociedad en la era digital. Si es una rebeldía generacional o no, depende de cómo se vea desde la perspectiva de cada generación. Lo que es innegable es que ha transformado la forma en que se ejerce la presión social y ha puesto de manifiesto preguntas importantes sobre la moralidad pública y la libertad de expresión en la era digital.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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