La inclusión laboral de PcD desde la diversidad funcional es lo ético y es lo inteligente.
En reunión de equipo, conversando sobre diversidad, inclusión e igualdad de género, a propósito de que se aproximaba el día de las personas con discapacidad, nuestra especialista en inclusión de personas con discapacidad (PcD) nos planteó lo siguiente:
El 3 de diciembre se celebra el Día Internacional de las Personas con Discapacidad. El objetivo es sensibilizar y concienciar a la sociedad sobre los desafíos que enfrentan las PcD y promover medidas para garantizar su plena participación en todos los aspectos de la vida social, laboral, económica, política y cultural. Sin embargo, la discapacidad a menudo se percibe como una enfermedad o una carga para el entorno. Y si bien es cierto la discapacidad es para la persona una problemática particular de origen físico, sensorial, intelectual, psíquico, visceral, muchas veces la limitación que esto conlleva tiene un origen social.
La aproximación del modelo social de inclusión considera que no son las limitaciones individuales de las PcD la causa del problema, sino las limitaciones de la sociedad para prestar los servicios apropiados y garantizar que las necesidades de esas personas sean tenidas en cuenta dentro de la organización social. Esto no supone negar el aspecto individual de la discapacidad, sino enmarcarlo dentro del contexto social.
De ahí que la diversidad funcional es un concepto más amplio en posibilidades y que parte del reconocimiento de que todo ser humano puede tener una variedad de habilidades y limitaciones en diferentes áreas de sus vidas, y que estas diferencias no deben ser vistas como un obstáculo, sino como una característica particular y valiosa para la sociedad. En lugar de centrarse en las limitaciones de una persona, la diversidad funcional se enfoca en la idea de que las personas pueden funcionar de manera diferente y que la sociedad debe ser inclusiva y adaptarse para acomodar estas diferencias.
En ese sentido, la diversidad funcional aboga no solo por la accesibilidad a la educación, el empleo o la vida pública, sino también por crear condiciones del entorno en el que todos(as) puedan participar plenamente y contribuir de manera significativa.
Esto implica la eliminación de barreras físicas, pero también la eliminación de estereotipos y prejuicios que pueden limitar las oportunidades de las PcD. La diversidad funcional desafía la idea de “normalidad” y la mirada condescendiente y discriminadora de unos(as) hacia otros(as) por alguna condición. En un mundo verdaderamente inclusivo, todas las formas de diversidad, incluida la diversidad funcional, son aceptadas y valoradas. Debemos reconocer la diversidad funcional como una parte integral de la condición humana.
Hoy en día en Chile existen avances importantes, tenemos un marco legal que los impulsa: Ley 20.422, que establece normas sobre igualdad de oportunidades e inclusión social de PcD; Ley 21.015, que incentiva la inclusión de PcD al mundo laboral; y Ley 21.275, que modifica el Código del Trabajo para exigir de las empresas pertinentes la adopción de medidas que faciliten la inclusión laboral de los trabajadores con discapacidad.
Pero con el enfoque de la diversidad funcional, la inclusión laboral de PcD en las organizaciones y la sociedad en su conjunto, parte de una convicción ética centrada en el derecho humano a trabajar y participar en la sociedad de manera plena y sin discriminación. Y, al mismo tiempo, reconoce el talento, experiencia y perspectivas que las PcD aportan y que pueden ser valiosas para la innovación y la toma de decisiones. Además, cuando las PcD tienen la oportunidad de trabajar, pueden depender menos de la asistencia social y disfrutar de una mayor autonomía y calidad de vida.
Terminamos la reunión de trabajo concluyendo que debemos promover la inclusión laboral de PcD desde la diversidad funcional, con foco en sus derechos y reconociéndoles como parte de la diversidad humana, una más entre tantas. Esta perspectiva no puede invisibilizar las reivindicaciones de los colectivos y las propias personas con discapacidad. Pero abordarla desde la diversidad funcional no solo es importante desde una perspectiva ética y de derechos humanos, sino que también beneficia a las organizaciones laborales, la sociedad y las propias PcD.
La inclusión laboral de PcD desde la diversidad funcional es lo ético y es lo inteligente.