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Nueva Constitución: Chile un caso de desarrollo sostenible Opinión

Nueva Constitución: Chile un caso de desarrollo sostenible


¿Por qué mirar los modelos nórdicos y del “Commonwealth”, en la nueva Constitución a redactar? El economista Sebastián Edwards en una reciente carta al diario El Mercurio, replicando a don Agustín Squella respecto a su opinión en relación a una Constitución “hoja en blanco”, contrargumenta que a la hora de tomar ejemplos para elaborar nuestra Constitución, debiéramos usar como referentes a siete países, cinco naciones nórdicas: Dinamarca, Islandia, Finlandia, Noruega y Suecia y dos anglosajonas: Australia y Nueva Zelandia, mirada que obviamente no está de más, aunque no indica en que materias.

Lo que omite Sebastián Edwards, es que los modelos constitucionales de los países nórdicos que cita como arquetipos, son Monarquías de largos siglos, que establecen sistemas parlamentarios, que son Constituciones breves y que no se explayan largamente sobre derechos sociales, económicos y culturales; y las otras dos que cita, Australia y Nueva Zelandia, son Constituciones que pertenecen a la tradición del “Commonwealth”, con reconocimiento expreso a la Monarquía de Gran Bretaña y que también establecen regímenes parlamentarios.

En síntesis, lo que propone Sebastián Edwards como los siete modelos de Constituciones a “usar”, poco tienen que ver con nuestra historia constitucional y cultural, especialmente en el caso de Chile, que ha conocido el modelo de la constitución de 1833, con un presidencialismo fuerte que devino en una interpretación seudo parlamentaria post revolución de 1891, la de 1925 esencialmente presidencialista y la de 1980, también marcadamente presidencialista.

Por ello, no está en discusión que la nueva carta constitucional, debe recoger buenas experiencias del derecho constitucional comparado contemporáneo, pero no debe alejarse de nuestras mejores tradiciones constitucionales y necesidades sociales. La redacción democrática de una nueva constitución – proceso inédito en Chile – no es un simple trámite de ponerse o “usar” un traje prestado, que naturalmente no nos va a quedar bien de talla, ni de estilo. En este sentido, pareciera más relevante y constructivo, que nuestro destacado economista Sebastián Edwards opine sobre la nueva modelación del Estado y sus fines, especialmente que desarrolle sus ideas en torno a sí está por un Estado subsidiario o por un Estado Social de Derecho en lo económico social, en definitiva, cuál es su visión sobre lo que se denomina la Constitución económica. Pienso que en ese debate tiene mucho mas que aportar, que el ejercicio de sugerir usar modelos de siete Constituciones que están muy lejanas a nuestra historia y cultura.

En una mirada mas global, pareciera que la noción de Estado y desarrollo sustentable o sostenible, debiera tener un protagonismo importante en el debate de la nueva constitución, esto es, entendido como “el desarrollo que satisface las necesidades del presente sin comprometer la capacidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades” y que con el fin de lograr el desarrollo sostenible es fundamental armonizar tres elementos centrales: el crecimiento económico, la inclusión social y la protección ambiental. Estos elementos están interconectados y son todos fundamentales para el bienestar de los individuos y las sociedades como ha señalado Naciones Unidas.

En consecuencia, observando los desafíos para Chile en el Siglo XXI, necesariamente el constituyente deberá debatir sobre los fines y rol del Estado en la economía y el modelo de desarrollo a que aspiramos como sociedad, donde la mirada desde la sustentabilidad, atentos al cambio climático, las emisiones de carbono, el cuidado del medio ambiente y la superación de la pobreza, entre otros bienes públicos, estarán necesariamente en el centro del debate político y económico. Tengamos en consideración, que pocas veces en su historia las sociedades y ciudadanos podemos ver y ser parte de un proceso constitucional democrático en directo, esto es, ver el ejercicio del poder soberano o poder constituyente gestando una nueva constitución política, no sólo para hoy, sino que para el futuro, en que nadie validaría ponerse un traje ajeno, con una talla a contrapelo y con un estilo que no se aviene a nuestra historia. En este debate de Constitución en su dimensión y contenido económico “hoja en blanco”, es relevante oír la opinión del mundo de los economistas y contrastar el debate de ideas obre el  modelo de desarrollo económico que aparece más adecuado a la realidad económico social chilena y su historia. Pienso, que la gran mayoría no está por reescribir “Chile un caso de desarrollo frustrado”, como enseño Anibal Pinto, sino que está por escribir para las generaciones futuras: Chile un caso de desarrollo sostenible para el Siglo XXI.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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