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Alex de la Iglesia: «Soy un anormal que ha visto demasiadas películas»

Idolatrado por algunos e incomprendido por otros, este controversial cineasta, excesivo y compulsivo por naturaleza, ha sabido construir uno de los más particulares, arrebatadores y fértiles universos fílmicos -en el que destacan El Día de la Bestia, Perdita Durango y La Comunidad- llenos de humor negro, símbolos, ironías y referencias a los comics y filmes serie B.


Representante decisivo y arquetipo de una prometedora nueva generación de cineastas españoles en los últimos años, el realizador bilbaíno se ha encargado de crear un oscuro, lúgubre y tenebroso mundo de imágenes en movimiento.



Maestro para muchos, demente para otros -tal vez un poco de ambas-, Alex de la Iglesia se ha convertido en un director indiscutiblemente de culto y un referente obligado para los nuevos directores aficionados por los ambientes tétricos y el humor negro. "Creo que el factor fundamental o lo que realmente más me interesa a la hora de hacer una película es sin duda contar una historia y por ello lo más relevante es que debe ser entretenida. Creo que el entretenimiento es la base de la industria cinematográfica", afirma el director de El Día de la Bestia.



"El entretener supone hacerlo de una manera inteligente, si no, es aburrido. Un cineasta no se fundamenta por sus buenas intenciones sino por su calidad como director o como contador de historias. Una persona puede tener muchas cosas que decir y ser un mal director. Tienes que saber que el juguete que estás utilizando se basa en las leyes del entretenimiento o de la lucha contra el aburrimiento. Esto puede parecer una frivolidad, pero también es una forma de contar las cosas de una manera inteligente. Yo creo que nadie llamaría frívolo a Shakespeare, y creo que es uno de los tipos mas entretenidos que hay".



Se ha discutido mucho en torno a tu trabajo. ¿Cómo lo definirías, cine de género o de autor?
– Es que no sé definirme. Yo creo que eso lo tienen que hacer los que lo ven desde afuera, desde dentro es imposible. Es como si estuvieras manteniendo una relación sexual con una chica guapa, ¿tú te pararías a pensar si lo que estás haciendo es un buen espectáculo para alguien?. Tú pensarías, ¿voy a cambiar de postura porque quizá esto no guste? O sea, tú estás haciéndolo, estás follando como decimos en España, estás haciendo el amor, estás disfrutando como nunca, entonces no piensas en los demás, piensas en ti mismo, piensas en cómo disfrutar más de eso. Y luego, afortunadamente aquello llega a los demás, pero no puedes estar observándote a ti mismo en ese momento porque te volverías loco. Si tú estás pensado que tienes que quedar bien con todo el mundo, quedarías demente.



¿Qué influencia ha tenido en tu obra el cine de realizadores como Hitchcock o Hergé?
– Si yo hubiera tenido una vida apasionada y grandes amantes, tal vez mi cine reflejaría esa influencia, pero como sólo soy un anormal que ha visto demasiadas películas, mis referencias son sólo filmes de directores que admiro.



¿Qué diferencia hay entre el Alex de la Iglesia que sacaba los muebles de su casa para armar el set de Acción Mutante y el que realizó La Comunidad y 800 balas?
– Pues yo creo que no hay mucha diferencia. Si me hubiese quedado sin dinero en La Comunidad, también habría ido a la casa de mi madre por muebles, pero bueno, afortunadamente ya no es así. Lo que ocurre es eso, que creces y adquieres más responsabilidades, tienes agobios, tienes más presiones de tu familia, de la gente que te rodea, de gente que espera una cosa de ti y le das otra. Tienes un montón de cosas que son como misiles sobre tu criterio acerca de cómo tienes que hacer las cosas, y cuando eres joven te da todo igual. No tienes ningún tipo de responsabilidades ni de preocupaciones acerca de nada y haces lo que te da la gana.



¿Y en términos de madurez artística?
– Pues es que yo no sé si todo eso ayuda o perjudica. Por un lado ayuda, porque de alguna manera las decisiones las tomas con más madurez, o sea las piensas más, no dices "esto", como cuando tienes 25 años. Pero tampoco es mucho, llevo diez años haciendo cine y sigo siendo bastante anormal en ese sentido. Dudo que la experiencia genere talento, yo creo que la experiencia desarrolla o fortifica una buena idea, pero esta la tienes a los 15 o a los 25. A mí, un director que me parece interesante no es un tipo que ha hecho una película buena, que ahora hay mil, sino uno que ha realizado diez películas buenas o quince o veinte. Imagínate tu que Hitchcock realizó 55 y 49 son buenas.



¿Qué tipo de cine te gustaría hacer y no has podido realizar?
– Pues yo creo que como soy el tipo que hace comedias, me impide hacer una película de terror puro, que me encantaría hacer, pero claro que también está tu carácter. No sé si sería capaz de hacerlo y mantener esa posición durante todo el relato. Quizás si tuviera un guión que me lo exigiera, o alguien me obligara a hacerlo, tal vez sí. Pero no lo sé, me apetece hacer un montón de cosas, y espero y doy gracias a Dios si puedo llevarlas a cabo.



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