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Marca registrada: la jugada maestra de todo emprendedor Opinión

Marca registrada: la jugada maestra de todo emprendedor

En el ajedrez empresarial, el registro de marca es el movimiento que protege al rey, y ya sabemos que sin rey, se acaba el juego.


El registro de marcas es un proceso tedioso, pero esencial, el yoga burocrático que todos los emprendedores deberían practicar para flexibilizar y proteger su negocio. ¿Por qué? Pues porque en el mundo empresarial no basta con tener una idea brillante o el producto más innovador; si no está registrado, es como invitar a la fiesta a todos (incluyendo a desconocidos) sin ponerle candado a la puerta.

Imagínese que usted ha creado la mejor salsa de ají del barrio. Todos la quieren, la desean, la necesitan en sus asados. Pero, oh sorpresa, un buen día usted se encuentra en el supermercado y ve que su preciada salsa, con su receta secreta y su nombre peculiar, ¡está siendo vendida por alguien más! Y lo peor, registraron la marca antes que usted. 

Frustrante, ¿verdad? Pues bien, este es el motivo por el cual la inscripción de marca no es solo una recomendación pasajera, es una necesidad imperiosa. Registrar su marca es como ponerle una armadura a su caballero antes de enviarlo a la batalla de los negocios. Le otorga el escudo legal contra aquellos oportunistas que esperan al acecho para tomar lo que no es suyo.

¿Y qué sucede si usted es de los que piensa que el proceso es complicado? Déjeme contarle un secreto: no lo es más que aprender a preparar ese plato especial que solo usted sabe hacer y que todos sus amigos le ruegan que lleve a las reuniones. Solo requiere un poco de paciencia y el seguir el paso a paso de la web de INAPI. Y una vez hecho, tiene 10 años de tranquilidad empresarial antes de tener que renovarlo. Diez años en los que puede dedicarse a lo que realmente importa: crecer, innovar y, por supuesto, vender.

Pero, ¿por qué es tan crucial? En la jungla del mercado, su marca es más que un nombre o un logo. Es la promesa, la esencia, el alma de su negocio. Es lo que le dice al mundo quién es usted y qué hace que su producto no sea uno más del montón. Y proteger esa identidad no solo es proteger su trabajo, es asegurarse de que cuando los clientes busquen ese sabor, ese servicio o ese producto que solo usted sabe ofrecer, no terminen llevándose una imitación barata.

En conclusión, no subestime el poder de un registro. Es la diferencia entre ser el rey de la fiesta o el que se quedó sin invitación. Es una inversión estratégica, no un gasto; es asegurar el futuro y la identidad de su empresa. En el ajedrez empresarial, el registro de marca es el movimiento que protege al rey, y ya sabemos que sin rey, se acaba el juego. Así que, ¿por qué no hacerlo? Después de todo, mejor es prevenir que lamentar tener que reinventar todo su imperio por no haber colocado el candado cuando tuvo la oportunidad.

 

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.
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