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“Espejito, espejito”… la guerra de egos entre los ministros de Hacienda y Economía

Felipe Saleh
Por : Felipe Saleh Periodista El Mostrador
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Como nunca, el ministro de Hacienda ya no es la única voz autorizada del gabinete para hablar de temas financieros. Juan Andrés Fontaine apuesta por un diseño comunicacional que le de el protagonismo en la reconstrucción y Felipe Larraín un académico acostumbrado a los laureles no se resigna a perder el tradicional peso de su figura como jefe de la billetera fiscal.


Ayer en el Congreso, el ministro de Hacienda, Felipe Larraín, se anotó el primer éxito político al conseguir que se aprobara por unanimidad el “bono marzo” de $40 mil a las familias de más bajos ingresos. Paralelamente Juan Andrés Fontaine, su compañero de gabinete en el ministerio de Economía, completaba sus primeras horas en la Octava Región: Isla Rocuant en Talcahuano, Dichato y Coliumo entre otros sectores arrasados de la catástrofe. “No para ver la magnitud de los daños, eso ya todos lo saben, sino para enterarse cuales son las necesidades reales de esa gente”, dicen en el equipo de prensa de Fontaine, que entre otras reparticiones tiene a cargo la Subsecretaría de Pesca.

Grandes empresas v/s Pymes

Precisamente el lunes, después de salir entre aplausos de una reunión con la Cámara  Nacional de Comercio, Fontaine citó a la prensa para decir que el gobierno apoyaría la reconstrucción de caletas y la puesta en marcha de las Pymes. Los periodistas presentes quisieron escuchar alguna medida concreta pero no hubo respuesta. De cualquier forma el diseño comunicacional para la cartera empezaba a tomar forma. Era la segunda vez que el ministro de Economía hablaba en poco más de 24 horas. El domingo apareció una entrevista en La Tercera, en la que  aparte de hablar sobre reconstrucción y fomento al emprendimiento (las materias propias de su cartera) contestó preguntas sobre metas de crecimiento y política macroeconómica, temas que tradicionalmente son patrimonio de la cartera de Hacienda.

Pero las cosas van a cambiar. Si en el último discurso por cadena nacional  de Michelle Bachelet junto a sus ministros a Hugo Lavados sólo se le vio la mitad de la cara (desde sus anteojos hacia arriba), ahora Economía será un ministerio con un rol protagónico y sobre todo visible. “No me gustan las comparaciones, pero tengo el encargo del Presidente de que este ministerio sea el motor de la reconstrucción”, dijo Fontaine a El Mostrador, este  lunes.

[cita]Un reputado economista de la plaza se atreve a elegir entre uno de los dos: “Mi apuesta es por Juan Andrés Fontaine, más ñeque, más espina dorsal, mas convicción y, lo más importante, mejor economista”, dice. [/cita]

Economía recargado

Juan Andrés Fontaine Talavera, el segundo de los siete hijos de Arturo Fontaine Aldunate, el ex director de El Mercurio, ha sido en los últimos años el eterno candidato: primero a Ministro de Hacienda de Joaquín Lavín, hasta que éste perdió la elección frente a Ricardo Lagos y luego a Consejero del Banco Central, nominación en la que fue derrotado a manos de Rodrigo Vergara, cercano a Sebastián Piñera.

Ahora es su turno de adquirir notoriedad. Como jefa de prensa en un equipo que aún no termina de armarse, está Lorena Rubio, experimentada periodista del área empresarial, quién se ubica junto a él cada vez que habla con los reporteros del sector. Especialmente después de que hubo que zanjar la primera diferencia que tuvo con Felipe Larraín, cuando ambos ministros se contradijeron respecto de reponer el impuesto de los combustibles en febrero. Economía dijo que el impuesto volvería al porcentaje que tenía antes de la crisis y Hacienda que la medida se estaba estudiando. Dos días después debieron unificar criterios.  A la salida de  la Cámara de Comercio Fontaine fue tajante: “No voy a referirme a materias tributarias”.

En su gabinete tienen claro el nuevo escenario: “Siempre tuvo más prensa el ministerio de Hacienda, pero lamentablemente debido a los acontecimientos nos va a tocar aparecer más porque áreas como la Subsecretaría de Pesca, Sercotec, Corfo, o las Pymes dependen del Ministerio de Economía”, dicen.

El nuevo Velasco

El gran damnificado en este nuevo orden es Felipe Larraín, el ministro de Hacienda, que como pocas veces en los últimos gobiernos no será la última palabra en materia de política económica. Aparte de Fontaine, el primero en hacerle sombra es Piñera, y luego el ministro de la Secretaría General de la Presidencia Cristian Larroulet, históricamente cercano a Fontaine.

Por eso, Felipe Larraín dio un golpe de efecto al día siguiente de que Fontaine se juntara con la Cámara Nacional de Comercio, reuniendo en su despacho a la mayor parte del PIB nacional; Andrónico, Guillermo y Jean Paul Luksic, dueños del Banco de Chile, el Holding Quiñenco y Antofagasta Minerals; Wolf Von Appen de la naviera Ultramar, Eliodoro Matte de la CMPC, Salvador Said y José Tomás Guzmán, de Antarchile la matriz de la familia Angelini, a quien Larraín conoce bien, porque debió desprenderse de su participación en el directorio del conglomerado antes de asumir como ministro.

Aunque en plena crisis económica el  año pasado se enfrascó en una pequeña pero ácida  polémica con Andrés Velasco sobre si el país estaba o no en “recesión”, diciendo que las cifras macro económicas eran “para llorar”, Felipe Larraín considera a Velasco entre sus amigos. De hecho tienen publicaciones juntos como el paper “Regímenes Cambiarios en Economías Emergentes”. Larraín fue el primer chileno en convertirse en profesor de la cátedra Robert Kennedy en Harvard hasta 1999 cuando volvió a Chile.

Ha escrito más de 120 artículos para publicaciones especializadas y entre sus 10 libros está Macroeconomía en la Economía Global (1993)  junto al famoso economista Jeffrey Sachs. El libro es un clásico entre los estudiantes de Economía, que si han tenido clases con él en la Universidad Católica  saben que las hace con un micrófono en la mano y que entre sus frases célebres está esa de que “sólo Humphrey Bogart quema dinero”.

Larraín, como Velasco, es ante todo un académico top: disfruta exponiendo modelos macroeconómicos complejos, se mantiene esbelto, (siempre llega con una Coca Light a clase). Antes de ingresar de lleno a la política fue economista jefe del Banco Mundial y asesor de varios gobiernos en Latinoamérica y el Caribe. Por eso, su experiencia política es reducida. “Políticamente, es peor que Velasco al principio. Blando, no tiene roce. El proyecto del bono marzo era facilito, pero cuando venga uno difícil no va a lograr pasarlo”, dice un diputado de la Comisión de Hacienda.

“Más ñeque”

Hasta ahora, a Larraín le ha tocado ser “el malo de la película”, pues  a principios de esta semana no descartó posibles alzas tributarias, hasta que la vocera del gobierno salió el miércoles a unificar criterios, descartando que se proyectara subir los gravámenes a las personas.

En este sentido, Juan Andrés Fontaine saca ventaja, tiene más “calle” y experiencia política. Trabaja para la derecha desde la campaña de Hernán Büchi. Fue consejero del Banco Central en los ’80, está fuertemente vinculado a la UDI, pero tiene un pie en el Centro de Estudios Públicos, que preside su hermano Arturo, y otro en Libertad y Desarrollo. Un reputado economista de la plaza se atreve a elegir entre uno de los dos: “Mi apuesta es por Juan Andrés Fontaine, más ñeque, más espina dorsal, mas convicción y, lo más importante, mejor economista”, dice.

Sin embargo Felipe Larraín tiene de su parte la lealtad a toda prueba de Piñera. De los dos, es el único que ha jugado tenis con el Presidente, y le ha ganado.

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