El cineasta señaló que fue la enfermedad -le diagnosticaron un cáncer el pasado año que le obligó a someterse a un trasplante de hígado- lo que le ha llevado a pensar en la vuelta.
El realizador chileno Raúl Ruiz afirmó este domingo que los problemas de salud que ha tenido en el último año le han hecho desear volver a Chile, lo que hará en noviembre, aunque sigue mostrándose reticente porque «algo queda» de la dictadura.
En una rueda de prensa en el marco del Festival internacional de cine de San Sebastián, donde presentó su último trabajo, «Misterios de Lisboa», Ruiz señaló que fue la enfermedad -le diagnosticaron un cáncer el pasado año que le obligó a someterse a un trasplante de hígado- lo que le ha llevado a pensar en la vuelta.
«Estuve muerto y ahí me partió la idea de ir a Chile», indicó el realizador (Puerto Montt, 1941), que lleva más de 30 años viviendo en Francia y que ha desarrollado su carrera entre ese país y Portugal.
Al ser preguntado por una fecha concreta, señaló: «Cuando mi tiempo y Dios y los doctores me lo permitan. Es decir, noviembre».
Pero a pesar de que ya tiene unos planes concretos, el realizador se mostró muy escéptico con lo que se va a encontrar en su país de origen, del que salió poco después del golpe de estado de 1973 de Augusto de Pinochet.
Recordó un dicho popular que señala que, cuando uno se porta mal, en lugar de irse al infierno se va a Chile.
Y lamentó que, pese a que la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990) acabó hace tiempo, «algo queda» en el país de aquella época.
«Se contagiaron», afirmo un sarcástico Ruiz, que agregó que «la dictadura, más que un gobierno autoritario, es una infección».
Al respecto, recordó que ahora los gobiernos siempre se autocalifican de liberales y que la dictadura era liberal en lo económico.
Además, «ahora lo llaman liberal a todo». Aunque, reflexionó, «también le llaman socialista a todo».
Muy combativo a pesar de sus 69 años y a pesar de la enfermedad, Ruiz se mostró con muchas ganas de seguir trabajando, como demuestran los proyectos que tiene en mente.
Desde un «Hamlet» en teatro a una versión de «El niño que enloqueció de amor» o un filme sobre el gobernador que murió en 1600 en el levantamiento de los mapuches. Y «otra media docena más», afirmó el responsable de uno de los grandes clásicos del cine chileno, «Tres tristes tigres» (1968).
