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El cambio de relato de Boric Opinión

El cambio de relato de Boric

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Los resultados electorales del 21 de noviembre constituyeron, entre otras cosas, un cable a tierra para las fuerzas frenteamplistas. Aquello se manifestó notoriamente a través del repentino énfasis que Gabriel Boric comenzó a exhibir en temas que no habían tenido demasiada consideración en su campaña para la primera vuelta. El nuevo entorno, incomprensible, en buena medida, para Apruebo Dignidad, obligó al candidato a darle importancia, al menos en su relato, a temas tan relevantes como la seguridad pública, la delincuencia, la migración descontrolada y el crecimiento económico. La creciente preocupación por llegar a un electorado al cual le inquietan esos temas, queda al descubierto a través de las incorporaciones que el aspirante a la primera magistratura dispuso apenas al comienzo del segundo round.

Este giro en el relato, sin embargo, tiene un significado más profundo. La izquierda frenteamplista siempre concluyó, erradamente, que la gran mayoría de los chilenos tenía anhelos parecidos a los suyos. Bajo esa certeza, los líderes de dicha coalición enarbolaron propuestas ligadas a grandes y estructurales transformaciones sociales, a épicas luchas contra las más diversas injusticias y a problemáticas que, si bien pueden ser importantes, constituyen una dificultad para una porción menor de la población. Es muy probable que, buena parte de esos mensajes, no hayan hecho eco en una ciudadanía que lleva décadas escuchándolos.

La elección del fin de semana fue un empujón a piso para Apruebo Dignidad. La embestida los arrastró por las verdaderas y más urgentes preocupaciones de la gran mayoría de los chilenos, las cuales no habían sido capaces de notar debido al pedestal en el cual se habían subido hace años. Una inmensa parte de los ciudadanos, a diferencia de lo que creía la coalición de Boric, tiene inquietudes inmediatas y concretas, tales como poder transitar tranquilos por sus barrios o encontrar un trabajo digno. Muchas de sus aspiraciones están, además, guste o no, ligadas al consumo y a la adquisición de bienes materiales de calidad, lo cual la izquierda que pretende gobernar no ha sido nunca capaz de ver o, sencillamente, se ha negado a observar, por encontrarlo, en cierto modo, algo mundano y alejado de los anhelos que ellos esperan para una sociedad justa.

El cambio de rumbo en términos comunicacionales de la campaña de Gabriel Boric, y el énfasis en temas que antes no habían tenido importancia, dan cuenta de que Apruebo Dignidad ha comprendido que los chilenos, en buena parte, no piensan como ellos, lo que los obliga a dejar varias de sus convicciones de lado y a apostar por ideas que hasta hace poco demonizaban.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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