«Brasil y Argentina necesitan ser más flexibles en su relación con Uruguay, Paraguay, Bolivia y Ecuador. Si exiges de Bolivia, Uruguay o Paraguay las mismas condiciones que exiges de Alemania, Argentina o Estados Unidos, en el fondo estás haciendo inviable la posibilidad de que esos países den un salto de calidad», dice.
El presidente de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, cree que Brasil «tiene un precio que pagar» a los países vecinos, por ser la mayor economía de Sudamérica, en una entrevista publicada este domingo por la revista Época.
Ese precio, según Lula, es «ser más generoso en los acuerdos comerciales y en la cuestión aduanera», obligación que también hizo extensiva a Argentina.
«Brasil y Argentina necesitan ser más flexibles en su relación con Uruguay, Paraguay, Bolivia y Ecuador. Si exiges de Bolivia, Uruguay o Paraguay las mismas condiciones que exiges de Alemania, Argentina o Estados Unidos, en el fondo estás haciendo inviable la posibilidad de que esos países den un salto de calidad», dice.
El mandatario brasileño apunta que Brasil «tiene que ayudar a industrializar» a vecinos, como Venezuela, Bolivia y Colombia, siguiendo el ideal de la Unión Europea aunque con un «modelo» brasileño basado en la «inversión» por parte de empresas públicas y privadas en estos países.
«El domingo vamos a Bolivia para anunciar inversiones de Petrobras, como financiar carreteras, proponer un acuerdo sobre la tercera hidroeléctrica del río Madeira y la construcción del polo gas-químico», explica Lula a modo de ejemplo.
«En Venezuela hay varias empresas brasileñas invirtiendo, hay un polo petroquímico de Odebrecht, queremos hacer juntos una refinería y un gasoducto. Y en el caso de Colombia, ya tenemos allá a Votorantim, Gerdau y quiere ir ahora Vale», añade.
No obstante, el líder brasileño rechaza cualquier intento de demostrar «cualquier intención de hegemonía» con los países vecinos, «porque eso es una ruptura segura».
En clave política, Lula insiste en que no ve amenazas a la democracia en América Latina, aunque aseguró que en todos los países son «aún democracias en construcción», por el reciente pasado de regímenes autoritarios.
«No hay señales de que pueda haber un retroceso», dice, aunque considera que «se deben consolidar las instituciones democráticas».
«Son instituciones fuertes las que garantizan que la democracia persista por siglos. Para alcanzar nuestros objetivos, necesitamos primero creer píamente en la democracia y, en un segundo momento, tenemos que pensar en la estabilidad económica», añade.
EFE
