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El país de nunca jamás Opinión MEGA

El país de nunca jamás

Juan Legal
Por : Juan Legal El nombre de este perfil corresponde a un seudónimo para proteger la identidad de su autor/a
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Parece que en el país de nunca jamás los ladrones, los villanos y los criminales son más inteligentes que la policía y los encargados de la seguridad, aunque no necesitan serlo porque, entre otras facilidades otorgadas, una página web del Estado señala dónde se realizarán los controles nocturnos.


En el país de nunca jamás pasan muchas cosas, pero, por increíble que parezca, nunca nadie sabe nada de nada.

Los súbditos tienen miedo a los villanos. Tanto, que los que se portan bien han sido obligados, por miedo, a vivir en el bosque, arriba de los árboles. Y los villanos ocupan o amenazan las casas de los buenos a su antojo y con total impunidad.

De esto se habla, pero nadie sabe, ni se atreve a saber quiénes son los villanos, ni acusarlos, por terror a las represalias. Parece que de aquí viene el nombre villano, es decir, el que sin derecho usurpa u ocupa las villas de los buenos.

Pero nadie sabe que nadie sabe.

Tampoco saben los oficiales del Gobierno, que compiten por saber más que los otros oficiales de anteriores gobiernos, pero poco o nada logran demostrar con sus acciones y estrategias. 

Parece que hay muchas declaraciones a la prensa y tratar de ser empáticos.

La policía del Estado es la que menos sabe. Pero, al parecer, ellos tampoco lo saben. Amnesia que se agudizó cuando crearon un Comando Jungla que fue una fantochería ineficiente, riesgosa y cara.

O cuando dijeron tener un sofisticado sistema de información (un software), que era una total, rasca y grotesca mentira.

Parece que en el país de nunca jamás los ladrones, los villanos y los criminales son más inteligentes que la policía y los encargados de la seguridad. Aunque no necesitan serlo porque, entre otras facilidades otorgadas, una página web del Estado señala dónde se realizarán los controles nocturnos de carabineros.

Un capítulo aparte son el Ministerio Público y los tribunales del país de nunca jamás. Si es más fácil no saber, mejor no sepamos… pareciera decir el lema de la nueva Justicia, que no protege a nadie porque nunca sabe nada.

Algún mal pensado dice, sin impostar la voz, que algo huele mal en Dinamarca… Parece que hay demasiada promiscuidad.

En ese país de nunca jamás, en un día de furia las turbas incendiaron y destruyeron totalmente 7 estaciones del metro, 18 estaciones quedaron parcialmente siniestradas y 93 estaciones con múltiples daños, y solo salvaron indemnes 18 estaciones. ¿Quién fue? Nadie sabe, porque en el país de nunca jamás nadie nunca sabe nada de nada.

Tampoco se sabe nada de los autores de la muerte por balas locas de más de 15 niños, en tiroteos de los que nunca se sabe nada de nada, ni menos sobre quiénes fueron los autores, mientras policías explican y comentan estos sucesos en la televisión, como si a ellos solo les correspondiera relatar hechos. Cuando algún despistado les pregunta quiénes se supone que fueron los autores, la respuesta es siempre la misma: el Gobierno se querellará para dar una señal, las policías dirán que toda información (que no tienen) es parte de la investigación, a cargo del Ministerio Público, que tampoco llega a nada porque nunca sabe nada de nada.

Y ahora secuestran y matan con desparpajo a un inmigrante protegido por su condición de refugiado después de días de investigación secreta y el Estado se querella contra los que resulten responsables, pero muchos súbditos arriba de los árboles creen que todo va a quedar en nada, porque en el país de nunca jamás nunca nadie sabe nada de nada.

Y como el cuento del lobo en el país de nunca jamás, esta entelequia que denominan crimen organizado va a seguir matando, tal vez a un juez, o a un fiscal, como en Argentina, y alguien va a decir que el lobo llegó, pero en el país de nunca jamás ya es demasiado tarde.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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