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Sebastián Piñera: carta pública de una colaboradora Opinión

Sebastián Piñera: carta pública de una colaboradora

Carolina Schmidt Zaldívar
Por : Carolina Schmidt Zaldívar Ingeniera comercial, exministra de la mujer y medioambiente.
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La libertad para poder vivir el proyecto de vida que cada persona decida era un principio que lo apasionaba. De ahí su defensa a la libertad de educación y su búsqueda para extender las posibilidades de elegir. Por ello, también, impulsó la aprobación de la ley de matrimonio igualitario.


Tuve la oportunidad de acompañar al Presidente Piñera en sus dos gobiernos: como ministra de la Mujer y ministra de Educación en su primer mandato y como Ministra de Medio Ambiente en el segundo. Al igual que miles de profesionales que fuimos convocados a participar en su gobierno, no venía del mundo político. Nos entusiasmó su visión y capacidad para aportar al país.

Formó equipos sólidos a los que demandaba un trabajo intenso y profesional, siendo  él quien más se exigía. Todas las propuestas se debían preparar con profundidad, respaldar con datos duros, ser costo-eficientes y ejecutarse con sentido de urgencia. Disfrutaba de las discusiones y, ante buenos argumentos, cambiaba de opinión sin problema. No se imaginan lo estimulante que era debatir con él.

Tenía algo de niño y un gran sentido del humor. Me hacía reír en los momentos más impensados y, en otros, daba ganas de retarlo. Su personalidad intensa, detallista y acelerada explican sus “Piñericosas”,  así como las listas de supermercado presentes en algunos de sus discursos. Conjugaba la mirada micro y macro a la perfección. Esa mirada larga hizo que abordara los temas del futuro:  mujer, inclusión, ciencia, cambio climático y cuidado del medio ambiente, expandiendo las fronteras de la derecha, que los había omitido.

Cuando asumí como ministra de la Mujer me dijo “explíqueme bien los desafíos de las mujeres hoy, fui educado en otra generación”. No era un “natural” en los temas de la mujer, pero comprendió claramente que se trataban de justicia y libertad, de desarrollar políticas que permitieran a las mujeres determinar sus propias vidas, combatir la violencia y conciliar la vida personal y familiar fue un objetivo relevante en sus dos mandatos.

Se espantó, en un comienzo, cuando vio la campaña que usaba el slogan que decía “maricón es el que maltrata a una mujer”, pero no dudó en llamar para felicitar y apoyar por su impacto en la lucha contra la violencia. “La próxima vez, muéstremela antes, eso sí”, me pidió. De todas las leyes en que me tocó trabajar,  sin duda, la más querida por el presidente Piñera fue el posnatal de 6 meses, que cambió la vida de millones de mujeres y sus hijos  y que se amplió, además, a todas las madres que cotizaran. En educación, su foco era mejorar la calidad y la educación desde la primera infancia, la de quienes no marchan ni tienen voz, nos decía. Implementó diversas reformas en esa línea, pero los liceos Bicentenarios, destinados a expandir la educación pública de excelencia a todas las regiones de nuestro país, fue su obra más querida.

La libertad para poder vivir el proyecto de vida que cada persona decida era un principio que lo apasionaba. De ahí su defensa a la libertad de educación y su búsqueda para extender las posibilidades de elegir. Por ello, también, impulsó la aprobación de la ley de matrimonio igualitario e identidad de género, mostrando mucho coraje y pensando en un legado a sus nietos.

El medio ambiente y el cambio climático fueron los ámbitos en que lo vi más entusiasmado, más a sus anchas. Era un apasionado de la naturaleza, de corazón y acción.  El presidente Piñera puso el tema ambiental en el centro: lo veía como un tema de desarrollo país  que debía permear todos los sectores productivos.

Soy de las miles de chilenos y chilenas que llora su partida y que tenemos orgullo por  él y su familia.  Estoy agradecida de lo que hizo por Chile, de la oportunidad que me dio de servir a nuestro país, de lo mucho que aprendí de él, de su cariño y amistad. Su ejemplo como demócrata, trabajador incansable y amante de la libertad, nos acompañará a todos quienes tuvimos el honor de trabajar junto a él.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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