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“La Concertación olvidó lo que eran los contenidos, las ideas y los proyectos de país”

Claudia Rivas Arenas
Por : Claudia Rivas Arenas Periodista de El Mostrador @crivasa
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Autoritarismo y monopolio del debate a manos de un grupo de la coalición de oposición es parte del crudo diagnóstico de Hermosilla y el movimiento que constituyó la plataforma programática presidencial de Eduardo Frei. Buscando asumir un rol protagónico en el debate sobre el futuro del bloque opositor, el abogado dice que aspiran a retomar principios de centroizquierda dejados de lado por una cúpula con “ribetes patéticos”, que está alienada de la ciudadanía y ya no sabe para qué es el poder.


Aunque sus máximos dirigentes por fin aceptaron poner ojo en la crisis cada vez más profunda que atraviesa el pacto opositor, en Océanos Azules estiman que eso no es suficiente, porque tienen la convicción de que se le sigue haciendo el quite a enfrentar el tema de fondo, quedándose en la forma. En este sentido, Juan Pablo Hermosilla –uno de los fundadores y vocero del movimiento- cree que antes de evaluar la forma de hacer oposición, hay que preocuparse de cómo se está haciendo política.

Para Hermosilla y Océanos Azules, el actual esquema de gobierno al interior de la Concertación y la toma de decisiones al interior es “oligárquico”. “Esa forma de hacer política es la que nosotros creemos que ha significado que se haya perdido la elección presidencial de hace un año. Porque estimamos que más que ganarla el candidato de derecha, lo que pasó es que la perdimos nosotros por este estilo de hacer las cosas, y por la pérdida de sentido de la política”.

En esta entrevista Hermosilla explica las razones que dieron origen al documento crítico lanzado hace una semana y que ya se debate en el mundo político concertacionista.

-En algunos sectores de la Concertación se le reprocha a Océanos Azules que este documento salga tan tardíamente y de ustedes, que fueron la plataforma programática de la candidatura de Eduardo Frei, y que más encima le haga una crítica tan dura.

-Es posible que nos equivoquemos en los tiempos, puede ser, pero en el mismo documento damos cuenta de hartos errores que hemos cometido nosotros. Pero lo que queremos, en este momento, es marcar los puntos que esta gente no está marcando.

-¿Y cuáles serían?

-Hay una suerte de diagnóstico que nosotros, colectivamente, fuimos realizando antes y durante la campaña y que se ha confirmado durante este año. Tiene que ver con ciertas perversiones de la política en general, pero en particular en el sector que a nosotros nos interesa que es el de centroizquierda. Lo que tiene que ver con algunos aspectos éticos, pero también con el abandono de ciertos valores, principios e ideas. Es una manifestación brutal, en términos de la Concertación, de una especie de aparato de poder que, a estas alturas, ya se le olvidó para qué era el poder. Así que sencillamente lo que busca es tratar de recuperarlo. Nos parece que también se ha reafirmado el alejamiento, de ciertas cúpulas de la Concertación y partidistas, de la realidad de la ciudadanía. De repente uno tiene la impresión de que ha alcanzado ribetes patéticos.

-Pero eso se viene observando desde la campaña presidencial.

-Por supuesto. (Pero) nosotros consideramos que esto se iba a poder comprender, analizar y modificar desde dentro de la Concertación. Nuestra vivencia, durante la campaña, fue que era imposible. Cada vez que se planteaban los temas éramos atacados violentamente, censurados, apartados y marginados por los grupos que estaban manejando, en ese momento, los partidos de la Concertación. Y la razón por la que decidimos hablar ahora es porque, de alguna manera, este año fue una especie de recreo. Con el terremoto, la instalación del nuevo gobierno, había espacio para desordenarse o para la inacción probablemente; pero el próximo año es distinto: hay elecciones. El próximo año, en la práctica, se inician las campañas que van a culminar en poco tiempo después con las campañas presidenciales…Y se requiere volver a las ideas, los principios, los valores, volver a una forma de hacer política cercana a la gente y no cupular, y no desde el punto de vista autárquico.

[cita]En la campaña presidencial cada vez que se planteaban los temas éramos atacados violentamente, censurados, apartados y marginados por los grupos que estaban manejando, en ese momento, los partidos de la Concertación. Y la razón por la que decidimos hablar ahora es porque, de alguna manera, este año fue una especie de recreo.[/cita]

-¿Si fue un año de recreo, qué hay ahora? ¿Cómo está haciendo la Concertación su pega?

-Hay un problema previo a decir cómo estamos haciendo oposición. El problema es cómo estamos haciendo política. La política, al final, no es más que una forma de relación social y si pierde contacto con su base, pierde su sentido. Y lo que nosotros notamos es que este esquema de gobierno, esta toma de decisiones -que nosotros hemos denominado oligárquica-, grupos de personas que sienten llamados por sí y ante sí, que sienten que son capaces de interpretar lo que necesita el país sin consultar a nadie, o que toman decisiones sin responder ante nadie; esa forma de hacer política es la que nosotros creemos que ha significado que se haya perdido la elección presidencial de hace un año. Porque estimamos que más que ganarla el candidato de derecha, lo que pasó es que la perdimos nosotros por este estilo de hacer las cosas, y por la pérdida de sentido de la política.

La Concertación se olvidó completamente lo que eran los contenidos, las ideas y los proyectos de país. Incluso peor, hay un grupo importante, dentro de lo que denominamos el partido transversal en la Concertación, que sencillamente adoptó un modelo de desarrollo que es propio de la derecha, por eso que se dio –algo que nosotros vaticinamos- que como un grupo importante de la Concertación se había girado tanto a la derecha, hacia el neoliberalismo, que en la práctica no se iba a notar una gran diferencia de gestión, desde el punto de vista de fondo, con un gobierno de Piñera.

“Crisis sin retorno”

-¿Es esa alma la que se manifiesta con la aprobación de proyectos emblemáticos para el gobierno de Sebastián Piñera tales como la reforma a la educación y otros?

-Es una manifestación más de esto que estamos señalando nosotros. Este sistema de tomar decisiones dentro de hoteles, a puerta cerrada, sin responder ante nadie, sin que uno sepa cuáles fueron los criterios que se negociaron, en temas tan importantes como los educacionales, creo que son solamente un reflejo de la crisis sin retorno en que se encuentra un sector de la Concertación. Pero esas son las malas noticias…

-¿Y cuáles serían las buenas?

-Que durante la campaña y durante este año hemos notado que las bases, los ciudadanos, que históricamente han votado por la centroizquierda, por la Concertación, son gente que está ansiosa de participar en política, que tiene ideas y ganas. El problema no es la base, no se trata de que haya un grupo importante del país, de los sectores que votaron históricamente Concertación, que se desapegó de las ideas de centroizquierda y se fue hacia la derecha. ¡Eso no es así! Al revés, lo que ha pasado es que se ha producido un desapego de la cúpula con la sensibilidad, con el ideario y con la voluntad de los sectores que dicen representar. Creo que es muy evidente.

[cita]Este sistema de tomar decisiones dentro de hoteles, a puerta cerrada, sin responder ante nadie, sin que uno sepa cuáles fueron los criterios que se negociaron, en temas tan importantes como los educacionales, son un reflejo de la crisis sin retorno en que se encuentra un sector de la Concertación.[/cita]

-¿A eso se debería que en las últimas encuestas el respaldo de la opinión pública a la Concertación haya bajado en la forma que lo ha hecho?

-Claro, porque hoy día es evidente, cuando uno ve el nivel de discusión, los temas que se están instalando por parte de las dirigencias de los partidos, y de algunos otros representantes oficiosos de este partido transversal que ha ayudado a gobernar con la Concertación, nos parece que ha hecho muy palmario, muy evidente durante este año su estilo de trabajo. Esta falta de cercanía con los problemas reales, la falta de empatía con las personas común y corriente, la falta de propuestas, de proyectos alternativos. La democracia tiene que fundarse sobre la base de, por un lado, el derecho legítimo de la derecha de plantear sus proyectos neoliberales, pero funciona sobre la base de que existe un proyecto alternativo o que a la gente no se le engañe, como lo han hecho algunos personajes de la Concertación, diciéndole ‘mire aquí hay una sola forma de manejar las finanzas del país, hay una sola forma de manejar la educación’, y que curiosamente coincide con la de la derecha.

Disfrazados de centro izquierda

-¿Quiénes son esos “personajes de la Concertación” que le han mentido a la gente, darles nombre?

-Son distintas personas. Con muchas de ellas nos topamos en la campaña. Con muchas hablamos durante la campaña, pero no quiero transformar esto en ataques personales porque es una crítica política. Se trata de personas que pertenecen a algunos centros de estudio, venidas de empresas privadas que se dedican a las comunicaciones o que asesoran a autoridades económicas, que permanentemente han estado tratando de implementar este modelo de ejercicio de la política con esta separación entre los grupos técnicos y los parlamentarios, en la que básicamente se pretende hacer política a puertas cerradas y forzar la implementación de un modelo único de desarrollo del país, que en este caso es el modelo neoliberal, atribuyéndose –sin que nadie haya votado por ellos, sin que hayan existido siquiera debates- que sus ideas son las únicas viables.

Nosotros tuvimos numerosas veces la experiencia, durante la campaña, con muchas personas que representan este grupo que hemos señalado, en las que nos trataban de impedir discutir las ideas relativas a los impuestos, educación, temas de seguridad, en fin, sobre temas de control monopólico en el Estado. Todos los temas que eran sensibles y, curiosamente, ellos aparecían reforzando y defendiendo las ideas de derecha. Pero esto disfrazado de que estábamos dentro de un conglomerado que decía ser de centro izquierda. De esa manera, la forma de hacer política está colapsada.

-¿Si esta forma de hacer política está “colapsada” por qué la cambiaría?

-Ese es uno de los sentidos vitales del documento. Reconstruir a la centroizquierda, más allá de los nombres, esto no es un problema de nombres, es de fondo. El tema de fondo es reconstruir desde la política ciudadana. La ciudadanía está muy activa y ávida de hacer política, en contra de lo que se pueda pensar. Y algo muy importante, desde los jóvenes y desde los valores éticos. Aquí hay una ética de centroizquierda que uno tiene que rescatar, que impone ciertas visiones y formas de actuar. Nosotros estamos proponiendo reconstruir  la centro izquierda desde los movimientos ciudadanos, desde los problemas reales de la gente y desde las ideas. Con una forma de trabajo que sea democrática, ¡así de simple!.

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