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«Quiero que la industria audiovisual se convierta en Chilewood»

La película de acción Secuestro, que se estrenó ayer en 40 cines, es la primera del escritor Gonzalo Lira, que si bien es un novato en el cine nacional, asegura que todavía los cineastas chilenos no superan la categoría de »fomes». Además, se lanza en picada contra el destino de los recursos públicos para la cultura.


Cuando ayer se estrenó Secuestro, el cine chileno pasó a tener entre sus filas a un nuevo director. Gonzalo Lira es casi un aparecido en el mundo audiovisual, pero sin embargo tiene una clara y firme opinión de lo que necesita el séptimo arte nacional para dar el salto hacia la industria: entretención y nada más que entretención.


Jorge Zabaleta es Hernán

Comercial y de factura impecable, Secuestro es un cinta de acción que tiene como protagonista al galán de teleseries predilecto por estos días: Jorge Zabaleta -Dante en Brujas– encarna a Hernán, el más impulsivo y violento integrante de la banda que secuestra a Catalina, una estudiante universitaria, hija del millonario Guillermo (Fernando Kliche), un tipo arrogante que se involucra más de la cuenta en el rescate de su hija.



La cinta fue estrenada con la nada despreciable cifra de 40 copias -mayores de 14- y aunque su director no quiere dar detalles del costo de Secuestro, da una pista: "Ojalá hubiera costado menos de un millón de dólares". Además del trabajo de post producción -de un precio de nueve cifras en pesos chilenos-, la película trae un par de seguimientos automovilísticos y balaceras al estilo Hollywwod que encarecen la película.



Aunque Gonzalo Lira trabajó como guionista de una serie de películas norteamericanas, en el cine chileno es un novato. Pese a ello asegura que el nivel de profesionalismo que ha desarrollado la industria audiovisual -por la publicidad básicamente- le permitió entrar fácilmente al mundo del séptimo arte. A través de la productora Películas Metropolitana que encabeza sólo contó con aportes de privados; de los públicos no quiere ni saber.


Fernando Kliche es un arrogante empresario

Crítico del que muchos consideran bullente estado del cine chileno, Gonzalo Lira viene de las letras. Autor de las novelas Contrapartes y Acrobat, fue con Tomáh Errázurih (1998) que logró cierto renombre la literatura chilena. No obstante, su carrera como escritor está suspendida: lo que quiere Lira es impulsar la industria audiovisual chilena a través de Películas Metropolitana y de hecho tiene el plan de formar nada menos que Chilewood.



Entretener es la consigna



-Con esta película entras a formar parte del cine chileno. ¿Cuál es tu percepción de lo que pasa hoy en nuestro cine?
– Siento que en el cine chileno, muchos de los cineastas tratan de demostrar lo inteligente y clever que son. Y la verdad de las cosas, esa preocupación es una preocupación de niño chico. Un profesional, un adulto, una persona seria, tiene que estar preocupado del objetivo de lo que uno está haciendo. Uno no puede estar haciendo una película para cinco personas, sino que para el público en general. No importa qué tan clever tu uso de cámara, no importan qué tan interesante tu idea, qué se yo, si una película es fome, es fome. Y no hay vuelta que darle. Entonces el gran problema que hay en el cine chileno es que no hay una preocupación por los guiones, con los cuentos, con hacerlos entretenidos.


Gonzalo Lira, el director.

– ¿No te parece que está mejorando?
– La verdad que no. Siento que hay una arrogancia



– ¿Ni siquiera, por ejemplo, en películas como Machuca que tuvo mucho éxito?

– No voy a hablar de ninguna película específicamente, porque no quiero caer en esa trampa. Lo que sí voy a decir es que las películas tienen que ser entretenidas aquí y en la quebra’ del ají. Si muestro Secuestro a un chino en Shangay con subtítulos en chino, esta persona tiene que entretenerse. Si no lo entretiene, entonces yo fracasé como realizador.



– ¿Tu pretensión es que esta película salga al mercado extranjero?
– Por supuesto. Películas Metropolitanas está dedicada a hacer películas en Chile con técnicos chilenos en locaciones chilenas para exportar.



– ¿Y qué pasa con tu carrera literaria?
– La verdad es que yo lo estoy pasando tan bien en esto que no me queda muy claro si voy a volver a hacer novelas. Las novelas son el descueve, pero hacer cine es mejor aún. En una película hay como un collage, es una experiencia completa. Estás mostrando imágenes, sonido, diálogo, acción y a la vez tienes control absoluto sobre tu público porque ellos están sentados en su butaca en una sala oscura y están 100 por ciento concentrados en lo que tú le estás mostrando. Que es una experiencia muy distinta que una novela, que la gente puede la empezar y parar cuando quiera.



‘Me sentiría un patán pidiendo plata al estado’


La debutante Marcela del Valle es la chica secuestrada de la cinta

– Entonces, ¿Gonzalo Lira deja suspendidos sus planes literarios y se vuelca de lleno a sus planes de cineasta?
– Claro, pero no cineasta. Lo que me interesa es ayudar a la industria a surgir. A mí me interesa producir, siendo que la producción es interesantísima. Ayudar a la industria para que se convierta en Chilewood. Hollywood en Chile. Siento que Chilewood es un concepto noble, es algo bueno. Daría empleo a miles de personas y crearía productos de calidad que nosotros como chilenos nos sentiríamos orgullosos de ello. Ha habido otras industrias que han hecho lo mismo: las salmoneras, las viñas. Ahora hay hasta negocios de aceite de oliva. A quién le habría ocurrido ese negocio, pero ahora no sólo es una industria naciente, sino que una industria que pudiente.



– ¿Crees que la ley del Cine y el Consejo Audiovisual pueden ayudar a la industria?

– No me queda particularmente claro. Soy muy crítico de la ayuda estatal a cualquier arte. Sea literatura, música, lo que sea. A mi interesaría que el Gobierno ayudara a las bibliotecas. El año pasado dio menos de 100 millones de pesos a las bibliotecas, eso es una vergüenza nacional. Y a la vez, dan una burrada de plata a gente en distintos ámbitos y uno se pregunta si realmente valió la pena. Perdóname, pero nosotros estamos pagando el Tag famoso -que lo encuentro una mariconada- y le estamos regalando plata a gente de dudosa habilidad para hacer cine. ¿Quién soy yo? Yo no le he ganado a nadie, he escrito un par de novelas, qué se yo. Pero yo no soy nadie. La cosa es que yo no voy al Gobierno y no trato de chupar de la teta fiscal. Yo trato de hacer mi pega lo mejor que puedo pero no me la doy de "aquí te las traigo Peter". Y no ando pidiendo plata del estado que debería destinarse a cosas más valiosas. Me sentiría como un charlatán, un patán, un desgraciado pidiendo plata que se puede ocupar en cosas mucho más valiosas.



– Deduzco que eres muy crítico políticamente de este Gobierno
– Soy crítico de cualquier Gobierno que no apoya el renacer cultural de la gente que lo necesita más. Y la gente que lo necesita más no es la gente que está Bellavista, haciéndose pasar por cool en fiestas cool en no sé qué pub. Esa gente no necesita el apoyo fiscal. Lo necesita gente en los barrios marginales de Maipú, en los barrios marginales de Barnechea. Está ese nuevo puente La Dehesa, uno cruzándolo ve una población callampa: esa gente necesita la cultura. No la gente que está yendo a los cócteles, en palacios de Gobierno y fanfarroneándose de que se sacaron no sé cuantos millones para "la cultura". Eso lo detesto, lo desprecio. Y yo como hombre y miembro de esta sociedad, lo encuentro deplorable.

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