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Encauzar el debate sobre incendios forestales

Por: Julio Torres Cuadros


Señor Director:

Si la calidad del debate sobre los incendios forestales fuera un predictor de la calidad de las soluciones a implementar una vez superada la tragedia, pareciera que estamos en serios problemas. Por una parte, un grupo importante de políticos, científicos y activistas ambientales se han dedicado a aprovechar la contingencia para reforzar el juicio negativo hacia los monocultivos que plantean desde hace ya varios años, incluida la reactivación de un ánimo regulatorio de carácter punitivo. A este grupo hoy se han sumado las siempre oportunistas redes sociales que, sin conocimiento del tema, repiten consignas de moralizante indignación y con marcado sesgo anticapitalista. Para ellos los culpables, más allá de cualquier duda, siempre serán los monocultivos, es decir, los árboles, sin perjuicio de que ahora se sumen los conejos, de acuerdo con lo señalado por el actual Ministro de Vivienda, Carlos Montes. En el otro extremo están quienes plantean los incendios como un tema de seguridad nacional, basados en la alta intencionalidad que el fenómeno presentaría. Bajo esta mirada la industria forestal sería víctima de los incendios, como señaló el Fiscal Nacional Ángel Valencia. De hecho, el debate sobre el porcentaje de intencionalidad, como nunca antes, se ha tomado la agenda noticiosa, lo que incomoda al Ejecutivo dada las implicancias políticas que tendría reconocer frente a la opinión pública la existencia de grupos que a través de acciones delictuales de “sabotaje” le han costado la vida a 25 personas. De nuevo en palabras del ministro Montes “si fuera verdad todo lo que se dice, que todo es por intencionalidad, la verdad es que estaríamos en una situación muy compleja”. Por lo mismo, no es de extrañar que las autoridades relativicen el papel de la intencionalidad y culpen a los conejos y a los monocultivos y su inflamabilidad, o bien acudan al cambio climático como contexto para la tragedia. La única oportunidad que existe de encauzar y poner una dosis de racionalidad al debate es dejar las agendas personales y el aprovechamiento político de la contingencia y trabajar en la construcción de un ambiente propicio para un debate técnico y, por cierto, político.

Julio Torres Cuadros

Secretario Ejecutivo

Colegio de Ingenieros Forestales de Chile

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