Mientras el actual timonel de RN se negó a postergar las elecciones internas, obligando a sus adversarios a competir, comienza a abrirse una caja de Pandora al interior del partido. Se quiera o no este proceso podría salpicar al Presidente, pese a que antes de asumir renunció a la militancia. Por lo pronto, el diputado retador pone en tela de juicio la lealtad mostrada desde hace una quincena por Larraín, quien ha mantenido una disputa de años con Piñera.
Para el 12 de junio el timonel de RN dejó a firme la realización de las elecciones internas. A pesar de que un sector del partido realizó gestiones para que se postergaran, Carlos Larraín se cerró a ello. Unos dicen que porque “está convencido de que ganará, sobre todo si no le da tiempo a sus adversarios de armarse y de hacer una buena campaña”.
Por su parte, el aspirante a sucederlo, diputado Cristián Monckeberg, no se deja amedrantar por la supuesta superioridad del actual timonel de RN. En esta entrevista responsabiliza abiertamente a la actual directiva de haber provocado la reducción de la bancada de diputados al no enfrentar las parlamentarias con una estrategia clara. Críticas que hasta ahora sólo se planteaban soterradamente.
No conforme con ello, pone en duda la defensa que Larraín ha hecho del Presidente Piñera. Ello, recordando que ambos dirigentes tienen una “historia” de desencuentros, por lo que le merece sospecha que justo en medio de un proceso de elecciones internas, el actual timonel se haya vuelto en defensor del Mandatario.
-¿De qué manera piensa sacar adelante una candidatura que parece tener todo en contra? Porque incluso gente que lo apoya tiene la convicción de que es testimonial.
-Si uno no está convencido de que puede ganar, no se mete a competir. A los que creen que esto es testimonial, les diría que se queden en la casa, que no trabajen. Yo prefiero gente comprometida, con ganas de sacarse la mugre y con ganas de cambiarle la cara al partido.
-¿Cuál debería ser la motivación de los militantes de RN para votar por usted, más allá de la diferencia generacional con Carlos Larraín?
-Hay muchas razones. La principal es que necesitamos un partido que mire hacia el futuro, moderno, que planifique. Que tenga algún grado de estrategia para los próximos cuatro años. Hoy día vemos importantes esfuerzos de cambio en los demás partidos y yo me pregunto si Renovación Nacional va a quedar ajeno a ese proceso. Yo creo que no sería bueno y no sería prudente. No es un problema de cambio cosmético o de rostro, sino de cómo se tienen que empezar a hacer las cosas para adelante.
-¿En materia interna, entonces, qué propone?
-Tiene que haber mejor conexión con la militancia. No es un problema de visitar y saludar a cuatro o cinco dirigentes por muy importantes que estos sean. La conexión pasa por usar las tecnologías o por trasladar alguna vez la sesión de directiva o de la Comisión Política a regiones. Y, lo más relevante, la formación de jóvenes. Si no nos preocupamos profesionalmente de formarlos -que el Instituto Libertad los tome y los instale en el gobierno, para que crezcan con él y luego puedan seguir como eventuales candidatos a distintos cargos de elección popular-, vamos al despeñadero y las consecuencias las estamos pagando ahora. La ausencia de buenos candidatos, la falta de buenos nombres, da cuenta de que tenemos 18 diputados y no 27 o 28 como deberíamos tener, habiendo tenido candidato presidencial.
Tolerancia y justicia social
-Cuando usted habla de un partido que tiene que mirar al futuro ¿a qué apunta específicamente?
-Primero, a su relación con el gobierno. Debe ser de lealtad y no declaraciones esporádicas o veranitos de San Juan en torno a la figura del Presidente de la República…lo defiendo un día, lo ataco al otro. Hay que definir que Renovación Nacional es un partido de gobierno y es el partido del Presidente de la República. Por lo tanto, nosotros tenemos que ser leales sin ser obsecuentes. Vale decir, las cosas las discutimos, pero en privado. Me llama mucho la atención que en una entrevista, el presidente del partido dijera que iba a plantear las diferencias en privado, pero que si no le hacían caso las iba a hacer públicas. Eso no puede ser. La lealtad tiene que ser a toda prueba y discutir y pelear y tirarnos las mechas en privado. Y luego hay que tener un partido que también hable de otros temas, creo que hay que pensar en una centroderecha más de futuro.
-¿Qué significa eso en lo concreto?
-Nosotros hemos pasado por varias etapas. Logramos superar la de llegar a ser gobierno, que fue un esfuerzo de muchos. Pero hoy tenemos que pensar en un partido que a futuro practique esencialmente la tolerancia, que sea capaz de conversar, discutir, debatir y de llegar a acuerdos y de respetar al que piensa distinto. Y también que sea capaz de poner nuevos temas sobre la mesa.
-¿Cómo por ejemplo?
-El tema medioambiental. Por qué la centroizquierda o la izquierda siempre tiene que estar a cargo de lo verde y nosotros no. Que son temas tan relevantes con los que la ciudadanía está cien por ciento en sintonía. Tampoco hemos sido capaces de asumir temas de justicia social, ésta siempre ha formado parte de nuestros postulados, pero por qué no los levantamos. Porque, lamentablemente, nos han caricaturizado como si fuéramos los anti ciudadanía, anti justicia social, anti derechos humanos…etc., etc. Y eso no es cierto. A lo mejor hubo un periodo de la historia de la derecha en que hubo gente que no practicó eso o no escuchó a quienes gritaban y clamaban, pero hoy día sí. Entonces, somos una generación desprejuiciada y con la película clara hacia delante.
-¿Eso lo puede hacer mejor usted que Carlos Larraín?
-No sé si lo pueda hacer mejor yo o Carlos Larraín porque no se ha hecho. Y si no se ha hecho, llega un minuto en que hay que hacerlo y no hay nada mejor que sea una nueva generación, que no ha estado en la primera línea, la que hoy día tome ese rol.
Larraín y Piñera, una historia
-Usted ha dicho que el apoyo al gobierno y al Presidente debe ser permanente y leal ¿Le parece que el respaldo que le ha dado Larraín a Sebastián Piñera estas últimas semanas tiene que ver con el proceso de elección interna?
-Por ahí dicen que una imagen vale más que mil palabras. Cuando empiezan a verse signos de elecciones, uno toma actitudes que no tomaría en otros casos. Aquí ha habido una historia de desencuentros permanentes y nadie los niega, al revés, están escritos y es cosa de buscar en Google. Y, por lo tanto, tres semanas de buenas relaciones me parecen sospechosas.
-En ese contexto ¿cómo interpreta el supuesto gesto que le hizo Piñera a Larraín al invitarlo a su oficina la semana pasada?
-El peor error que puede cometer un presidente de partido es involucrar al Presidente de la República en una elección interna. Si el Presidente de la República me llama a una reunión, conversa conmigo o me plantea algo, creo que es de una imprudencia total filtrar y dar a conocer esa información, pensando que eso es un apoyo explícito a una opción partidista interna. Yo podría contar diez reuniones con el ministro del Interior, diez conversaciones con el Presidente de la República que dicen relación con variados temas, pero no voy a pensar que esas conversaciones son signos de apoyo hacia la opción nuestra en la interna del partido. Y si lo hiciera así, estaría actuando mal.
-¿Cree que esta interna puede llegar a tensionarse tanto que termine salpicando a Piñera?
-Por eso dijimos que había que postergarla. Fui de los primeros en señalar que estaba disponible para una postergación y que Carlos Larraín siguiera presidiendo el partido por un periodo razonable hasta que se instalara el gobierno. Y se hizo oídos sordos. Se dijo que queríamos ganar tiempo…la obstinación hace que hoy día tengamos una competencia, que puede ser buena, pero que se puede desbordar.
-Como sea en una disputa interna hay que mostrar las diferencias y cuando se es gobierno eso es más peligroso que cuando se es oposición. ¿Cómo van a enfrentar eso?
-Nosotros vamos a enfrentar la elección con la verdad. A ver, decirle a los militantes que la elección parlamentaria fue un éxito, es estar viviendo en otro planeta absolutamente. La elección parlamentaria del partido fue un desastre. Porque de tener veintitantos parlamentarios, pasamos a 18. Y en materia de senadores, si no es por el despegue de dos candidatos tremendos, bajamos el número también. El partido no planificó estratégicamente la elección parlamentaria y eso llevó como consecuencia que perdiéramos diputados.