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Educación superior e innovación Opinión

Educación superior e innovación

La innovación se refleja en la planificación estratégica y en la Comisión Nacional de Acreditación de Chile, siendo definida explícitamente como una labor esperada del sector.


El Índice Global de Innovación (IGII) señala que Chile, tras liderar el ranking regional durante ocho años, ha sido superado por Brasil, ocupando el puesto 52 a nivel global. Brasil, en el puesto 49, es el único país latinoamericano entre los primeros 50 de 132 naciones. Lamentablemente, Chile no aparece ya entre los 50 con mayores avances.

La academia, especialmente en los sectores universitario y técnico profesional, tiene un papel crucial. Atrás parecen haber quedado los tiempos cuando docencia e investigación eran labores suficientes. En este escenario, con crecientes expectativas sobre universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica, es esencial que las instituciones establezcan estrategias de colaboración no solo con la industria y el sector productivo, sino también con comunidades y encargados de políticas públicas.

Esta cooperación debe buscar abordar los desafíos sociales actuales y futuros. Debe partir del principio de que sin conocimiento no existe innovación, y sin innovación no hay posibilidades de resolver los problemas complejos que la sociedad debe hoy enfrentar.

El escenario parece ser propicio para estos esfuerzos. La innovación se refleja en la planificación estratégica y en la Comisión Nacional de Acreditación de Chile, siendo definida explícitamente como una labor esperada del sector. Sin embargo, para que la innovación sea verdaderamente transformadora, debe integrarse en todas las áreas.

Fundamental en esta línea es la existencia de financiamiento adecuado, cuestión que, como demuestra el proyecto de presupuesto del Ministerio de Ciencia, Tecnología, Conocimiento e Innovación (MinCiencia) para 2024, no está todavía resuelta. Este proyecto propone un crecimiento del 1,6%, lo que representa unos $541.357 millones adicionales respecto al 2023. Este aumento se sitúa por debajo del promedio del presupuesto público del Gobierno. Agravando esta situación, el proyecto de presupuesto presenta una glosa general en el ítem de Transferencia de Capital del Fondo de Innovación, Ciencia y Tecnología, sin asignación de recursos específicos, lo cual limita aún más las oportunidades y avances en innovación y ciencia en el país.

El sistema chileno de educación superior ha mostrado un progreso notable en las últimas décadas, particularmente en investigación. Sin embargo, para seguir avanzando, es vital un marco que promueva colaboración, investigación e inversión para promover la innovación. En este sentido, aunque el IGII es solo un ranking, nos muestra áreas de mejora. Para seguir siendo competitivos en el escenario global y relevantes a nivel nacional y, especialmente, regional y local, es crucial el apoyo financiero y estructural para el desarrollo de la innovación dentro de este sector.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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