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Confort y eficiencia energética en viviendas: un imperativo ineludible para enfrentar la crisis climática en Chile Opinión

Confort y eficiencia energética en viviendas: un imperativo ineludible para enfrentar la crisis climática en Chile


En el mundo la población urbana ha ido creciendo sostenidamente, mientras por otra parte la crisis climática que nos afecta fuertemente va dejando sus dramáticas huellas: sequías, marejadas, deshielo de glaciares, lluvias intensas y las olas de calor son algunas de las consecuencias de esta crisis, que probablemente irá incrementando sus impactos en las siguientes décadas, al mismo tiempo que las ciudades irán aumentando su población. Tomando tan solo uno de los impactos señalados, las olas de calor en período estival, estas afectan fuertemente a la población de las ciudades donde las altas temperaturas, como las que hemos sufrido últimamente en nuestro país, se potencian con las actividades y con la configuración y materialidad de las ciudades, que hacen crecer todavía más el problema.

El efecto de la actividad antropogénica, tales como el uso de vehículos de transporte, el comercio, las fábricas y las actividades en los edificios, entre otros, sumado a la alta presencia de materiales como hormigón armado y asfalto (que absorben energía solar), junto a las características morfológicas de la ciudad (el calor acumulado se queda atrapado por falta de ventilación) y la ausencia de parques, plazas u otro tipo de áreas verdes, hacen aumentar significativamente la temperatura en las ciudades, fenómeno conocido como isla da calor. Este fenómeno se acrecienta con la presencia de olas de calor que se han duplicado en los últimos 20 años en el país, donde además se ha intensificado y aumentado su duración.

Estudios en países desarrollados muestran que las olas de calor han afectado más fuertemente a las familias más vulnerables y a las personas de mayor edad. Poblaciones con viviendas de bajo estándar de calidad y que habitan en zonas más deprimidas de la ciudad se ven más afectadas por las altas temperaturas. Al mismo tiempo, personas con prexistencia de enfermedades respiratorias, cardiovasculares y mentales se ven también muy impactadas por estas olas de calor. 

Ante la situación que se ha expuesto, las ciudades tendrán que evolucionar con medidas para enfrentar estos problemas. El aumento y cuidado de espacios verdes, la racionalización del uso del automóvil, la reducción de la desigualdad socioterritorial y el incremento de los estándares de eficiencia energética de los edificios son algunas de las medidas a considerar en las políticas públicas para transitar a una ciudad más resiliente a las consecuencias del cambio climático.

Respecto de los edificios, países desarrollados han tomado algunas medidas con el fin de limitar el fenómeno de sobrecalentamiento en las viviendas y en los edificios en general. Ello no solo para disminuir los consumos energéticos de enfriamiento, sino que para mejorar las condiciones de confort térmico de los ocupantes de viviendas en ausencia de sistemas de aire acondicionado. Por ejemplo, en muchos países europeos, las normativas para edificios nuevos exigen medidas para limitar el número de horas en que la temperatura interior supera la temperatura de confort.

En Chile estamos lejos de tomar medidas para mitigar estos crecientes y críticos problemas de sobrecalentamiento en viviendas en períodos de verano. En la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC), en su artículo 4.1.10, se establecen requerimientos de desempeño térmico para viviendas solo para períodos de calefacción o invierno, con estándares muy débiles de transmitancia térmica en la envolvente y sin considerar otros fenómenos de alto impacto en el mencionado desempeño. Es consenso en el país que estas exigencias, que datan del año 2007, están ya obsoletas. Urge que nuevos y más exigentes estándares térmicos de viviendas, elaborados hace años (2013), se tramiten definitivamente para transformarlos en obligatorios en todo el país. 

Se sabe y se valora que estos estándares se aplican en los planes de descontaminación atmosférica que ha establecido el Ministerio del Medio Ambiente, como también se consideran en los planes de regeneración urbana, de reacondicionamiento térmico y en el Plan de Emergencia Habitacional del MINVU para la construcción de 260 mil viviendas. No obstante, todos estos planes hoy también deberían agregar criterios para limitar el riesgo de sobrecalentamiento en verano en las viviendas, pues ello no ocurre actualmente. 

Se sabe que las normativas para el uso eficiente de energía en los edificios no son la única solución de los problemas de altos consumos de energía y/o del confort de los usuarios de los edificios, pero han sido los instrumentos que han aportado a lo anterior y que se aplican desde hace décadas en los países desarrollados, en donde a su vez ha habido un enorme desarrollo tecnológico y de diseño de estrategias arquitectónicas para hacer más eficientes los edificios y ofrecer mejor bienestar a sus ocupantes. 

El país necesita asumir en toda su dimensión la crisis climática que nos impacta. Las exigencias para mejorar el confort térmico y la eficiencia energética de las viviendas nuevas y existentes, deben evolucionar con urgencia, considerando también el problema del sobrecalentamiento en verano. Existen las tecnologías costo efectivas e innovadoras y las estrategias arquitectónicas para lograrlo. El confort conseguido con eficiencia energética en las viviendas (y en edificios en general) debe ser considerado como una componente relevante del proceso de transición energética que el país ha ido protagonizando y debe ser parte imprescindible de políticas para una mayor resiliencia frente a la crisis climática que acelera su avance. La manera en que la crisis no nos gane es a través de políticas públicas que desaceleren tal avance. Para ello necesitamos que sean las políticas públicas las que aceleren urgentemente su diseño para una muy rápida aplicación.

Mientras tanto, algunas medidas básicas para mitigar los efectos de las olas de calor en nuestras viviendas se encuentran aquí.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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