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Buenismos Opinión

Buenismos


Desde hace más de dos décadas la productividad de la economía chilena viene bajando, al igual que su tasa de crecimiento, mientras los conflictos sociales han aumentado hasta llegar a una situación que es simplemente insostenible. Ese es el contexto en el que Chile se encuentra hoy.

El Señor Edwards plantea en su columna “buenismos” que los jóvenes de izquierda tendríamos “ideas mal hilvanadas respecto a la necesidad de Chile de políticas industriales que reduzcan la dependencia en exportación de recursos naturales y genere una matriz productiva más compleja”. Para argumentar contra esta idea, el Sr. Edwards cita a tres países outliers en el trabajo de Hausmann e Hidalgo. Son precisamente Hausmans e Hidalgo los que sostienen que la mayor complejidad está asociada a mayor crecimiento y que los países deberían preocuparse de aumentar su complejidad. En esta línea, autores como Mazzucato, Hausmann, Rodrik y Robison promueven las políticas de desarrollo productivo.

Primero es necesario decir que Chile sí tiene y ha mantenido políticas industriales en la industria acuícola, frutícola, agrícola y forestal, sectores que crecieron de forma importante durante los últimos 40 años. Todas industrias de baja complejidad. Lamentablemente estos sectores y la minería, generan externalidades negativas y conflictos sociales que hasta el minuto no han sido solucionados. Además, proveen de empleos que no ofrecen en su conjunto las mejores condiciones laborales y nulos aumentos en la productividad hacen pensar que no lo harán nunca. Las perspectivas para el futuro de Chile si mantenemos la misma estrategia de desarrollo no es alentadora y nos mantendrá con bajo crecimiento estructural y creciente descontento social.

El Sr. Edwards propone como estrategias aumentar la productividad, calidad de la educación, políticas sociales, estado de derecho y fortaleza institucional. Este listado de soluciones parece un slogan más que una reflexionada estrategia para el desarrollo de los próximos 40 años. Creemos que se puede y se debe hacer mucho más.

Una estrategia de aumento de la complejidad en el país, puede ser, desde promover las industrias tecnológicas – como la Inteligencia Artificial – hasta potenciar el refinamiento del cobre o Investigación y producción de tecnologías para la resiliencia climática. Algunos creemos que es necesario alejarnos de estrategias que se enfoquen solo en las áreas de los recursos naturales, para potenciar industrias que le agregan complejidad a la economía en su conjunto. Estas industrias, como por ejemplo la tecnológica, proveerán de servicios a las empresas tradicionales y las apoyarán para mejorar la productividad. Pero idealmente, exportarán estos productos y servicios.

Autores como Mazzucato o Hausmann sostienen que el Estado tiene un rol importante en estas estrategias de desarrollo productivo. Podemos tener un Estado que trabaje eliminando asimetrías de información y coordinación. Entregando recursos – que muchas veces ni siquiera son económicos- y apoyando con celeridad los permisos y legislaciones para el rápido funcionamiento de las empresas. Además, desde CORFO se ha promovido, y debe seguir promoviendo el emprendimiento y crecimientos de empresas en las industrias seleccionadas. Esto iría en línea con las políticas de desarrollo productivo de todos los países que llegaron al desarrollo en los últimos 70 años.

En una democracia tenemos que poder sentarnos a debatir -sin insultos- cuál es la estrategia que como país queremos tener para desarrollarnos durante las próximas décadas. Al elegir tener una estrategia de desarrollo industrial, no sólo estamos definiendo dónde hacer las apuestas, sino que estamos determinando cómo serán los trabajos de los chilenos, nuestro trato con el medioambiente y la sociedad donde nos desarrollaremos.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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