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La economía ninguneada y las pensiones Opinión

La economía ninguneada y las pensiones

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Juan de Murcia
Por : Juan de Murcia El nombre de este perfil corresponde a un seudónimo para proteger la identidad de su autor/a
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En los últimos días, he visto con preocupación cómo la clase política hace oídos sordos de lo que los economistas advierten sobre lo que ocurrirá y ya está ocurriendo en este país –incluso, hay algunos connotados, que los ningunean– si se aprueban medidas como el 4º retiro.

Aún no se han manifestado en profundidad sobre los programas económicos de los candidatos, aunque ya hay luces sobre ello. El del candidato Gabriel Boric se ve malito, si no, pregúntele a Sebastián Edwards, que nadie puede decir sea un economista de derecha, de hecho, siempre se le ha considerado cercano a la ex-Concertación.

Hoy, Chile vive su peor situación económica en años, con inflación al alza, perspectivas de crecimiento y empleo paupérrimas para el 2022, tasas de créditos subiendo, recorte en los plazos de otorgamiento de estos, es decir, somos sin duda más pobres que hace un año y con malas perspectivas para nuestro futuro.

Pero volvamos a lo esencial, hay voces en la izquierda que plantean que la inflación es irrelevante, que por qué no seguimos el modelo de fijación de precios de Argentina. Bueno, le cuento que los que no han vivido la inflación, como pasa con la mayoría de los que dicen que es irrelevante, no saben lo que es que tu plata valga menos a fin de mes, que las cosas se encarezcan de tal manera que, si ya apenas te alcanza, entonces definitivamente a fin de mes no te alcanzará. Sí pues, esto es la inflación, en corto y simple, en la práctica, no en una tasa, que seguramente a muchos no les dice nada.

Por otra parte, la fijación de precios se ha intentado muchísimas veces y funciona en mercados regulados, con monopolios y oligopolios, como el precio de electricidad, por ejemplo, o incluso el pasaje de micro que usted paga. Pero en el retail, en la canasta de consumo, esto no funciona, pues se producen una serie de efectos económicos, como el alza de la demanda, la disminución de la producción y, como consecuencia a mediano-largo plazo, la escasez de productos y esto lleva, invariablemente, al mercado negro y precios en el cielo.

Todo lo anterior ya lo hemos vivido en el pasado, entonces, ¿cuál es el incentivo a proponer políticas probadamente ineficaces y derechamente malas? La respuesta es simple, populismo puro y duro, prometer bienestar de corto plazo, asegurar el voto y, después, si te he visto no me acuerdo.

Aprovechemos, ya que estamos hablando de temas económicos, de darles una mirada a las pensiones. En Chile, hasta ahora, el ahorro previsional ha sido individual, con una componente subsidiaria y solidaria muy pobre y administrado por privados. Esto ha generado pensiones de miseria, mientras los dueños de las AFP no han dejado nunca de ganar montos muy altos de utilidad, que a la luz de las pensiones que reciben los más pobres, parecen obscenas. Entonces, ¿es la solución volver al tan mentado sistema de reparto? Yo creo que no. Está también probado, con evidencia seria, que el Estado no asigna los recursos mejor que los privados cuando los mercados funcionan y están debidamente regulados.

Mi mirada es que lo que se ha hecho mal en Chile es precisamente eso, la regulación. Y en esto somos todos culpables, los políticos, desde socialistas a la UDI y también los empresarios, que por codicia y falta de empatía con el más pobre, han hecho todo el lobby posible para que esto no se corrija. Y por supuesto, todos los que escribimos sobre las realidades de nuestra sociedad, que hemos hecho la vista gorda a una situación inaceptable.

Pero no debería haber diagnóstico sin proponer una solución. Creo que un sistema de capitalización individual, aumentando la cotización de manera importante, de modo que parte –no menos del 6%, habrá que calcularlo bien– vaya a un fondo solidario, administrado por un ente privado, muy regulado, que genere rentabilidad y que subsidie las pensiones más bajas, de manera de garantizar que estas lleguen al menos al sueldo mínimo y que, por otra parte, con la mayor cotización mejoren la tasa de reemplazo, hoy insuficientes, parece ser una vía razonable.

Por otra parte, cambiaría la composición de cálculo de utilidades de las AFP y haría lo mismo con el Administrador del Fondo Solidario, llevándolos a un porcentaje mayoritario variable, de acuerdo al rendimiento de los fondos, no menor al 70%, con un límite máximo anual a sus utilidades. De esta manera tendremos una pensión mínima digna y el chileno seguirá siendo dueño de sus fondos y los podrá heredar –todas las encuestas dicen que es lo que la ciudadanía prefiere– y, por otro lado, los dueños de las AFP podrán hacer su negocio, si lo hacen bien, con beneficio para todos los ahorrantes, con utilidades normales, acordes al buen resultado de los fondos. ¿Es muy loco lo que estoy proponiendo? ¿Es inviable?

Tengo bastante certeza de que no lo es y que no lo hicimos por las razones que ya di y de paso dimos pie a que la izquierda quiera estatizar los fondos. ¿Cuál sería el resultado de esto? Simple, las pensiones seguirán siendo malas, aumentará la burocracia estatal para administrar esos dineros, donde crearemos nuevos empleos que se entregarán como favores políticos, no veo razón para que las cosas sean distintas a lo que han sido hasta hoy. Finalmente, ante el fracaso del sistema, darán cientos de explicaciones para ello, culpando siempre a otros, a los ninguneados economistas e incluso al Imperio.

Ahí se lo dejo, usted elige el país futuro que quiere, pero créame, la izquierda radical no es la solución. No diga que no le avisé.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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